por Fidel Castro Ruz
Viernes, 16 de Agosto de 2013 04:41 / .kaosenlared.net

Fidel Castro Ruz
Agosto 13 de 2013
9 y 5 p.m.
El 26 de julio de 2006 enfermé gravemente. Apenas comprendí que
sería definitivo no vacilé en proclamar el día 31 que cesaba en mis
cargos como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y
propuse que el compañero designado para ejercer esa tarea procediera de
inmediato a ocuparlo.
La especie humana reafirma con
frustrante fuerza que existe desde hace aproximadamente 230 mil años. No
recuerdo afirmación alguna que alcance más edad. Sí existieron otros
tipos de humanos, como los Neandertales de origen europeo; o un tercero,
el homínido de Denisova al norte de Asia pero, en ningún caso, existen
fósiles más antiguos que los del Homo Sapiens de Etiopía.
Tales restos, en cambio, existen de
numerosas especies entonces vivas, como los dinosaurios, cuyos fósiles
datan de hace más de 200 millones de años. Muchos científicos hablan de
su existencia antes del meteorito que impactó en el Istmo de Tehuantepec
provocando la muerte de aquellos, algunos de los cuales medían hasta 60
metros de largo.
Es conocida igualmente la prehistoria
del planeta que hoy habitamos, desprendido de la nebulosa solar y su
enfriamiento como masa compacta casi llana, constituida por un número
creciente de materias bien definidas que poco a poco adquirirían rasgos
visibles. Tampoco se sabe todavía cuántas faltan por descubrir, y los
insólitos usos que la tecnología moderna puede aportar a los seres
humanos.
Se conoce que las semillas de algunas
plantas comestibles fueron descubiertas y comenzaron a utilizarse hace
alrededor de 40 mil años. Existe también constancia de lo que fue un
calendario de siembra grabado en piedra hace aproximadamente 10 mil
años.
Las ciencias deben enseñarnos a todos a
ser sobre todo humildes, dada nuestra autosuficiencia congénita.
Estaríamos así más preparados para enfrentar e incluso disfrutar el raro
privilegio de existir.
En el mundo explotado y saqueado viven
incontables personas generosas y sacrificadas, especialmente las madres,
a las que la propia naturaleza dotó de especial espíritu de sacrificio.
El concepto de padre, que no existe en
la naturaleza, es, en cambio, fruto de la educación social en los seres
humanos y se observa como norma en cualquier rincón, desde el ártico,
donde se encuentran los esquimales, hasta las selvas más tórridas de
África en las que las mujeres no solo cuidan de la familia, sino también
laboran la tierra para producir alimentos.
Quien lee las noticias que todos los
días llegan sobre viejos y nuevos comportamientos de la naturaleza y los
descubrimientos de los métodos para enfrentar lo de ayer, hoy y mañana,
comprendería las exigencias de nuestro tiempo.
Los virus se transforman de forma
inesperada y golpean las plantas más productivas o los animales que
hacen posible la alimentación humana, lo que torna más insegura y
costosa la salud de nuestra especie, genera y agrava las enfermedades,
sobre todo, en los mayores o los más pequeños.
¿Cómo enfrentar con honor el número creciente de obstáculos que los habitantes del planeta sufren?
Pensemos que más de doscientos grupos
humanos se disputan los recursos de la Tierra. El patriotismo es
simplemente el sentimiento solidario más amplio alcanzado. Nunca digamos
que fue poco. Con seguridad se inició por las actividades familiares de
grupos reducidos de personas que los escritores de la historia
calificaron de clan familiar, para recorrer el camino de la cooperación
entre grupos de familias que colaboraban entre sí para cumplimentar las
tareas a su alcance. Hubo lucha entre grupos de familias en otras
etapas, hasta alcanzar niveles superiores de organización como sin duda
fue la tribu. Transcurrieron más de cien mil años. Los recuerdos
escritos en sofisticados pergaminos datan, sin embargo, de no más de 4
mil años.
La capacidad humana para pensar y
elaborar ideas era ya notable, y no creo sinceramente que los griegos
eran menos inteligentes que el hombre actual. Sus poemas, sus textos
filosóficos, sus esculturas, sus conocimientos médicos, sus juegos
olímpicos; sus espejos, con los que incendiaban naves adversarias
concentrando los rayos solares; las obras de Sócrates, Platón,
Aristóteles, Galeno, Arquímedes y otros llenaron de luz el mundo
antiguo. Eran hombres de inusual talento.
