domingo, 22 de septiembre de 2013

Exasesor de Reagan: "El 'Siglo Estadounidense' ha terminado sin empezar" // ¿Apoyarán otro crimen de guerra estadounidense? Obama decide que es más seguro comprar el Congreso que actuar solo // John Pilger en The Guardian: La ominosa metamorfosis del Imperio El silencioso golpe militar que se apoderó de Washington

*Foto de:.www.paulcraigroberts.org

Publicado: 20 septiembre de 2013
Les ofrecemos fragmentos de un polémico artículo de Paul Craig Roberts, republicano y ex asesor económico del Gobierno de Reagan. Actualmente colabora con el Instituto Hoover y es conocido columnista y autor habitual en 'The Washington Times'.
Esta es la traducción de la publicación de Paul Craig Roberts.

"El tonto presidente Obama y el bobo secretario de Estado Kerry han llevado al Gobierno de Estados Unidos a su peor derrota diplomática de la historia y han destruido la credibilidad de la Presidencia de la República, del Departamento de Estado y de todo el poder ejecutivo. Los tres han quedado expuestos como una panda de mentirosos de tercera categoría.

Intoxicado con la arrogancia de las mentiras del pasado y con los engaños utilizados con éxito para destruir Irak y Libia, Obama pensó que EE.UU., la 'superpotencia'  y un país 'excepcional' e 'indispensable', podría repetirlo, esta vez en Siria.

Pero el resto del mundo ha aprendido a evitar las prisas de Washington de iniciar guerras sin tener pruebas [del uso de armas de exterminio, tal como en el caso de Irak]. El tonto de Obama fue empujado al extremo por la incompetente y poco fiable consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, y por un grupo de neoconservadores que la apoyan, y el Parlamento británico le cortó las alas.
 
¿Qué tonto hay que ser para ponerse en esta vulnerable posición?

Ahora Obama está solo, aislado, y tratando de alejarse de su amenaza de atacar sin previa autorización de nadie: ni de la ONU, ni de la OTAN, ni del Congreso al que él no había hecho caso. Se trata de un país soberano. De acuerdo con los estándares del Tribunal de Nuremberg, una agresión contra Siria sería un crimen de guerra. Hasta hace poco Washington ha encubierto sus crímenes de guerra con la aprobación de la ONU o de la OTAN, pero pese a estas 'aprobaciones' lo que hizo no deja de ser crímenes de guerra.

Sin embargo, su consejera para la Seguridad Nacional y los belicistas neoconservadores le están diciendo que tiene que demostrar que es un hombre de pelo en pecho y que puede estar solo cometiendo crímenes de guerra por sí mismo, sin una cobertura orquestada desde la ONU, la OTAN o el 'cobarde' Congreso de EE.UU. Depende de Obama, insisten ellos, establecer una vez y para siempre que el presidente de los Estados Unidos está por encima de toda ley. Él, y solo él, debería 'decidir', como el césar, qué es lo que se permite. El césar de la 'única superpotencia' a partir de ahora debe extender su autoridad más allá de toda ley, de lo contrario Washington perderá su hegemonía sobre el mundo.

Como señalé en mi columna anterior, si Obama lo hace por su cuenta, será acosado por el resto de su vida como un criminal de guerra y no se atreverá a salir de EE.UU. De hecho, el colapso económico que se avecina podría alterar el poder y la actitud de los Estados Unidos, haciendo que Obama sea llevado a los tribunales por sus crímenes de guerra.

En cualquier caso, el Gobierno de Estados Unidos ha perdido su credibilidad en todo el mundo y nunca la va recuperar, a no ser que Bush y Obama sean detenidos y llevados a juicio por sus crímenes de guerra.

La destrucción de la credibilidad de EE.UU. por Obama va más allá de la diplomacia. Es probable que este otoño o invierno, y casi seguro que antes de 2014, los Estados Unidos afronten una grave crisis económica.

