Yaron
Yugman, representante del Ministerio de Defensa de Israel en México, se
reúne con el titular de Seguridad Pública, Jorge Luis Llaven Abarca
LINDA QUIQUIVIX / JIMMY JOHNSON / GLOBAL RESEARCH - A
inicios de mayo, Jorge Luis Llaven Abarca, recién nombrado secretario
de Seguridad pública en el estado mexicano de Chiapas, anunció que
existen pláticas entre su oficina y la del Ministerio de Defensa
israelí. Ambos países han hablado sobre coordinación de seguridad a
escala policial y de prisiones y sobre el uso efectivo de la tecnología
(“Militares israelíes darán clases a policías de Chiapas”, Excelsior, 5
de mayo de 2013).
Chiapas es hogar de los Zapatistas (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), un movimiento de liberación mayoritariamente indígena maya, que ha recibido apoyo internacional de base desde que se levantó en armas contra el gobierno mexicano en 1994. Los Zapatistas recuperaron grandes extensiones de terreno donde han construido desde entonces cooperativas de subsistencia, escuelas autónomas, clínicas colectivizadas y otros tipos de estructuras comunitarias democráticas.
En los veinte años siguientes a este levantamiento, el gobierno mexicano no ha cesado los programas de contrainsurgencia en Chiapas. Cuando Llaven Abarca fue nombrado en diciembre jefe de seguridad, organizaciones de derechos humanos expresaron su preocupación sobre la posible escalada de violencia, apuntando a su historial de detenciones arbitrarias, de uso de las fuerzas de orden público, de detenciones preventivas de delincuentes, de amenazas de muerte y de torturas (“Preocupación por el nombramiento de Jorge Luis Llaven Abarca como Secretario de Seguridad Pública en Chiapas”, Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, 14 de diciembre de 2012).
Chiapas es hogar de los Zapatistas (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), un movimiento de liberación mayoritariamente indígena maya, que ha recibido apoyo internacional de base desde que se levantó en armas contra el gobierno mexicano en 1994. Los Zapatistas recuperaron grandes extensiones de terreno donde han construido desde entonces cooperativas de subsistencia, escuelas autónomas, clínicas colectivizadas y otros tipos de estructuras comunitarias democráticas.
En los veinte años siguientes a este levantamiento, el gobierno mexicano no ha cesado los programas de contrainsurgencia en Chiapas. Cuando Llaven Abarca fue nombrado en diciembre jefe de seguridad, organizaciones de derechos humanos expresaron su preocupación sobre la posible escalada de violencia, apuntando a su historial de detenciones arbitrarias, de uso de las fuerzas de orden público, de detenciones preventivas de delincuentes, de amenazas de muerte y de torturas (“Preocupación por el nombramiento de Jorge Luis Llaven Abarca como Secretario de Seguridad Pública en Chiapas”, Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, 14 de diciembre de 2012).
De hecho, sus contactos recientes con personal israelí fueron
“enfocados a compartir experiencias”, alega Abarca. Esta puede ser la
primera vez que el gobierno mexicano haya hecho pública su coordinación
militar con israelíes en Chiapas. Sin embargo, este acuerdo no es más
que el último de otras exportaciones de militares israelíes a la región,
una industria surgida de las experiencias de conquista y pacificación
de Palestina.
Escalada de venta de armas
Las primeras milicias sionistas (Bar Giora y HaShomer) se formaron
para avanzar en la colonización del territorio palestino. Otra milicia
sionista, la Haganá –precursora del ejercito israelí y sucesora de
HaShomer– comenzó a importar y a producir armas en 1920. Firmas
israelíes empezaron a exportar armas a Latinoámerica en la década de
1950, incluyendo Nicaragua y República Dominicana durante las
dictaduras de Somoza y Trujillo. Tras la guerra de 1967 y el
subsiguiente embargo de armas francés se produjeron enormes inversiones
gubernamentales en la industria armamentística. Se han exportado armas,
policías, entrenamiento militar y equipos israelíes por lo menos a 140
países, incluyendo Guatemala en la década de 1980 con Efraín Ríos Montt,
exdictador recientemente condenado por genocidio contra los mayas [condena anulada por el Constitucional de Guatemala, que ordenó repetir el proceso judicial en parte, Nota del editor].
México empezó a recibir armamento israelí en 1973, con la venta de
cinco aviones Arava de Israel Aerospace Industries. Durante los años
1970 y 80 se siguieron produciendo exportaciones esporádicas de pequeño
armamento, morteros y vallas electrónicas a este país. Las ventas
aumentaron a principio de la década de 2000, según la investigación que
hemos llevado a cabo.