Arribamos, tras un largo camino, a la etapa contemporánea de la historia del hombre.
Días críticos no tardaron en presentarse
para nuestra Patria, a 90 millas del territorio continental de Estados
Unidos, después que una profunda crisis golpeó a la URSS.
Desde el 1ro de enero de 1959 nuestro
país asumió el mando de su propio destino tras 402 años de coloniaje
español y 59 como neocolonia. Ya no existíamos como indígenas que no
hablaban siquiera el mismo idioma; éramos una mezcla de blancos, negros e
indios que integrábamos una nación nueva con sus virtudes y sus
defectos como todas las demás. Huelga decir que imperaban en la isla la
tragedia del desempleo, el subdesarrollo y un pobrísimo nivel de
educación. Poseían conocimientos inculcados por la prensa y la
literatura dominante en Estados Unidos, que desconocía, si es que no
despreciaba, los sentimientos de una nación que combatió con las armas
durante décadas por la independencia del país, y al final incluso contra
cientos de miles de soldados al servicio de la metrópolis española. Es
preciso no olvidar la historia de la “Fruta Madura”, imperante en la
mentalidad colonialista de la poderosa nación vecina que hizo prevalecer
su fuerza y negaba al país no solo el derecho a ser libre hoy, mañana y
siempre, sino que pretendía anexar nuestra isla al territorio de ese
poderoso país.
Cuando en el puerto de La Habana estalla
el acorazado norteamericano Maine, el ejército español, integrado por
cientos de miles de hombres, estaba ya derrotado, como un día los
vietnamitas derrotaron a base de heroísmo el poderoso ejército dotado de
sofisticado armamento, incluido el “Agente Naranja” que a tantos
vietnamitas afectó para toda su vida, y Nixon, más de una vez, estuvo
tentado al uso de las armas nucleares contra aquel pueblo heroico. No en
balde luchó por ablandar a los soviéticos con sus discusiones sobre la
producción de alimentos en aquel país.
Dejaría de ser diáfano si no señalo un
momento amargo de nuestras relaciones con la URSS. Eso derivó de la
reacción que tuvimos al conocer la decisión de Nikita Jruschov a raíz de
la Crisis de Octubre de 1962, de la que el próximo mes de octubre se
cumplirán 51 años.
Cuando supimos que Jruschov había
acordado con John F. Kennedy la retirada de los proyectiles nucleares
del país, publiqué una nota con los 5 Puntos que consideré
indispensables para un acuerdo. El jefe soviético conocía que
inicialmente nosotros advertimos al Mariscal jefe de la cohetería
soviética que a Cuba no le interesaba aparecer como emplazamiento de cohetes de la URSS, dada su aspiración a ser ejemplo para los demás países de América latina
en la lucha por la independencia de nuestros pueblos. Pero a pesar de
eso el Mariscal jefe de tales armas, una persona excelente, insistía en
la necesidad de contar con algún arma que persuadiera a los agresores.
Al insistir él en el tema, le expresé que si a ellos les parecía una
necesidad imprescindible para la defensa del socialismo, se trataba ya
de otra cosa, porque éramos por encima de todo revolucionarios. Le pedí
dos horas para que la Dirección de nuestra Revolución tomara una
decisión.
Jruschov se había portado con Cuba
a gran altura. Cuando Estados Unidos suspendió totalmente la cuota
azucarera y bloqueó nuestro comercio, él decidió comprar lo que dejara
de adquirir ese país, y a los mismos precios; cuando meses después aquel
país nos suspendió las cuotas de petróleo, la URSS nos suministró las
necesidades de ese vital producto sin lo cual nuestra economía sufriría
un gran colapso: una lucha a muerte se habría impuesto, ya que Cuba
jamás se rendiría. Los combates habrían sido muy sangrientos, tanto
para los agresores como para nosotros. Habíamos acumulado más de 300 mil
armas, incluyendo las 100 mil que le ocupamos a la tiranía batistiana.