El duradero abuso del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial que llevan a cabo la Reserva Federal y la Tesorería de EE.UU., la emisión incesante de nuevas deudas y la impresión de dólares para financiarla, el foco de la política económica de EE.UU. en el rescate de los 'bancos demasiado grandes para caer en bancarrota', independientemente de los efectos negativos sobre la economía nacional y global, y sobre los acreedores de la deuda de la Tesorería estadounidense; así como la esperada crisis política del déficit y techo de la deuda no resueltos todavía, esperan a los congresistas, que regresarán a Washington en septiembre, y harán colapsar el mercado laboral y hundirán la economía del país: todo ello en suma es demasiado para la inteligencia y el coraje disponibles.

La 'única superpotencia del mundo' está afectada por un gran porcentaje de población que depende de la asistencia del Gobierno para sobrevivir. A medida que la economía se cierre, la capacidad del Gobierno de obedecer a las crecientes demandas de supervivencia disminuirá. Los ricos exigirán que los pobres sean sacrificados en el interés de los ricos. Y los partidos políticos cumplirán esta demanda.

Los estadounidenses han descuidado los requisitos de la libertad. Los estadounidenses son tan patriotas y tan crédulos que para cualquier Gobierno sería suficiente envolverse en la bandera nacional, y todo el pueblo, o muchos ciudadanos, confiará en cualquier mentira que se le diga. Y la gente crédula defenderá las mentiras del Gobierno hasta su muerte, y en efecto, hasta la muerte de todo el mundo.

Si los estadounidenses siguen creyendo en las mentiras del Gobierno, no tendrán futuro. A decir verdad, los estadounidenses ya han perdido un futuro habitable. El 'Siglo Estadounidense', proclamado por los neoconservadores, ha terminado sin empezar.

Actualización: He escuchado de amigos cultos e informados que los medios de comunicación prostituidos han tocado los tambores de guerra en su noticiero de la noche. Esto demuestra que los que pagan los medios prostituidos de EE.UU. están totalmente apartados de la realidad. Cualquier persona que pierde su tiempo en los medios de EE.UU. es un idiota con el cerebro lavado, un peligro para la humanidad". 
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                 ¿Apoyarán otro crimen de guerra estadounidense?

