Por
Sebastián Ernesto González
Durante
el año 2011, la crisis económica se ha acrecentado
ostensiblemente en el país, los servicios públicos se han
disparado y los salarios se han congelado o casi estancado, la
canasta básica debe de andar por arriba de 8,000 lempiras
mensuales, mientras las fuentes de empleo se han escaseado y por
el contrario, muchos han sido cesanteados tanto en el sector
público como privado, lo peor de todo; no hay esperanza de que
el panorama económico mejore.
Mientras
el pueblo sufre el embate de la crisis capitalista y las
consecuencias del golpe de Estado, los diferentes sectores
burgueses del país en alianza con la clase política se reparten
el pastel y han iniciado una embestida por el control de la
energía eléctrica. Todos estos oscuros personajes son los mismos
que se aliaron en un solo nudo cuando el gobierno de Manuel
Zelaya Rosales pretendió consultarle al pueblo si estaba de
acuerdo o no con una Asamblea Nacional Constituyente, obviamente
este fue solo el detonante, y el verdadero motivo de la
Constituyente que pretendía Zelaya ya solo es historia.
La
empresa privada lamentaba el acuerdo económico entre el gobierno
y el magisterio, se opusieron al incremento del salario mínimo
del año 2009 y en muchos casos no lo pagaron, también se
opusieron a cualquier medida que beneficiara levemente la vida
de la población. Ahora, todos estos mismos sectores han iniciado
una disputa por quedarse con la parte del pastel más grande,
sin embargo, no hacen nada a favor de los trabajadores,
campesinos, desempleados, niñez, etc.