El
agua es ese elemento básico del que todos hablamos, de él dependemos y
muy poco lo cuidamos y defendemos. Lo vemos en todas partes, aunque el
espíritu mercantilista ha ido reduciendo el agua de los ríos y
aumentando su presencia envasada en plásticos.
La
gratuidad del agua que cae sobre la tierra y corre por los ríos está
herida de muerte. Las amenazas vienen de diferentes frentes. El agua se
pone en peligro cuando los cerros se van quedando sin árboles, cuando el
gobierno y los empresarios centran la economía del país en la minera,
hidroeléctricas, agrocultivos y venta del bosque. También la amenaza la
indiferencia y la idea errónea de que el agua es inagotable.
El
futuro del planeta depende de cuánto se cuide el agua y todos los
recursos naturales. A pesar de esa certeza, el agua se mueve en dos
dinámicas paralelas, por un lado avanza de manera irracional su demanda
para la industria, el comercio y como producto de exportación; y en
paralelo hay una disminución brutal del caudal de agua de los ríos por
la reducción masiva del bosque. Esta dinámica de aumento de la demanda
del agua y reducción de la producción de la misma convierte el agua en
una de las mercancías más codiciadas y con mayor capacidad de mover
capital y conflictos en el mundo.
Honduras
no se queda atrás en esa guerra por el agua. En los últimos 10 años dos
grupos empresariales de la capital industrial mantienen una lucha a
muerte por el control del acuífero de Sunseri, ubicado en San Pedro
Sula. Este conflicto solo es el origen de lo que nos espera en la lucha
de alta intensidad entre empresarios por controlar las mayores reservas
de agua a nivel nacional. La empresa privada se está preparando para
tener el control del servicio de agua. Puerto Cortés, San Pedro Sula y
Choluteca ya privatizaron el servicio, teniendo como resultado el
aumento de la tarifa pero no de la calidad del mismo. Tegucigalpa le
sigue, un millón de personas esperan por el sustituto del Sanaa.
Así
como en unos municipios han entregado su agua a manos privadas, otros
se han comprometido con la defensa de dicho bien público. Los pobladores
y pobladoras de los municipios de El Progreso, El Negrito y Tela hace
más de 6 años lucharon para que las corporaciones municipales se
comprometieran por escrito a no privatizar el servicio del agua. Es
apenas un primer paso, pero ese es el camino para las comunidades. En la
coyuntura actual donde hay tantas agendas y tantos distractores en
movimiento, centrar la energía y la lucha en temas estratégicos como la
defensa del agua y los bienes naturales es la mejor manera de irnos
construyendo como pueblo.
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jueves, 9 de abril de 2015
Honduras / Nuestra Palabra: El agua: una lucha de frontera - Jueves, 09 de Abril de 2015
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