lunes, 5 de octubre de 2015

El lobby mediático en contra de América Latina‏

Emir Sader 
 ALAI AMLATINA, 05/10/2015.- América Latina – o por lo menos algunos de sus gobiernos – se ha puesto en contra de la corriente dominante desde hace décadas en el plano internacional. Despues de sufrir duramente los efectos de esa corriente, algunos gobiernos se han rebelado en contra de ella y empezado a poner en práctica políticas que contradicen frontalmente la onda neoliberal. Los resultados no han podido ser mejores: mientras aumenta la desigualdad, la pobreza, la miseria, la exclusion social en el mundo, un pais como Brasil, que era el pais más desigual del continente más desigual, ha tenido avances espectaculares en este campo a tal punto de proyectar a Lula como líder mundial de la lucha en contra del hambre. 
La Bolivia de Evo Morales, ubicado antes como uno de los países más pobres 
del continente, junto a Haiti y Honduras, ha pasado a ser un modelo de 
crecimiento económico y de promocion de la justicia social.  Los gobiernos de los Kirchner han logrado rescatar Argentina de la peor 
crisis de su historia, producida por el neoliberalismo, y hacer con que 
el pais vuelva a crecer y a distribuir renta. Ecuador se ha vuelto uno 
de los países latinoamericanos que más crece, con algunos de los mejores 
índices sociales.Bastaría esos ejemplos – aunque podríamos citar otros – para que nos 
demos cuenta que son gobiernos que incomodan a los que siguen creyendo 
en la prioridad de los ajustes fiscales, en las políticas de austeridad, 
en la centralidad del mercado. América Latina – y esos gobiernos en 
particular – tienen que ser descalificados, para que se afirme el 
pensamiento único, el Consenso de Washington, según los cuales no habría 
alternativas al neoliberalismo.
 
En la vanguardia del lobby en contra de los gobiernos que avanzan en la 
superación del neoliberalismo y de sus  dogmas, se encuentran algunas 
publicaciones de proyección internacional: Financial Times, Wall Street 
Journal, The Economist, El País, entre otras.
 
Promueven sistemáticamente campañas para intentar descalificar los 
avances de esos gobiernos, que chocan con sus posiciones y las de los 
gobiernos neoliberales.
 
En ellas hasta hay columnistas latinoamericanos que se prestan a esas 
campañas, mientras otros, se acogen al silencio frente a esos ataques 
sistemáticos a los gobiernos de Argentina,  Bolivia, Brasil, Venezuela, 
Uruguay,  Ecuador. Si esos gobiernos se consolidan, son verdaderos 
desmentidos a los postulados de las políticas de austeridad que hasta 
ahora se imponen en Europa, a los preceptos del FMI y del Banco Mundial.
 
Había entonces que destruir sus imágenes, decir que los avances sociales 
o fueron engañosos o han desaparecido frente a las crisis actuales. Que 
los problemas enfrentados actualmente por algunos de esos gobiernos 
representarían su agotamiento. Que la corrupción, el autoritarismo, el 
populismo, habrían condenado esos gobiernos al fracaso.
 
Esas publicaciones, en particular, se empecinan, en campañas en contra 
de esos gobiernos, de sus líderes, porque les es insoportable que ellos 
hayan impuesto el período más largo de estabilidad política, con gran 
apoyo social, en una región donde sus gobiernos – dictaduras militares y 
gobiernos neoliberales – han fracasado rotundamente. Mientras que los 
gobiernos europeos que mantienen las políticas neoliberales, a pesar de 
sus efectos sociales trágicos, no son condenados por esos órganos que, 
al contrario, los tienen como referencias, aun con su incapacidad de 
superar la profunda y prolongada crisis recesiva iniciada en 2008 y sin 
plazo para terminar.
 
Los lobbies de los medios de comunicación internacionales son incapaces 
de comprender por qué los gobiernos que descalifican tanto, son capaces 
de reelegir a sus líderes o elegir a sus continuadores, mientras que los 
gobiernos latinoamericanos que ellos intentaron promover como 
alternativas – como los de la Alianza del Pacifico, especialmente México 
y Perú – tienen gobiernos sin apoyo popular, donde se suceden líderes 
desprestigiados. Pero siguen con su trabajo de pésimo periodismo, que no 
logra dar cuenta de porqué esos países del continente son excepciones a 
escala mundial, frente a los retrocesos de los gobiernos que mantienen 
modelos neoliberales.
 
- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador 
del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio 
de Janeiro (Uerj).
 
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