martes, 29 de noviembre de 2011

“No hay nada más barato que invertir en los pobres”, Lula

Por  Alejandro Casco Sierra



El ex Presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva, es un ejemplo a imitar en América Latina porque logró sacar de la pobreza a 28 millones de pobres en ese país suramericano.
En su experiencia como mandatario comprometido en resolver los problemas fundamentales de esa nación, como el desempleo, la salud y educación, logró huellas tangibles en su corto período.
  Cómo es posible que una nación, principalmente cuando en los gobiernos militares  prevalecía el subdesarrollo, sin embargo, en 5 años Brasil se convirtió en la décima economía del mundo.
 Qué pudo lograr ese cambio abismal, cuando en el caso de Honduras cada gobierno que pasa es una gran pesadilla para los cerca de 8 millones de habitantes.
  En la reflexión de Lula expresa que en su primer día de gobierno hizo que el Presidente del Banco Central y el Ministro de Hacienda le acompañaran para visitar los lugares más pobres de Brasil.
  Tal estrategia iba encaminada a que ambos funcionarios, responsables de las finanzas del Estado, se comprometieran a realizar multimillonarias inversiones a favor de los más pobres.
  Lula, cuenta sin ninguna vergüenza, probó pan hasta los 7 años, pues él proviene de esas zonas paupérrimas, además, el café que consumía era de harina de Yuca.
  Entre los resultados que indican el grado de beneficio a favor de las grandes mayorías de Brasil fue aumentar en un 62 por ciento el salario en 5 años.
Mientras los economistas capitalistas le auguraban incremento de inflación por el aumento del salario mínimo, tal vaticinio no ocurrió porque los precios de consumo básico permanecieron estables.
 En el caso de Honduras, donde impera una oligarquía tan atrasada y reaccionaria, poco le importa que los pobres mejoren sus condiciones de vida, únicamente le interesa  sus pocas familias.
 Esta oligarquía, que no alcanza la categoría de burguesía, si fuera inteligente le sacara provecho a los pobres, porque mejorando sus condiciones de vida, serían sus clientes en comprar sus mercancías.
  De ahí el por qué Lula afirma que “no hay nada más barato que invertir en los pobres”, la respuesta es sencilla, si los más necesitados viven mejor tienen mayor capacidad de compra.
 “Cuando empecé mi gobierno—dijo Lula – el 10 por ciento de la población cogía la mitad del dinero del país y le dejaban a los pobres apenas el 10 por ciento”-
 Entre sus indicadores positivos en su mandato, el ex líder sindical, redujo la desnutrición en un 73 por ciento y la mortalidad infantil en un 45 por ciento, construyó 214 nuevas escuelas y abrió 14 universidades federales.
  En mensaje a los oligarcas Lula, en cuanto a la mejoría social de las grandes mayorías, les dice “los ricos también se benefician cuando los pobres dejan de serlo”.
 También, como parte del buen trabajo que hizo en su administración, pagó al Fondo Monetario Internacional 16 mil millones de dólares y, a ese mismo organismo, le concedió en préstamo 14 mil millones de dólares a ese organismo para ayudar a los países ricos, en crisis a nivel mundial.
Ojalá en Honduras las cosas cambiaran con el ejemplo citado, pues el presupuesto de 140 mil millones de lempiras anuales el 33 por ciento se pierde en corrupción y el 12 por ciento en la ineficiencia gubernamental, a esto le agregamos el 30 por ciento para la burocracia parasitaria, qué nos queda en obras sociales del pueblo.

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