Rebanadas de
Realidad - Tegucigalpa, 08/05/13.-
SEIS HECHOS Y EJES debidamente
articulados han puesto a Honduras en el escenario mundial:
- Golpe de Estado del
28 de junio del 2009
- Más del ochenta por
ciento de la droga que entra a Estados Unidos de América pasa por
Honduras
- Existencia de la
tasa de homicidios 86.5 por cien mil habitantes que corresponde a la más
alta en el mundo.
- Epicentro de las
maniobras de la geopolítica militar y contra las drogas de EUA en
América Latina.
- Uno de los países
más pobres de América Latina donde prevalecen las políticas depredadoras
multinacionales: minería, monocultivos, agrocombustibles, transgénicos,
megaproyectos de represas, turismo y el sometimiento a la hegemonía
capitalista de la globalización neoliberal
- Alta tasa de
inseguridad y de violaciones a los derechos humanos
PARA ESTE TRABAJO nos
centraremos sobre la situación de seguridad y violaciones a los derechos
humanos, la soberanía y autodeterminación del pueblo hondureño:
En la última década se
ha incrementado el número de bases militares estadounidenses, con fuertes
controles aéreos, marítimos y terrestres. Se suman a la Base Soto Cano
(Palmerola), en Comayagua, las siguientes: una en las Islas de la Bahía
(Guanaja) , otra en la Mosquitia (cerca de la laguna de Caratasca), y en
Puerto Castilla, se está desarrollando una fuerte infraestructura militar
que está articulada a la Cuarta Flota del Comando Sur.
En la zona norte,
oriental y central del país y en las cercanías del Caribe, existe la mayor
militarización. En la Zona Sur e se desarrollan operaciones militares
conjuntas que ejercen el control del mar Pacifico, en donde la política
del Pentágono además de militar, es tener mayor hegemonía mediante la
privatización de los mares.
Los mayores traumas,
terrores, torturas y asesinatos se han concentrado, en las áreas del Valle
del Aguán, territorios garífunas, misquitos, tawakas, y familias
campesinas. Las comunidades son falsamente acusadas de ser grupos
guerrilleros y bajo el pretexto de la guerra contra las drogas y defensa
de las propiedades de los terratenientes y multinacionales (minería,
petróleo, neocolonización británica/estadounidense) y agrocombustibles ,
se realizan experimentos de guerra que tienen como chivo expiatorio a las
comunidades campesinas. Participan en las operaciones : las Fuerzas
Armadas y la Policía hondureñas ( Base Naval de Puerto Castilla, Batallón
de Infantería, Operación Xatruch, Policía Local y cuerpos de Inteligencia
Militar); miembros militares y de contrainsurgencia estadounidenses,
Agentes de la DEA, y la policía colombiana, guardias privados de los
terratenientes y cuerpos armados de los narcotraficantes.
La política
intervencionista del Pentágono ha invadido todos los espacios militares,
económicos, sociales, políticos, ideológicos religiosos y mediáticos del
país; a tal grado que el objetivo central es la amenaza constante de otro
golpe de Estado o consolidar la intervención total para considerar a
Honduras un “Estado Fallido” e ingobernable y aplicar la receta de Haití,
o convertirlo en un Estado de Excepción permanente o El Estado Libre
Asociado como Puerto Rico.
Las líneas dominantes
se han realizado en nombre de la Seguridad, desde luego la Seguridad de
los Estados Unidos, para lo cual se ha pretendido (sin resultados) borrar
la memoria de la Doctrina de Seguridad Nacional con sus crímenes
(desaparición forzosa) y establecer una Nueva Doctrina de la Seguridad.
EL PRIMER PASO
son amenazas o consumación de los Golpes de Estado en América Latina y la
militarización del Estado y la sociedad donde los ejércitos y cuerpos
policiales sean obedientes y no deliberantes a las políticas del
Pentágono. En el caso particular de Honduras se ha pretendido borrar la
memoria de los actos violatorios y de tortura que ha realizado el ejercito
entrenado en la Escuela de las Américas , y considerar el cuerpo castrense
como el principal garante de la seguridad.