Obama decide que es más seguro comprar el Congreso que actuar 
solo


Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Aunque todavía presume de poderes dictatoriales para comenzar una guerra por cuenta propia, Obama postergó su ataque unilateral a Siria cuando recibió una carta de más de 160 miembros de la Cámara de Representantes recordándole que llevar al país a la guerra sin aprobación del Congreso es un delito impugnable y cuando vio que ningún país que podría servir de cobertura para un crimen de guerra, ni siquiera el Gobierno títere británico y los Estados títeres de la OTAN, apoyarían la anunciada agresión militar anunciada de EE.UU. a Siria.
Obama no fue castigado por el ataque a Libia sin la aprobación del Congreso porque utilizó a la OTAN, títere de Washington, y no a las fuerzas militares estadounidenses. Esa estratagema permitió que Obama pretendiera que EE.UU. no estaba involucrado directamente.
¿Qué podemos esperar ahora, cuando la falta de cobertura y el desafío del Congreso han llevado al aspirante a tirano Obama a postergar su ataque a Siria?
Si Obama fuera inteligente, y evidentemente alguien que nombra a Susan Rice asesora de seguridad nacional no es inteligente, simplemente dejaría que el ataque a Siria perdiera protagonismo y desapareciera cuando el Congreso vuelva el 9 de septiembre para enfrentar los problemas insolubles del déficit presupuestario y del techo de la deuda.
Una administración competente se daría cuenta de que un gobierno que no es capaz de pagar sus cuentas sin recurrir a la máquina de hacer billetes enfrenta demasiados problemas para preocuparse de lo que sucede en Siria. Ningún gobierno competente arriesgaría un ataque militar que podría resultar en una conflagración en Medio Oriente y un aumento de los precios del petróleo, empeorando la situación económica a la que se enfrenta Washington.
Pero Obama y su colección de incompetentes han demostrado su ineptitud. El régimen también es corrupto, y toda la estructura solo se basa en mentiras.
Ahora, cuando la Casa Blanca se da cuenta de que Obama no puede cometer un crimen sin cobertura, es probable que podamos esperar lo siguiente. Se apartará el argumento de si Asad usó armas químicas y se planteará que el Congreso no debe debilitar el prestigio y la credibilidad de EE.UU. al no apoyar al presidente Obama, el último testaferro de las guerras de agresión de ese país.
La Casa Blanca sobornará, engatusará e intimidará al Congreso. El argumento del régimen será que ya que están en juego el prestigio y la credibilidad de EE.UU. el Congreso debe apoyar al presidente. El presidente y el secretario de Estado han hecho declaraciones inequívocas de la culpabilidad de Asad y de su determinación de castigarlo. Ante el desvarío de Washington, la forma de castigar a Asad por matar sirios con armas químicas (supuestamente) es matar más sirios con misiles crucero.
Si te parece que esto no tiene sentido, no formas parte del Gobierno de Obama o de los medios estadounidenses, y no podrías ser neoconservador.
La Casa Blanca argumentará que Obama se ha comprometido con el Congreso al permitir que éste vote sobre la decisión, y que la parte del compromiso del Congreso es dar su apoyo. La Casa Blanca dirá que se encuentren a mitad de camino.
El lobby de Israel, Susan Rice, los neoconservadores y belicistas como los senadores John McCain y Lindsey Graham argumentarán que la falta de apoyo al ataque de Obama a Siria afecta a la credibilidad de EE.UU., ayuda a los “terroristas” y “deja indefenso a EE.UU.”. Es bastante malo, argumentarán, que Obama haya mostrado indecisión al esperar la aprobación del Congreso e indeterminación al proponer un ataque limitado en lugar del plan original de cambiar el régimen.
Ante las amenazas de eliminación de las generosas donaciones a la campaña electoral del lobby de Israel y del complejo militar/industrial, la Cámara y el Senado pueden alinearse para “apoyar al país” mientras se comete otro crimen de guerra. La combinación de sobornos, intimidación y llamados patrióticos de apoyo a EE.UU. puede influenciar al Congreso. Nadie sabe realmente si los 160 miembros de la Cámara son sinceros al advertir a Obama, o si simplemente quieren algo. Tal vez solo quieran que Obama pague su aprobación.
Si el Congreso da su respaldo a otro crimen de guerra estadounidense, el primer ministro británico David Cameron puede volver al Congreso y decir que “ahora Obama puede contar con el Congreso, suministrando así la cobertura, y si el Parlamento no se ajusta nos dejará sin dinero”.
Pocos políticos británicos, fuera de George Galloway, se sienten cómodos si se quedan sin dinero.
Si Cameron logra convencer al Parlamento, los demás países de la OTAN podrían decidir que se sumarán al carro de los pagos. La regla primordial de la civilización occidental es que más dinero es mejor que nada de dinero.
Washington y sus títeres europeos de la OTAN criticarán a Rusia y China por utilizar sus vetos en el Consejo de Seguridad para bloquear que la ONU lleve justicia, libertad y democracia a Siria. Esos falsos argumentos serán usados por los medios occidentales para debilitar la importancia de la oposición del Consejo de Seguridad de la ONU al ataque de Washington a Siria. Los corruptos de los medios estadounidenses preguntarán por qué Washington debería ser disuadido por miembros del Consejo de Seguridad que apoyan el uso de armas químicas por parte de Asad. Los corruptos que integran los medios de EE.UU. harán todo lo posible para asegurar que Washington mate todavía más sirios. Asesinar es el sello distintivo de EE.UU.