El líder soviético había acumulado gran
prestigio. A raíz de la ocupación del Canal de Suez por Francia e
Inglaterra, las dos potencias que eran propietarias del canal, con el
apoyo de fuerzas israelitas, atacaron y ocuparon aquella vía. Jruschov
advirtió que usaría sus armas nucleares contra los agresores franceses y
británicos que ocuparon ese punto. Estados Unidos, bajo la dirección de
Eisenhower, no estaba dispuesto en ese momento a involucrarse en una
guerra. Recuerdo una frase de Jruschov por aquellos días: “nuestros
cohetes pueden darle a una mosca en el aire”.
No mucho tiempo después, el mundo se vio
envuelto en un gravísimo peligro de guerra. Desgraciadamente fue el más
grave que se ha conocido. Jruschov no era un líder cualquiera, durante
la Gran Guerra Patria se había destacado como Comisario Jefe de la
defensa de Stalingrado, actual Volgogrado, en la batalla más dura que se
ha librado en el mundo con la participación de 4 millones de hombres.
Los nazis perdieron más de medio millón de soldados. La Crisis de
Octubre en Cuba le costó el cargo. En 1964, fue sustituido por Leonid Brezhnev.
Se suponía que, aunque a un precio alto, Estados Unidos cumpliría su compromiso de no invadir Cuba.
Brezhnev desarrolló excelentes relaciones con nuestro país, nos visitó
el 28 de enero de 1974, desarrolló el poderío militar de la Unión
Soviética, entrenó en la escuela militar de su gran país a muchos
oficiales de nuestras Fuerzas Armadas, continuó el suministro gratuito
de armamento militar a nuestro país, promovió la construcción de una
central electronuclear de enfriamiento por agua, en la que se aplicaban
las máximas medidas de seguridad y le dio apoyo a los objetivos
económicos de nuestro país.
A su muerte, el 10 de noviembre de 1982,
le sucedió Yuri Andrópov, director de la KGB, quien presidió los
funerales de Brezhnev y tomó posesión como Presidente de la URSS. Este
era un hombre serio, así lo aprecio, y también muy franco.
Nos dijo que si éramos atacados por
Estados Unidos deberíamos luchar solos. Le preguntamos si podían
suministrarnos las armas gratuitamente como hasta ese momento. Respondió
que sí. Le comunicamos entonces: “no se preocupe, envíenos las armas
que de los invasores nos ocupamos nosotros”.
Sobre este tema solo un mínimo de
compañeros estuvimos informados ya que era muy peligroso que el enemigo
dispusiera de esta información.
Decidimos solicitar a otros amigos las armas suficientes para contar con un millón de combatientes cubanos.
El compañero Kim II Sung, un veterano e intachable combatiente, nos
envió 100 mil fusiles AK y su correspondiente parque sin cobrar un
centavo.
¿Qué contribuyó a desatar la crisis? Jruschov había percibido la clara intención de Kennedy de invadir a Cuba
tan pronto estuvieran preparadas las condiciones políticas y
diplomáticas, especialmente después de la aplastante derrota de la
invasión mercenaria de Bahía de Cochinos, escoltada por buques de asalto
de la Infantería de Marina y un portaaviones yankis. Los mercenarios
controlaban el espacio aéreo con más de 40 aviones entre bombarderos
B-26, aviones de transporte aéreo y otros de apoyo. Un ataque sorpresivo
previo, a la principal base aérea, no encontró nuestros aviones
alineados, sino desperdigados en diversos puntos, los que podían moverse
y los que carecían de piezas. Apenas afectaron algunos. El día de la
invasión traicionera nuestras naves estaban en el aire antes del
amanecer en dirección a Playa Girón. Digamos solo que un honesto
escritor norteamericano describió aquello como un desastre. Baste decir
que al final de aquella aventura solo dos o tres de los expedicionarios
pudieron regresar a Miami.
La invasión programada por las fuerzas
armadas de Estados Unidos contra la isla habría sufrido grandes bajas,
muy superiores a los 50 mil soldados que perdieron en Vietnam. No tenían
entonces las experiencias que adquirieron más tarde.
