Aquí
en Honduras las élites y su gobierno están muy claros. Ya lo dijo un
oficial de la policía en muy baja voz: “No nos engañemos, aquí nos han
zampado una dictadura”. Y en esto se equivoca el que quiere. Vamos hacia
la consolidación de un plan político y económico sostenido sobre los
militares. Es la radicalización del modelo neoliberal que se viene
impulsando en nuestro país a lo largo de los últimos 25 años. Lo que
está en la base es la firme decisión de una reducida élite empresarial y
política por garantizar sus ganancias y sus privilegios sin importar
los costos para toda la sociedad.
En
los primeros años esta élite no necesitó mucho de los militares, por
eso se apertrechó en las instituciones de la democracia formal,
incluyendo la policía civil y los órganos operadores de justicia. Cuando
las cosas se fueron complicando, fueron poniendo mano dura,
especialmente con la política represiva, violenta, discriminatoria y
criminal hacia la juventud. Así se explican los programas de limpieza
social que incluyó masacres en los centros penales en los primeros años
del presente siglo.
Cuando
sintieron que sus intereses estaban amenazados por las alianzas que el
gobierno de Zelaya establecía con los gobiernos de América del sur, la
élite empresarial y política no dudó en respaldarse en los militares
para romper el orden constitucional. El golpe de Estado no fue otra cosa
que la respuesta de las élites hondureñas a través de la alianza con
los militares para defenderse y hacer frente a quienes amenazaban sus
intereses.
A
estas alturas de la violencia y del deterioro social, político e
institucional, la élite neoliberal no tiene ningún otro recurso para
proseguir con sus privilegios y ganancias que apoyarse y dar más poder a
los militares. No en vano, ya se anuncia que dentro de pocas semanas el
actual ministro de seguridad será sustituido por quien corresponde, es
decir, por un ministro militar en funciones. La militarización del
Estado y la sociedad es la radicalización extrema del modelo de los
neoliberales, que no es otra cosa que la desesperada estrategia de los
altos ricos de Honduras de usar a los militares y a un aprendiz de
dictador para protegerse de las amenazas que representa la sociedad.
Todo con el fin único de seguir explotando los bienes del país y del
Estado a diestra y siniestra, y a rienda suelta.Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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