Como prueba la historia de la humanidad, la gente hará cualquier cosa por dinero. Notables excepciones son Edward Snowden, Bradley Manning y Julian Assange. Si cualquiera de ellos hubiera ido a Washington y hubiese dicho “compradme”, a cambio de su silencio, Washington les hubiera dado inmensas fortunas con las cuales habrían podido vivir una vida confortable.
Considerando la corrupción del Gobierno de EE.UU. y lo decidido que está Washington a salirse con la suya, los inspectores de armas químicas de la ONU corren peligro. Es poco probable que tengan un accidente como el Team Six de los SEAL. Pero a menos que los aislen, como a un jurado, son objetivos a sobornar. Si el informe de la ONU no apoya la posición de la Casa Blanca se presionará al Secretario General para que el informe no llegue a conclusiones. Después de todo Washington firma los cheques que mantienen la actividad de la ONU.
Nadie debe esperar que el Congreso de EE.UU. vote basándose en la evidencia. Además el Congreso no ha mostrado hasta ahora la menor comprensión del hecho de que si Asad utilizó armas químicas también es un crimen de guerra que EE.UU. cometa un acto de pura agresión contra Siria, un país que no ha atacado a EE.UU. No es asunto de Washington la forma en que el Gobierno sirio derrota el esfuerzo de los extremistas de al-Nusra para derribarlo.
El argumento de Obama de que está bien matar gente con fósforo blanco y uranio empobrecido, como hacen EE.UU. e Israel, pero no con gas sarín, carece de lógica.
El propio Washington tiene planes de contingencia de utilizar revienta-búnkeres nucleares contra las instalaciones subterráneas de energía nuclear de Irán. Si Washington cree que las armas de destrucción masiva no son permisibles, ¿por qué tiene tantas Washington así como planes de contingencia para utilizarlas? ¿Lamenta Washington que EE.UU. haya lanzado dos bombas nucleares contra ciudades japonesas precisamente cuando el Gobierno japonés hacía todo lo posible por rendirse?
Desde el fin mismo de la peligrosa Guerra Fría, las guerras calientes han sido el soporte principal de la política exterior de EE.UU. George H.W. Bush atacó Irak después de que el embajador de Bush dio luz verde a Sadam Hussein para el ataque a Kuwait. Clinton atacó Serbia con falsos pretextos y sin ninguna autoridad constitucional o legal. George W. Bush atacó Afganistán e Irak sobre la base de mentiras. Obama renovó el ataque a Afganistán y también ha atacado a Yemen, Pakistán, y Somalia. Obama envió a sus títeres de la OTAN para atacar Libia, envió mercenarios a Siria y ahora se propone impedir la derrota de sus mercenarios atacando ese país.
Washington está construyendo una cadena de bases militares alrededor de Rusia y China. Esas bases son extremadamente provocativas y vaticinan una guerra nuclear.
EE.UU., un país con un vasto arsenal de armas nucleares, cuyos dirigentes políticos son corruptos y dementes, es un gran peligro para la vida en la tierra. Ahora se reconoce universalmente que Washington es el peligro número uno para el mundo, con la excepción de los estadounidenses que alardean de su patriotismo. Esos crédulos son los facilitadores del fin de la humanidad mediante la guerra.
Hasta que la economía estadounidense colapse, Washington puede imprimir dinero y puede comprar aquiescencia para sus crímenes. Washington puede confiar en sus medios prostituidos para contar sus mentiras como si fueran hechos. El mundo no estará seguro hasta que el castillo de naipes estadounidense se derrumbe.
Me dan lástima esos estadounidenses desinformados que piensan que viven en el mejor país del mundo. A muy pocos estadounidenses les importa que su Gobierno haya destruido innumerables vidas, desde Centroamérica y Vietnam hasta Medio Oriente y África. Los militares de EE.UU. asesinan rutinariamente a civiles en Afganistán, Pakistán, Yemen y Somalia y son responsables de hasta un millón de muertos iraquíes y cuatro millones de iraquíes desplazados. La definición estadounidense de “el mejor país del mundo” es el país que puede asesinar a más gente inocente, gente que nunca ha atacado a EE.UU., gente que solía considerar a ese país la esperanza del mundo y ahora lo ve como una amenaza mortal.
En EE.UU. los salarios y las oportunidades de empleo disminuyen. No existe ningún impedimento para que las instituciones financieras saqueen a los ciudadanos. No existen restricciones a la ilegalidad y brutalidad de la policía y ningún límite a las mentiras que mantienen a la población estadounidense en Matrix, fuera de la realidad.
Cuesta imaginar que esa gente pueda contener o limitar a un gobierno decidido a la guerra.
Los republicanos que se preocupan de las deudas de nuestros hijos y nietos están preocupados por un futuro que posiblemente no llegará. La desmedida arrogancia de Washington impulsa al mundo hacia la guerra nuclear.
“El mejor país del mundo” es la fuerza malévola que está destruyendo las vidas y perspectivas de muchos pueblos diferentes y todavía podría destruir toda la vida de la tierra.
Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su libro Economies in Collapse: The Failure of Globalism, se publicó en Europa en junio de 2012. Su último libro es The Failure of Laissez-Faire Capitalism.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/09/03/obama-decides-its-safer-to-buy-congress-than-to-go-it-alone/
rCR