Se recordará que el 28 de octubre de 1962 yo declaré que no estaba de acuerdo con la decisión inconsulta e ignorada por Cuba
de que la URSS retiraría sus proyectiles estratégicos, para los cuales
se estaban preparando las rampas de lanzamiento que serían un total de
42. Al líder soviético le expliqué que ese paso no había sido consultado
con nosotros, requisito esencial de nuestros acuerdos. En una frase
está la idea: “Usted puede convencerme de que estoy equivocado, pero no
puede decirme que estoy equivocado sin convencerme”, y enumeré 5 Puntos
que se mantenían intocables: Cese del Bloqueo económico y de todas las
medidas de presión comercial y económica que ejercen los Estados Unidos
en todas partes del mundo contra nuestro país; cese de todas las
actividades subversivas, lanzamiento y desembarco de armas y explosivos
por aire y por mar, organización de invasiones mercenarias, filtración
de espías y saboteadores, acciones todas que se llevan a cabo desde el
territorio de los Estados Unidos y de algunos países cómplices; cese de
los ataques piratas que se llevan a cabo desde las bases existentes en
Estados Unidos y Puerto Rico; cese de todas las violaciones de nuestro
espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos; y
la retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por los Estados Unidos.
Es harto conocido igualmente que el
periodista francés Jean Daniel había entrevistado al presidente Kennedy
después de la Crisis de Octubre; este le contó la experiencia muy dura
que había vivido, y le había preguntado si yo realmente conocía el
peligro de aquel momento. Le pidió al reportero francés que viajase a La
Habana, hablara conmigo y esclareciese esa interrogante.
Este viajó a La Habana y pidió la
entrevista. Lo cité esa noche y le transmití que deseaba verlo y
conversar con él sobre el tema, y le sugerí conversar en Varadero.
Llegamos al lugar y lo invité a almorzar. Era el mediodía. Puse un radio
y en ese instante un despacho glacial informa que el Presidente había
sido asesinado en Dallas.
Prácticamente ya no había de qué hablar.
Yo, desde luego, le pedí que me hablara de su conversación con Kennedy;
él estaba realmente impresionado con su contacto. Me dijo que Kennedy
era una máquina de pensar, estaba realmente traumatizado. No volví a
verlo. Por mi parte investigué lo que pude, o más bien supuse lo que
pasó ese día. Fue rara la conducta de Lee Harvey Oswald. Supe que este
había tratado de visitar Cuba no mucho
tiempo antes del asesinato de Kennedy, y se supone que disparó con un
rifle semiautomático de mira telescópica contra un blanco en movimiento.
De sobra conozco el empleo de esa arma. La mirilla, cuando se hace un
disparo, se mueve y el blanco se pierde un instante; lo que no ocurre
con otro tipo de sistema de puntería de cualquier fusil. La telescópica,
de varios poderes, es muy precisa si el arma se apoya, pero estorba
cuando se hace con un objetivo en movimiento. Se dice que fueron dos los
disparos mortales consecutivos en fracción de segundos. La presencia de
un lumpen conocido por su oficio, que mata a Oswald nada menos que en
una estación de policía, conmovido por el dolor que estaría sufriendo la
esposa de Kennedy, parece una cínica broma.
Johnson, un buen magnate petrolero, no
perdió un minuto en tomar el avión en dirección a Washington. No quiero
hacer imputaciones; es asunto de ellos, pero se trata de que en los
planes estaba involucrar a Cuba en el
asesinato de Kennedy. Más tarde, transcurridos los años, me visitó el
hijo del Presidente asesinado y cenó conmigo. Era un joven lleno de vida
que le gustaba escribir. Poco tiempo después, viajando en noche
tempestuosa hacia una isla vacacional en un sencillo avión, al parecer
no encontraron la meta y se habían estrellado. También conocí en Caracas
a la esposa y los hijos pequeños de Robert Kennedy, quien fue fiscal, y
negociador con el enviado de Jruschov y había sido asesinado. Así
marchaba desde entonces el mundo.
Muy próximo ya a terminar este relato,
que coincide con el 13 de agosto, 87 aniversario de su autor, ruego se
me excuse de cualquier imprecisión. No he tenido tiempo de consultar
documentos.
Los despachos cablegráficos casi diariamente hablan de preocupantes temas que se acumulan en el horizonte mundial.
Noam Chomsky, según el sitio Web del
canal de televisión Rusia Today, expresó: “La política de Estados Unidos
está diseñada para que aumente el terror”.
“Según el prestigioso filósofo, la
política de EE.UU. está diseñada de manera que aumenta el terror entre
la población. ‘EE.UU. está llevando a cabo la campaña terrorista
internacional más impresionante jamás vista [¼ ], la de los drones y la
campaña de las fuerzas especiales’¼ ”
“La campaña de drones está creando potenciales terroristas.”
