Sábado, 19 de Mayo de 2012
Declaraciones del compañero Celio Guerra
En Tabasará indígenas fueron reprimidos por unidades antimotines de la Policía Nacional. El señor Juan Mendoza resultó herido.
Los indígenas protestan contra este proyecto que afecta a numerosas comunidades.
La empresa GENISA, de origen hondureño, es favorecida así
por el Gobierno de Ricardo Martinelli en contra del sentir despueblo Ngäbe Buglé.
Socios
de GENISA, de acuerdo a informes, son acusados de asesinato de
trabajadores en un proyecto de palma aceitera en Honduras y estuvo
involucrada en el Golpe de Estado de Micheletti contra el Presidente
Constitucional Manuel Zelaya.
Tenemos declaraciones del compañero Celio Guerra, Presidente del Congreso General Tradicional del Pueblo Ngäbe Buklé.
Nota:
En
medio de un paro de personal administrativo y médico contra la
privatización y el desgreño administrativo de la CSS y protestas de los
pescadores
que están en la mira de la expropiación de sus tierras, la Unión
Europea anuncia que Panamá tiene índices demasiado altos para recibir
‘ayuda’ económica de esa entidad política en peligro de extinción. Lo
que no dice la información sobre la posición de los europeos, es que
esos mismos bancos del ‘viejo mundo’ están financiando numerosas
actividades en Panamá, destinadas a destruir los pocos bosques húmedos
que quedan en el Istmo.
Según
una información difundida por los medios de comunicación, ‘dos bancos
europeos, uno alemán y el otro holandés, se unen al Banco
Centroamericano de Integración
Económica (BCIE), para financiar una obra hidroeléctrica en tierras
comarcales de los pueblos Ngäbe-Buglé. Grandes intereses económicos
pretenden inundar una parte de la misma para generar la llamada energía
‘limpia’.’. El proyecto es el mismo que generó un conflicto que le costó
la vida a dos jóvenes víctimas de la represión policial en febrero de
2012. Los ngäbes, afectados por la construcción del proyecto
hidroeléctrico Barro Blanco, se oponen a la construcción de
hidroeléctricas en su comarca y en las áreas anexas.
La
red internacional ambientalista Salva la Selva ha iniciado una protesta
internacional, exigiendo que se retire la financiación alemana al
proyecto. Según la red, los otros bancos deben retirarse también. El
bosque húmedo de los ngäbes alberga una gran biodiversidad. La sierra
del Tabasará, en provincia de Chiriquí, es un paraíso para anfibios y
reptiles, entre ellos muchos que sólo se encuentran en este lugar y que
están amenazados de extinción. Entre ellos, la rana azul del Tabasará,
que sólo vive en las orillas del río que quedarán inundadas por el
embalse. El territorio ngäbe está reconocido legalmente por el gobierno
de Panamá como propiedad colectiva. Los indígenas no han dado su
consentimiento para el proyecto hidroeléctrico. Al menos dos muertos y
más de un centenar de heridos y detenidos y otros abusos fueron el
triste saldo de las manifestaciones de febrero 2012 en contra de los
proyectos hidroeléctricos y mineros en la Comarca Ngäbe-Buglé.
El
proyecto Barro Blanco, es muy cuestionado por corrupción en Panamá. El
estudio de impacto ambiental (EIA) original nunca se consultó con la
población. Tras la concesión, sus responsables decidieron
unilateralmente aumentar el tamaño del embalse, sin realizar las
consultas pertinentes ni un nuevo EIA, como requiere la Ley. El costo de
la obra es de 120 millones de dólares. Tres bancos de ‘desarrollo’ han
aprobado 25 millones de dólares para financiar el proyecto: el Deutsche
Investitions - und Entwicklungsgesellschaft GmbH (DEG), el Netherlands
Development Finance Company (FMO) y el BCIE. Tanto los bancos como la
empresa GENISA se amparan en un cuestionado
estudio de impacto ambiental, donde los conflictos y la población
afectada son apenas mencionados. Además, se justifican esgrimiendo
múltiples ‘estándares’ sin sentido ni significado alguno para los
pueblos indígenas. Raúl Moreira, presidente del Colegio de Economistas
de Panamá, señala ‘la existencia de una mayor oferta (de energía
eléctrica) en relación con la demanda’. Un estudio del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), elaborado en 2008, determinó que el
98% del agua que corre por un solo río, el Chiriquí Viejo, fue
concesionada para el uso de hidroeléctricas, quedando sólo el 2% libre
para otros usos.
Aún
así la constructora GENISA, propiedad de un grupo económico hondureño
(que la compró a la empresa especuladora de los socios panameños Virzi y
Btesh), construye una hidroeléctrica de 28MW en el valle del río
Tabasará. Todos los involucrados en el proyecto —empresa constructora,
gobierno, autoridades locales— han sido severamente cuestionados.
También la ONU y el esquema de compensación de carbono, con el argumento
de que la energía obtenida será ‘sostenible’ y ‘limpia’. Nada más lejos
de la realidad. ‘La población indígena y campesina se enfrenta al
desarraigo y a la pérdida de sus bienes y su sustento, ya sea
directamente por la inundación o por los llamados proyectos de
reforestación de la empresa constructora. Estos proyectos consisten
básicamente en talar árboles que se encuentran en las márgenes del río y
replantar en las faldas de las laderas especies no nativas de teca y
otras
maderas comerciales. Los indígenas serán desplazados de hecho, ya que
serán expropiados’, denunció el ambientalista Oscar Sogandares.
Salva
la Selva ha iniciado una protesta online dirigida al banco alemán DEG.
Más de 20,000 personas ya se han unido a la protesta con su firma,
exigiendo que retiren la financiación al proyecto. Los bancos alemanes
son los mismos que financiaron los años ‘gloriosos’ de la periferia
europea. Ahora quieren que los pueblos afectados les paguen y exigen que
se eliminen puestos de trabajo, seguridad social, educación y servicios
de salud en Grecia, Portugal, Irlanda y otros
países. Son los programas de austeridad que han sido rechazados por los
afectados. No cabe duda que Panamá está en la lista de estos bancos
alemanes, cuya avaricia no se detiene ante cualquier negocio. (Marcos
Gandasegui)
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