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173457


 * Paul Craig Roberts es un economista y periodista paleoconservador estadounidense. Ocupó el cargo de subsecretario del Tesoro en la administración Reagan y es considerado uno de los fundadores de la Reaganomía. Wikipedia

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16-09-2013

La ominosa metamorfosis del Imperio
El silencioso golpe militar que se apoderó de Washington
The Guardian
Traducido para Rebelión por LB
En la pared tengo colgada la primera página del Daily Express del 5 septiembre de 1945 con las siguientes palabras: "Escribo esto como una advertencia al mundo". Así comenzaba el informe de Wilfred Burchett sobre Hiroshima. Fue la noticia bomba del siglo. Con motivo del solitario y peligroso viaje con el que desafió a las autoridades de ocupación estadounidenses Burchett fue puesto en la picota, sobre todo por parte de sus colegas empotrados. Avisó de que un acto premeditado de asesinato en masa a una escala épica acababa de dar el pistoletazo de salida a una nueva era de terror.

En la actualidad, [la advertencia de] Wilfred Buirchett está siendo revindicada por los hechos casi a diario. La criminalidad intrínseca de la bomba atómica ha quedado corroborada por los Archivos Nacionales de EEUU y por las ulteriores décadas de militarismo camuflado como democracia. El psicodrama sirio es un ejemplo de ello. Una vez más somos rehenes de la perspectiva de un terrorismo cuya naturaleza e historia siguen negando incluso los críticos más liberales. La gran verdad innombrable es que el enemigo más peligroso de la humanidad está al otro lado del Atlántico.

La farsa de John Kerry y las piruetas de Barack Obama son temporales. El acuerdo de paz ruso sobre armas químicas será tratado al cabo del tiempo con el desprecio que todos los militaristas reservan para la diplomacia. Con al-Qaida figurando ahora entre sus aliados y con los golpistas armados por EEUU sólidamente instalados en El Cairo, EEUU pretende aplastar a los últimos Estados independientes de Oriente Próximo: primero Siria, luego Irán. "Esta operación [en Siria]", dijo el exministro de exteriores francés Roland Dumas en junio, "viene de muy atrás. Fue preparada, pre-concebida y planeada".

Cuando el público está "psicológicamente marcado", como describió el reportero del Canal 4 Jonathan Rugman la abrumadora oposición del pueblo británico a un ataque contra Siria, la supresión de la verdad se convierte en tarea urgente. Sea o no cierto que Bashar al-Assad o los "rebeldes" utilizaran gas en los suburbios de Damasco, es EEUU, no Siria, el país del mundo que utiliza esas terribles armas de forma más prolífica.

En 1970 el Senado informó: "EEUU ha vertido en Vietnam una cantidad de sustancias químicas tóxicas (dioxinas) equivalente a 2,7 kilos por cabeza". Aquella fue la denominada Operación Hades, más tarde rebautizada más amablemente como Operación Ranch Hand, origen de lo que los médicos vietnamitas denominan "ciclo de catástrofe fetal". He visto a generaciones enteras de niños afectados por deformaciones familiares y monstruosas. John Kerry, a cuyo expediente militar le chorrea la sangre, seguro que los recuerda. También los he visto en Irak, donde EEUU utilizó uranio empobrecido y fósforo blanco, igual que hicieron los israelíes en Gaza. Para ellos no hubo las "líneas rojas" de Obama, ni tampoco psicodrama de enfrentamiento.

