
A raíz de este repudiable hecho, Radio Progreso recibió una llamada de la Embajada Americana para preguntar sobre la situación en la que se encuentran la aplicación de las medidas cautelares de la que goza nuestro personal por parte de la Comisión Interamericana de derechos Humanos de la OEA. Ante la respuesta nuestra sobre la desidia que existe sobre dichas medidas, la funcionaria de la sede diplomática de los Estados Unidos manifestó su compromiso por ponerse al habla con los responsables del Ministerio de Seguridad de dar seguimiento a las medidas cautelares. No habían pasado ni cinco minutos de la llamada de la funcionaria de la Embajada Americana cuando recibimos una llamada. Era del responsable del Ministerio de Seguridad quien expresó con palabras melifluas y particularmente atentas la preocupación que existe en dicho ministerio por la situación de seguridad tanto de Chemita como del resto del personal que labora en nuestra Radio Progreso. Con una prestancia inusitada nos dio números de teléfonos de oficiales de la policía a quienes podíamos avocarnos ante cualquier emergencia que se nos presentara, finalizando su llamada con sus palabras, muy bien pronunciadas, de que el Ministerio de Seguridad estaba muy atento para darnos protección. Fue en ese momento cuando en ambiente distendido pusimos las cosas en su sitio. Tanto poder tenía la Embajada que bastaba una llamada para que los funcionarios hondureños se levantaran de su modorra y cumplir diligentemente con su tarea. Un pequeño botón de muestra sobre la extrema cultura de dependencia y servilismo que subyace en los políticos y en la burocracia hondureña, mucho más alarmante cuando más urgencia existe para que la ciudadanía se sienta protegida. Apenas un botón de muestra.
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