En la madrugada del 7 de febrero Keyla fue llevada en una patrulla policial al hospital “Dr. Jesús Aguilar Cerrato” de La Esperanza, donde los policías informaron a los médicos que intentó suicidarse, pero los galenos que la atendieron dijeron no poderla ingresar porque la joven no tenía signos vitales.
La autopsia practicada por Medicina Forense establece que Keyla Martínez murió asfixiada, es decir que hubo homicidio y no suicidio como informó al inicio la Secretaría de Seguridad a través de un comunicado.
Por este crimen, el Ministerio Público acusó al agente Jarol Perdomo, quien esa noche estaba encargado de las llaves, y no así al demás personal que también se encontraban en la Unidad Departamental de Policía número 10.
Este jueves 22 de septiembre se inicia el juicio oral y público en los Tribunales de Justicia de la ciudad de Siguatepeque, Comayagua, donde el Ministerio Público y la acusación privada demostraran al Tribunal la responsabilidad del acusado en este crimen.
“Como familia estamos a la expectativa, esperando que se pueda hacer justicia, esperando los mejores resultados del juicio, que los jueces puedan ser imparciales. También estamos triste porque es revivir momentos duros, pero esperando que se desarrolle el juicio de la mejor manera”, manifestó Lilith Cálix, prima de Keyla Martínez y parte del equipo legal de la acusación privada.
Para la joven abogada, el luchar porque se haga justicia es duro y complicado, porque vivimos en un país donde poco o nada existe la justicia, y sobre todo en las personas de pueblo pueblo, las que no tienen una fuerza económica o política para recibir una verdadera justicia.
Además considera que en este tipo de juicios siempre hay influencias de otro tipo que buscan favorecer a la fuerza policial, pero espera que en este caso no pase, para que el crimen de Keyla no quede en la impunidad.
“Keyla murió dentro de una posta policial donde no solo había un policía asignado, sino que había un grupo de personas asignadas esa noche, entonces acusar a una sola persona sospechosa no nos parece que sea justo, porque sabemos que hay más involucrados en el caso, y simplemente las autoridades se han negado a investigar la cadena de mando”, denunció la abogada Lilith Cálix.
Añadió que la muerte de Keyla es responsabilidad del Estado porque el Estado está para proteger y a ella no la protegieron, sino que la asesinaron dentro de una celda.
Cuando sucedió el hecho el jefe de la Unidad Departamental de Policía de La Esperanza, Intibucá, número 10, era Melvin Alvarenga, quien, según la abogada Lilith Cálix, tiene antecedentes de violencia con otras personas que fueron detenidas en lugares no ha estado asignado.
“Es curioso, él dice que estaba descansando, pero ante un hecho como este prácticamente no hizo nada, pero nosotros sabemos que él tiene un grado de responsabilidad en la muerte de Keyla; y aparte de esto este señor tiene antecedentes de violencia hacia otras personas que estaban privadas de su libertad en otros lugares donde él había sido asignado”.
Lilith dice que en esta lucha porque el crimen de su prima no quede en la impunidad ha sido duro, porque “la familia de Keyla somos gente del pueblo, nunca hemos sido personas que hemos estado con privilegios, y luchar contra el estado, contra el poder es muy duro, desalentador, pero estamos haciendo una lucha justa por Keyla y por las mujeres de Honduras”.
“La lucha es muy dura, muy fuerte, pareciera imposible, pero seguimos en pie, luchando y vamos a seguir alzando la voz por Keyla y por muchísima injusticia que sabemos que suceden”, acotó la abogada Cálix.
Añadió que “tenemos la esperanza que se pueda hacer algo, pero es una decisión que está en manos de tres personas, que esperamos que sean justo, que no inclinen la balanza donde hay más poder, sino que inclinen la balanza donde en realidad tienen que impartir justicia”.
Espera que se encuentre culpable a Jarol Perdomo y que a partir de ahí el Ministerio Público y las autoridades que competen, puedan investigar la cadena de mano y puedan atribuir responsabilidad a más personas.
Lilith manifiesta que raíz del crimen de Keyla ha habido un cambio radical en su vida, “ahora nosotros caminamos con miedo, caminamos con delirios de persecución, cuando vemos a la policía pensamos todo lo malo que nos puede pasar, es un cambio en el que uno pasa de vivir en paz y tranquila a vivir una vida con miedo y frustración”.
Finalmente expresa que han tenido mucho acompañamiento de parte de Cofadeh (Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras), y de otras organizaciones nacionales e internacionales, junto con el Comisionado de las Naciones Unidas.
“No nos hemos sentido solas, sabemos que se ha hecho un trabajo de incidencia, en la parte legal se ha luchado, hay bastante trabajo por hacer con tanta violencia en el país. Han venido personas que nos han estado respaldando, que nos han estado acompañando y eso nos da un poco de seguridad”.
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