Esta
generación será recordada, pocos pueblos como el hondureño lucharon con
fiereza por la libertad en condiciones tan desiguales contra un
gobierno armado y sanguinario, más de 70,000 asesinatos registró este
decenio. No esté triste, su gesta provocó lo que empieza a trascender y
lo del futuro cercano, usted lo verá.
EDITORIAL
Tiempos de victoria
Tras
años de noches y días de campaña social, brutalidad y duelo, las calles
se ven solitarias; un abismal descontento transpira el país. El
repliegue ocurre forzado sin agrado inmediato, pero con una inesperada
victoria popular que marcará un nuevo rumbo en este siglo.- El desgaste
físico y mental del indignado es alto, hay cansancio por derrotas
aparentes tras una década pegando una y otra vez contra el poderoso muro
nacional y transnacional, reforzado por relaciones del crimen
organizado y la recaída sistémica del poderío imperial.
El
pueblo hondureño ha mostrado heroísmo, no es poco forzar la caída de
Juan Hernández, cuando el combate ha sido contra un proyecto global de
EE.UU., Europa, todos sus aliados y sus organismos internacionales, ONU,
OEA y FMI. Más aún, internamente, el régimen está amarrado a la
estructura política y económica con ejércitos, policías, medios
tradicionales de manipulación y, al final, la oposición política
partidaria interpretó de manera pragmática ese contexto geopolítico y
trasladó la salida de JOH hasta las urnas de 2021.
Pero
no todo hondureño siente lo mismo en estos días relajados de turismo y
exótica comida virtual, de carnavales y feriados; no todos sienten ese
íntimo arranque de llorar, de ira inexplicable, ese desagradable vacío
existencial que chupa alegría, que crea una dimensión mental de pesadez y
abandono, de obscuridad entre ideas y ambiente exterior, eso ocurre con
proporción a mayor sensibilidad humana, a inteligencia para comprender
qué pasa en el entorno y a la necesidad y conciencia urgente de
trascender el apocalipsis hondureño.
Aun
con esa vasta carga emocional, sabe que un atajo de funcionarios
bastardos y corruptos y un gobernante fatal y transitorio son sólo un
párrafo en la memoria de un pueblo; la nación es infinita, es el libro
con origen en el amanecer de la humanidad y con final remoto e
impredecible. El capítulo de los últimos 500 años de los actuales
hondureños ha sido de traición y servilismo del que gobierna para
facilitar la dominación extranjera, 300 años España y 200 años lleva
Estados Unidos.- JOH deja impresentable la imagen de Honduras.
El
grupo político y económico que administra este Estado destaca por
cerril y cruel. Ese cerebro atrofiado queda plasmado en la negación para
desarrollar apenas nueve millones de habitantes y en cómo celebra las
fechas nacionales, unas sin sentido, otras con absoluta ignorancia
histórica, sin arraigo patrio, en verdad, rituales de esclavos para
hacer negocio en periodos de ventas malas y recreo mediático para
perdurar en cargos ociosos.
En
el porvenir el nombre del país será “Hibueras” o “República
Morazánica”. Quedará en páginas vergonzosas de nuestro pasado el cuento
de una hondura que metió miedo a un cobarde ladrón y asesino español, al
mejor estilo de aquel matón de Madrid, “Juan Navajas”.
Quedan
las bases para una protesta superior. Esta generación será recordada,
pocos pueblos como el hondureño lucharon con fiereza por la libertad en
condiciones tan desiguales contra un gobierno armado y sanguinario, más
de 70,000 asesinatos registró este decenio. No esté triste, su gesta
provocó lo que empieza a trascender y lo del futuro cercano, usted lo
verá.
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