Por:
Vladimir Rodríguez
Abogado, Analista
y Político LIBRE
El domingo 26 de mayo de dos mil trece, el candidato del partido nacional, Juan Orlando Hernández, acompañado de sus más cercanos colaboradores, encabezo una nutrida marcha, denominada “marcha por la verdad”, que conforme a sus propios organizadores supuestamente supero las 130 mil personas.
En esta presumida “marcha por la verdad”, encontramos varios elementos políticos para analizar y establecer una adecuada lectura del decadente y cínico discurso del candidato del partido nacional, el cual alejándose por completo de la investidura que representa, como cualquier mancha brava, promueve de forma descarada una apología al odio y a la confrontación, en un país, donde todos estamos cansados de la violencia, del cinismo político y muy necesitados de propuestas que transformen esta agobiante realidad nacional. El cínico discurso sostenido en todo este tiempo por el candidato nacionalista, el cual insiste, de forma eufemística, denominar Crisis política a lo que todo el mundo conoció como Golpe de Estado, es una muestra significativa de su falta de responsabilidad frente a los hechos históricos del país, pretendiendo responsabilizar a otros de sus propios actos y de manipular su participación directa con el Golpe de Estado del 28 de junio de 2009 y que nos ha marcado para siempre, dejándonos en las peores condiciones de vida a los ciudadanos de este país. “Hay grandes amenazas –advirtió Juan Orlando Hernández en parte de su discurso este domingo 26 de mayo, pero esta generación encarará la batalla contra la violencia y contra aquellos que quieren seguir con el enfrentamiento y la confrontación, porque a este grupo de la “izquierda radical” no le importa Honduras, solo le importa destruir”. Mantener un discurso cínico en campaña, lleno de mentiras, es una cosa y hasta normal en los políticos hondureños, y que es algo que definitivamente no me preocupa, lo neurálgico de este discurso es la toxicidad de odio hacia toda la población hondureña, lo cual es gravísimo para la precaria estabilidad social del país, porque no solo expela odio hacia la oposición política, sino también trasmite odio a sus propios simpatizantes, creando en el imaginario popular del pueblo nacionalista, el inicio de una batalla fanática contra un enemigo que no existe y que se encuentra como cualquier otro hondureño, en las mismas condiciones de pobreza, hablamos de gente trabajadora y humilde como lo es el pueblo en resistencia, incluso, una violencia que puede alcanzar al mismo pueblo crédulo y confundido pero también humilde del partido liberal. En este lamentable discurso, del candidato nacionalista, se mostró nuevamente su verdadera intolerancia a otras formas de pensamiento político que no sean las suyas, en más de seis ocasiones se refirió al partido Libertad y Refundación y a Manuel Zelaya Rosales como “La Izquierda Radical” como si esto es algo malo o diabólico, por lo cual es importante detenerse un momento con el análisis y concepción de esta frase y explicar que el origen de los términos de izquierda y derecha son más fortuitos que ideológicos y que son expresiones políticas ya clásicas, plenamente aceptadas desde hace más de doscientos años ya que nacen con el proceso de la Revolución Francesa de 1789, su Asamblea Nacional Constituyente que produjo finalmente la democracia burguesa y las réplicas de democracia burguesas que conocemos en la actualidad en todo el mundo. Fue tan aleatorio el origen de estos términos, que simplemente se determinó por donde las diferentes fuerzas políticas se sentaron en la Asamblea Nacional Constituyente, unos a la derecha y otros a la izquierda. A la derecha del presidente de la asamblea se sentaron los Girondinos monárquicos y conservadores que pretendían continuar con las mismas estructuras existentes y sin permitir la participación de los pobres en elecciones, ya que según los Girondinos estos no debían participar en política porque no pagaban impuestos y no tenían participación en la economía del país y los Jacobinos sentados a la izquierda del presidente que pugnaban por un estado revolucionario, igualitario, de libertad donde los pobres tuvieran participación en elecciones. Como podemos observar en este discurso del candidato nacionalista, denota, además de su intolerancia, su precaria formación en política, pues si tuviera un panorama general de la historia política en el mundo, no se dedicaría al ataque con odio hacia la izquierda, una fuerza política reconocida plenamente en democracia y que desgraciadamente nunca ha gobernado Honduras. Respecto a la palabra radical hay que decir que esta palabra se encuentra formada etimológicamente a partir del latín radix, radicem ‘raíz’ y se refiere a aquello que pertenece a la raíz, que tiende a ella, en sentido directo o figurado un ejemplo de cirugía radical es aquella que arranca el mal ‘de raíz’, verbigracia: un tumor cancerígeno. Hoy que tenemos un contexto amplio de la frase Izquierda Radical y con la cual el candidato oficialista cree insultar en nombrar al partido Libertad y Refundación, a su militancia, a Manuel Zelaya Rosales y a la máxima líder y candidata Xiomara Castro de Zelaya, se equivoca por lo siguiente: Si hay una postura política consecuente en la actualidad es precisamente la de LIBRE, la cual con mucha responsabilidad y tolerancia invita a todos los hondureños, a manera de frente amplio, a ser partícipes de nuestros grandes cambios históricos y combatir el subdesarrollo económico, político y social que sumerge a Honduras, y que personalmente creo, solo con medidas radicales, altamente democráticas, desinteresadas y con participación de todo el pueblo podemos revertir los actuales Estados de miseria y criminalidad que vivimos en Honduras. Ejemplo: en tres años de gobierno nacionalista, en el cual Juan Orlando Hernández es presidente del Congreso Nacional se han cometido veinte mil asesinatos, un hondureño asesinado cada 76 minutos, 