“A su juicio, es absolutamente asombroso
que el país norteamericano lleve a cabo por un lado una campaña de
terror masivo, que pueda generar potenciales terroristas en contra de
uno mismo, y por otro proclame que es absolutamente necesario contar con
vigilancia masiva para proteger contra el terrorismo.”
“Según Chomsky, existen numerosos casos similares. Uno de los más llamativos, en su opinión,
es el de Luis Posada Carriles, acusado por Venezuela de la
participación en un atentado contra un avión en el que murieron 73
personas.”
Hoy guardo un especial recuerdo del
mejor amigo que tuve en mis años de político activo —quien muy humilde y
pobre se fraguó en el Ejército Bolivariano de Venezuela—, Hugo Chávez
Frías.
Entre los muchos libros que he leído,
impregnados de su lenguaje poético y descriptivo, hay uno que destila su
rica cultura y su capacidad de expresar en términos rigurosos su
inteligencia y sus simpatías a través de las más de dos mil preguntas
formuladas por el periodista, también francés, Ignacio Ramonet.
El 26 de Julio de este año, cuando visitó a Santiago de Cuba
con motivo del 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y
Carlos M. de Céspedes, me dedicó su último libro: Hugo Chávez Mi primera
vida.
Experimenté el sano orgullo de haber
contribuido a la elaboración de esa obra, porque Ramonet me sometió a
ese cuestionario implacable, que pese a todo sirvió para entrenar al
autor en esa materia.
Lo peor es que no había concluido mi tarea como dirigente cuando le prometí revisarlo.
El 26 de julio de 2006 enfermé
gravemente. Apenas comprendí que sería definitivo no vacilé un segundo
en proclamar el día 31 que cesaba en mis cargos como Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, y propuse que el compañero designado
para ejercer esa tarea procediera de inmediato a ocuparlo.
Me restaba concluir la revisión
prometida de Cien horas con Fidel. Estaba acostado, temía perder el
conocimiento mientras dictaba y a veces me quedaba dormido. No obstante,
día por día respondía a las endiabladas preguntas que me parecían
interminablemente largas; pero persistí hasta que terminé.
Estaba lejos de imaginar que mi vida se
prolongaría otros siete años más. Solo así tuve el privilegio de leer y
estudiar muchas cosas que debí aprender antes. Pienso que los nuevos
descubrimientos nos han sorprendido a todos.
De Hugo Chávez faltaron muchas preguntas
por responder, desde el momento más importante de su existencia, cuando
tomó posesión de su cargo como Presidente de la República de Venezuela.
No existe una sola pregunta que responder en los más brillantes
momentos de su vida. Los que lo conocieron bien saben la prioridad que
daba a esos desafíos ideológicos. Hombre de acción e ideas, lo
sorprendió un tipo de enfermedad sumamente agresiva que le hizo sufrir
bastante, pero enfrentó con gran dignidad y con profundo dolor para
familiares y amigos cercanos que tanto amó. Bolívar fue su maestro y el
guía que orientó sus pasos en la vida. Ambos reunieron la grandeza
suficiente para ocupar un lugar de honor en la historia humana.
Todos esperamos ahora Hugo Chávez Mi segunda Vida. Sin él, la más auténtica de las historias nadie podría escribirla mejor.
Fidel Castro Ruz
Agosto 13 de 2013
9 y 5 p.m.
Video:
Publicado el 13/08/2013
Fidel Castro nació el 13 de agosto
de 1926 en Birán, en el este de Cuba. Sus padres fueron el inmigrante
gallego devenido en terrateniente, Ángel Castro, y la campesina cubana
Lina Ruz. Es padre de ocho hijos y tiene varios nietos.
Su más reciente aparición pública fue en abril pasado, cuando inauguró una escuela en La Habana.
En julio, escribió una carta, "He vivido para luchar", dirigida a los ocho mandatarios que asistieron a la conmemoración del 60 aniversario del asalto al Cuartel Moncada.
Su más reciente aparición pública fue en abril pasado, cuando inauguró una escuela en La Habana.
En julio, escribió una carta, "He vivido para luchar", dirigida a los ocho mandatarios que asistieron a la conmemoración del 60 aniversario del asalto al Cuartel Moncada.
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