En 2003, México compró helicópteros que anteriormente pertenecieron
al ejército israelí y misiles Gabriel a la empresa Israel Aerospace
Industries. Otra firma de seguridad israelí, Magal Security Systems,
recibió en ese mismo año uno de varios contratos de sistemas de
vigilancia “para proteger instalaciones delicadas en México”, informó The Jerusalem Post.
En 2004, Israel Shipyards vendió barcos lanzamisiles, y después
Aeronautics Defense Systems y Elbit Systems recibieron contratos de la
policía federal y de las fuerzas armadas para aviones no tripulados de
vigilancia fronteriza y nacional (“UAV maker Aeronautics to supply
Mexican police”, Globes, 15 /2/2009).Verint Systems, una firma
de tecnología fundada por antiguos efectivos del ejército israelí, ha
ganado diversos contratos patrocinados por Estados Unidos desde 2006
para espiar masivamente telecomunicaciones mexicanas, de acuerdo con Jane’s Defence Weekly.
Entrenados por Israel
Según documentos recién desclasificados de la Agencia de
Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés) [PDF] obtenidos a
través de una solicitud amparada por la Ley de Libertad de Información,
personal israelí fue enviado discretamente a Chiapas en respuesta al
levantamiento zapatista de 1994 con el propósito de “adiestrar al
ejército y a las fuerzas policiales mexicanas”.
El gobierno mexicano también hizo uso de aviones Arava para
desplegar su Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE). Los comandos
GAFE fueron entrenados por Israel y Estados Unidos. Varios efectivos
desertarían posteriormente del GAFE y crearían “Los Zetas”, actualmente
el cartel de droga más violento y poderoso de México (“Los Zetas and
Mexico’s Transnational Drug War”, World Politics Review, 25/12/2009).
México se vio sorprendido por los zapatistas, quienes se alzaron el
día en que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de Norte América
(NAFTA, por sus siglas en inglés). El gobierno mexicano se encontró en
la necesidad de responder a las dictados de inversores extranjeros, como
reveló el famoso memorándum filtrado del Chase Manhattan Bank: “Aunque
Chiapas, en nuestra opinión, no supone una amenaza importante para la
estabilidad política mexicana, muchos miembros de la comunidad de
inversores así lo creen. El gobierno tendrá que eliminar a los
zapatistas para demostrar que controlan eficazmente el territorio
nacional y su política de seguridad”.
Mercadotecnia de “estabilidad”
Hoy, frente a un pueblo en abierta rebelión contra su propia
aniquilación, la percepción de estabilidad sigue siendo un importante modus operandi
para el gobierno mexicano. Para Israel, el “proceso de paz” de Oslo y
el giro neoliberal de la Autoridad Palestina, han ayudado a fomentar una
ilusoria percepción de paz y de estabilidad mientras continúa la
colonización de Palestina.
De hecho, “crear una atmosfera de estabilidad” fue la meta declarada de los recientes contactos
México-Israel, y el deseo de que al menos la percepción de esto
pueda ayudar a explicar el por qué se hace pública la presencia israelí
en Chiapas o, más bien, según la periodista Naomi Klein, está siendo
“publicitada”.
Pero manejar percepciones no puede ser más que una meta a corto
plazo para dos gobiernos que comparten una misma ambición: aniquilar. Y
así como Israel comparte con México sus experiencias militares contra
los palestinos, es igualmente probable que Israel puede aplicar algunas
tácticas contrainsurgentes de México para oprimir al pueblo palestino.
La relación militar entre Israel y México es la base sobre la cual
los propios zapatistas han reconocido desde hace mucho tiempo su
relación con la lucha palestina. Este mensaje fue subrayado por el
portavoz zapatista Subcomandante Insurgente Marcos, cuando Israel
bombardeaba Gaza a principios de 2009 (“De siembras y cosechas”,
4/1/2009). A pesar de la distancia que existe entre Chiapas y Gaza,
Marcos recalcó que sus experiencias han hecho que la población de ambos
territorios se sientan cerca unos de otros.
Vale la pena recordar las palabras de Marcos: “No muy lejos de aquí, en un lugar llamado Gaza, en Palestina, en Oriente Medio, aquí al lado, el ejército fuertemente armado y entrenado del gobierno de Israel continúa su avance de muerte y destrucción”.
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