19 asesinatos diarios, un promedio de 576 homicidios mensuales, declarándose dolorosamente a nuestro país como la capital mundial del crimen y que conforme a la Organización Mundial de la Salud (OMS), Honduras vive una epidemia de homicidios, es decir, que en la presente administración nacionalista, en Honduras se registraron el 37% de total de muertes ocurridas en los últimos 13 años, la cual asciende aproximadamente a más de 54,000 asesinatos, ahora, conociendo este panorama, me pregunto: ¿Es o no radical la criminalidad en Honduras?, ¿Cómo se responde a la criminalidad?, ¿Cómo se combate esta guerra radical y de muerte contra el pueblo hondureño?; ¿Que hemos visto para el combate de la delincuencia en estos tres tristes años de Juan Orlando Hernández como presidente del Congreso Nacional? de lo único que hemos sido participe los hondureños, es del parto de un tigre medio extraño, de promesas falsas y medidas calculadoras en el combate de la criminalidad, incluso la mayoría de estos paliativos no fueron visibles hasta los terribles asesinatos de los jóvenes universitarios y que se resaltaron con mayor divulgación por parte de la prensa hondureña, ya que uno de ellos lamentablemente se trataba del hijo de la Rectora de la UNAH Julieta Castellanos, pero si estos jóvenes no hubieran tenido un parentesco tan cercano a una persona tan conocida e importante como la rectora, seguramente sus casos hubieran pasado radicalmente desapercibidos. Continuando con las calamidades de esta administración nacionalista: en una publicación de fecha 14 de abril de 2013, en un diario de circulación nacional y relacionada al grave problema de desempleo, realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), levantan el siguiente panorama estadístico: La población económicamente activa (PEA) en 2012 fue de 3.3 millones de habitantes, de los cuales 1,944,896, estaban radicalmente desempleados y en condiciones de subempleo, es decir un 57.8% de la población económicamente activa; El 42.2% restante, es decir 1,419,898 hondureños, tienen una ocupación, pero muchos de ellos están mal remunerados, laboran en pésimas condiciones y no todos gozan de los beneficios sociales que el Estado debe tutelar y así podemos continuar toda una vida conociendo más y más de nuestra terrible y radical realidad como la que nos muestra el Foro Social de la Deuda Externa (FOSDEH), que en Honduras desde el año 2009, es decir desde Golpe de Estado hasta la fecha, se incrementó la pobreza en dos millones 100 mil personas y en la actualidad tenemos al tercer país más desigual del continente con cinco millones ochocientos mil pobres y el segundo país con más ricos de Centroamérica y que conforme a Trasparencia Internacional Honduras es el país más corrupto del istmo, cuarto del continente y ocupando la posición 133 del mundo de 176 países. Con estos datos podemos demostrar que en Honduras la violencia es de raíz, es radical contra el pueblo, el desempleo, la explotación laboral y los malos salarios son radicales contra el pueblo, la inequidad y desigualdad social es radical contra el pueblo, la corrupción política y policial es radical contra el pueblo, la injusta repartición de tierras para los campesinos es radical contra el pueblo, el millón de hondureños y hondureñas que no saben leer y escribir es radical contra el pueblo, los más de 400 mil niños desnutridos es radical contra el pueblo; el neoliberalismo es radical contra el pueblo y la derecha y su tradicionalismo político es aún más radical con el pueblo hondureño y los tiempos modernos por pretender sostener y conservar un sistema capitalista tan radical y opresor contra nuestro pueblo. Entonces, candidato nacionalista, antes de decir un discurso político o de lo que sea, primero hay que cotejar como usted sabe y decimos los abogados, nuestras miserias y realidades; los cambios en Honduras no son posibles sin un planteamiento radical de las cosas, si hay más de 400 mil infantes desnutridos, hay que erradicar este pavoroso genocidio del capitalismo y proponer medidas radicales para que todos los niños coman correctamente, si la tasa de homicidios es de 86 asesinatos por cada 100 mil habitantes, hay que crear medidas sociales, mejores condiciones vida, más empleo, espacios públicos, oportunidad para los jóvenes, mas educación, mejores salarios, mas cultura, estas son medidas radicales de revitalización de un pueblo y no medidas criminales y radicalmente opresoras contra la vida en Honduras. De tal forma, podemos señalar, que en Honduras, estamos de frente a dos realidades, radicales, abismalmente opuestas: El radicalismo de muerte, desigualdad y pobreza histórica en que nos tiene la derecha del partido nacional y el partido liberal y El Radicalismo de extirpación del cáncer de la corrupción política, de la desigualdad social y económica propuesta por Xiomara Castro y el partido LIBRE. En este sentido y a manera de recomendación, para una persona independiente, para el pueblo de los partidos tradicionales, para el pueblo de la izquierda y para el pueblo que no tiene partido en Honduras, es: que si alguien es candidato, a la presidencia de la República y considera que sentándose en el “centro” es la forma de combatir el crimen y el narcotráfico, que el hambre se combate en cenas lujosas en hoteles de 5 estrellas, que el desempleo se termina con empleo por horas y tercerizando el laburo como dicen los argentinos, que la violencia juvenil se termina exterminando a los jóvenes, que la depuración policial es cambiar de puestos de mando a los oficiales corruptos y pagando mal a los policías honestos, yo estaría verdaderamente preocupado, porque si hay momentos en la historia de Honduras que necesitamos de medidas radicales, para cambiar tanta tragedia, es ahora y un candidato pusilánime que no quiera asumir de frente esta responsabilidad radical para mejorar nuestro país, pueblo no debemos votar por él.
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