El repetitivo y estéril debate sobre si "nosotros" debemos "tomar medidas" contra dictadores seleccionados (es decir, si debemos vitorear a EEUU y a sus acólitos en otra nueva matanza aérea) forma parte de nuestro lavado de cerebro. Richard Falk, profesor emérito de Derecho Internacional y relator especial de la ONU sobre Palestina, lo describe como "una pantalla legal/moral unidireccional con ínfulas de superioridad moral y llena de imágenes positivas sobre los valores occidentales e imágenes de inocencia amenazada cuyo fin es legitimar una campaña de violencia política sin restricciones". Esto "está tan ampliamente aceptado que es prácticamente imposible de cuestionar".

Se trata de la mayor mentira, parida por "realistas liberales" de la política anglo-estadounidense y por académicos y medios autoerigidos en gestores de la crisis mundial más que como causantes de ella. Eliminando el factor humanidad del estudio de los países y congelando su discurso con una jerga al servicio de los designios de las potencias occidentales, endosan la etiqueta de "fallido", "delincuente" o “malvado” a los Estados a los que luego inflingirán su "intervención humanitaria".

Un ataque contra Siria o Irán o contra cualquier otro “demonio” estadounidense se basará en una variante de moda, la "Responsabilidad de Proteger", o R2P, cuyo fanático pregonero es el ex ministro de Relaciones Exteriores australiano Gareth Evans, copresidente de un "centro mundial" con base en Nueva York. Evans y sus grupos de presión generosamente financiados juegan un papel propagandístico vital instando a la "comunidad internacional" a atacar a países sobre los que "el Consejo de Seguridad rechaza aprobar alguna propuesta o que rehúsa abordarla en un plazo razonable".

Lo de Evans viene de lejos. El personaje ya apareció en mi película de 1994, Death of a Nation, que reveló la magnitud del genocidio en Timor Oriental. El risueño hombre de Canberra alza su copa de champán para brindar por su homólogo indonesio mientras sobrevuelan Timor Oriental en un avión australiano tras haber firmado un tratado para piratear el petróleo y gas del devastado país en el que el tirano Suharto asesinó o mató de hambre a un tercio de la población.

Durante el mandato del "débil" Obama el militarismo ha crecido quizá como nunca antes. Aunque no haya ni un solo tanque en el césped de la Casa Blanca, en Washington se ha producido un golpe de Estado militar. En 2008, mientras sus devotos liberales se enjuagaban las lágrimas, Obama aceptó en su totalidad el Pentágono que le legaba su predecesor George Bush, completo con todas sus guerras y crímenes de guerra. Mientras que la Constitución va siendo reemplazada por un incipiente Estado policial, los mismos que destruyeron Irak a base de conmoción y pavor, que convirtieron Afganistán en una pila de escombros y que redujeron Libia a una pesadilla hobbesiana, esos mismos son los que están ascendiendo en la administración estadounidense. Detrás de su enmedallada fachada, son más los antiguos soldados estadounidenses que se están suicidando que los que mueren en los campos de batalla. El año pasado 6.500 veteranos se quitaron la vida. A colocar más banderas.

El historiador Norman Pollack llama a esto "liberalfascismo": "En lugar de soldados marchando al paso de la oca tenemos la aparentemente más inofensiva militarización total de la cultura. Y en lugar del líder grandilocuente tenemos a un reformista fallido que trabaja alegremente en la planificación y ejecución de asesinatos sin dejar de sonreír un instante". Todos los martes, el "humanitario" Obama supervisa personalmente una red terrorista mundial de aviones no tripulados que reduce a “papilla” a las personas, a sus rescatadores y a sus dolientes. En las zonas de confort de Occidente, el primer líder negro en el país de la esclavitud todavía se siente bien, como si su mera existencia supusiera un avance social, independientemente del rastro de sangre que va dejando. Esta obediencia a un símbolo ha destruido prácticamente el movimiento estadounidense contra la guerra. Esa es la particular hazaña de Obama.

En Gran Bretaña las distracciones derivadas de la falsificación de la imagen y la identidad políticas no han triunfado completamente. La agitación ya ha comenzado, pero las personas de conciencia deberían darse prisa. Los jueces de Nuremberg fueron escuetos: "Los ciudadanos particulares tienen la obligación de violar las leyes nacionales para impedir que se perpetren crímenes contra la paz y la humanidad". La gente normal de Siria, y mucha otra más gente, igual que nuestra propia autoestima, no se merecen menos en estos momentos.

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