Es de conocimiento general cómo la élite política actual tomó el
control del Estado hondureño hace diez años en 2009, a través de un
golpe de Estado ejecutado por el Comando Sur, apoyado por el cardenal
católico, los pastores evangélicos, los medios sanguijuelas, y ese
zanate de la Escuela Americana como le llamaba el doctor Andonnie
Fernández al “elector oculto”.
Aprovechando que la mayoría del pueblo hondureño estaba en las calles
exigiendo la restitución del hilo constitucional roto por la fuerza
chafarótica, esa pequeña élite mafiosa hizo un simulacro de elecciones
en solitario y en 2010 se creyeron electos presidente, diputados,
alcaldes y ministros.