EL SEGUNDO PASO
ha sido depurar los cuerpos policiales y dejar intacto los cuerpos
militares (ambos han participado en actos de corrupción y violación de los
derechos humanos). La depuración ha sido desigual, los encargados de
hacerla, los altos jefes no se han depurados a sí mismos y lo hacen
postfactum (después de los hechos).
En las pruebas de
confianza han tenido un gran peso la tortura psicológica mediante
utilización del polígrafo, el FBI, la policía colombiana y mexicana. El
“Comisionismo“ ha proliferado y cuando presentan informes sobre la
corrupción policial de la alta jerarquía; no existe la debida información
al pueblo hondureño.
EL TERCER PASO
ha sido promover la intervención del Ministerio Público, la Corte Suprema
de Justicia y desarrollar una política de despojo de la cultura y
desnacionalización en el país. Financiar a cuadros intelectuales orgánicos
y organizaciones sociales, religiosas y mediáticas afines a la política
imperialista para que el pueblo acepte la intervención estadounidense y la
militarización de la sociedad.
EL CUARTO PASO
es crear la confusión y el caos mediante la proliferación de problemas o
situaciones de violencia. Los recientes cambios en las políticas de ha
sido la sustitución del Ministro de Seguridad. Estos cambios ocurren
cuando se producen las visitas de altos funcionarios estadounidenses:
militares y expertos en la contrainsurgencia y la guerra contra las drogas
y sobre todo en las políticas agresivas contra Cuba, Venezuela, Ecuador,
Bolivia y Nicaragua; tales como los visiitantes: John Kelly, Jefe del
Comando Sur, El Zar Antidrogas William Brownfield y el senador Robert
Menéndez .
No hay duda de que si
existe intervención desde afuera es porque hay condiciones internas ya sea
de la oligarquía financiera, agroindustriales, el Gobierno, los partidos
políticos; así como de las organizaciones del movimiento social y la
denominada “sociedad civil”, quienes guardan silencio ante las violaciones
a la dignidad nacional. Lo que tenemos en Honduras es una guerra contra el
pueblo, es un experimento bélico aterrorizante que nos despoja de los
territorios, de la dignidad y de la cultura. Es la violencia
neocolonizadora que se presenta como algo monstruoso y difícil de vencer.
Es la guerra psicológica, la guerra de conflictos de baja intensidad, la
guerra mediática y la guerra irregular. Es la Nueva Doctrina de Seguridad
que se manifiesta cada vez mas como la Seguridad más insegura.
Los siniestros planes
nos perforan el cerebro y la conciencia y nos hacen creer que nosotros y
nosotras somos los violentos y salvajes y que por lo tanto se requieren la
limpieza social, femicido y el exterminio de los campesinos, garífunas,
indígenas y los pueblos originarios y ser dóciles ante el envenenamiento
de la Madre Tierra con industria extractiva minera, la explotación del
petróleo, los bosque, el encarcelamiento de las aguas y la vulneración de
la soberanía alimentaria: agrocombustibles; plaguicidas y transgenicos
generados por la biotecnología de la MONSANTO
Nuestro gran desafío
es la unidad de las fuerzas contrahegemónicas, defender la cultura y
autodeterminación, la soberanía y la dignidad nacional. La verdadera
Seguridad no es militar ni policial; tiene su fundamento en la
transformación de la desigualdad social y económica, la injusticia social,
y lograr el buen vivir, el respeto a los derechos humanos y de la Madre
Tierra.
La Política de
Seguridad impuesta por Estados Unidos de América nos lleva a la muerte
programada del pueblo hondureño y a borrar la memoria histórica de
nuestros mártires, héroes y heroínas: Lempira, José Cecilio del Valle,
Francisco Morazán, Froylán Turcios, Visitación Padilla y Lolita Caballero;
así como las luchas de resistencia heróicas de las organizaciones
indígenas, garífunas, obreras campesinas, pobladoras y estudiantiles.
Con toda esta
plataforma de agresión imperialista en Honduras la vida de un campesino,
de una mujer o de un niño sólo vale un cintillo en los periódicos
amarillistas, porque la mismísima Seguridad se ha vuelto insegura.
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