Estafeta
¿Relaciones con China o con Taiwán?
Víctor Manuel Ramos
“El propósito de precipitar un
cambio de relaciones con China”.. deja un sabor de desesperación, para
conseguir auxilio financiero que no está a la mano, precisamente porque
Honduras, con la calificación de riesgo que tiene actualmente, ni siquiera
puede, de acuerdo con las normas internacionales, colocar los llamados ‘bonos
soberanos’ en otros Estados”.
Siempre
he sostenido que Honduras no ejerce una política internacional coherente. Hay
muchas razones, pero dos son obvias y vergonzantes. La primera es que,
concebido, nuestro país, como un Estado neocolonial, a lo largo de su
desgraciada historia, o como una Banana
republic, ha enrumbado sus relaciones internacionales en función de los
intereses de la gran potencia que nos ha subyugado, dejando al margen los
verdaderos intereses nacionales y los del pueblo hondureño. En esa tónica de
país sometido, estuvimos a unos pasos de que, tanto Inglaterra como Estados Unidos
se alzaran con las Ruinas de Copán, piedra por piedra. Los norteamericanos
incluso llegaron a comprarlas a un campesino hondureño, resultó ser más listo
que ellos, que alegaba ser dueño de los terrenos en que está ubicada la metrópoli
maya, y cobró 50 dólares por la venta.
En
una de las comunicaciones en las que se ultimaban los detalles para el traslado
de la ciudad maya se habla de la dificultad de trasportar las estelas, por su
gran tamaño y por su peso, y se proponía la solución de cortarlas en pedazos
para facilitar su traslado. Esa herencia de nuestros antepasados está ahí, en
donde la dejaron los indígenas, porque las pretensiones de Inglaterra y las de
Estados Unidos, provocaron incomprensiones que no les permitieron llegar a un
acuerdo de quien se quedaba con la joya arqueológica, hoy patrimonio de la
humanidad (Todo esto está documentado en la correspondencia del Foreing Office.
Ver: Robert D. Aguirre: El museo
británico, la Oficina de Relaciones Exteriores
y las Ruinas de Centro América, en Yaxkin, IHAH, año 34, vol XXV,
No. 1, 2009, pags. 217 - 270). No obstante, para ningún catracho debe ser
desconocido que en museos norteamericanos e ingleses se encuentran valiosísimas
piezas pertenecientes a Copán, sustraídas clandestinamente, la mayoría, y por
la vía de acuerdos a los que nos obligaron como país sumiso. Llegará el día en
que la justicia internacional obligará a los saqueadores a devolver las piezas arqueológicas saqueadas a los
pueblos como legítimos dueños.
Cuando
Cuba realizó su revolución, con Fidel a la cabeza, Honduras rompió relaciones
diplomáticas con ese país por mandato del Imperio y desató una persecución en
contra de los hondureños que profesaban una política de liberación que condujo
a miles de perseguidos, encarcelados, asesinados y perseguidos. Ya años antes,
nuestro país había sido utilizado como marioneta en el derrocamiento, por parte
de los mismos Estados Unidos, del gobierno democrático encabezado por el
Coronel Jacobo Árbenz, en Guatemala. Honduras no restableció relaciones
diplomáticas con Cuba sino hasta hace unos pocos años, con gran temor por las
represalias a que el amo podría someternos.
Igual
desvergüenza ocurrió cuando nuestro país sometió a arbitraje la línea divisoria
con Guatemala. Honduras reclamaba toda la margen derecha del Río Motagua. En
ambas riveras estaba establecida la United Fruit Co. y a esta transnacional le
convenía que lo reclamado por Honduras pasara a ser parte del territorio
guatemalteco, porque de esa manera se facilitaba la exportación de banano a
través de Puerto Barrios. Honduras, obediente y sometida, accedió a que Estados
Unidos, que era parte interesada en el asunto,
fungiera como árbitro. Honduras perdió esos territorios.
Y
¿qué decir del triste papel jugado por Honduras cuando el imperio atosigó a la
revolución sandinista? Honduras se convirtió en una republiqueta alquilada, como nos calificó Gregorio Selser, y se implantó aquí la política de
seguridad nacional que condujo, también,
a persecución, tortura, asesinato y desaparecimiento de cienes de hondureños.
Hace apenas unos meses tuvimos un chispazo de dignidad al votar en favor de
reconocer a Palestina como un Estado observador en la ONU.
Manuel
Zelaya denunció y rechazó el intento de la diplomacia norteamericana de
imponerle nombres para que integrara su gabinete.
La
segunda es que, siendo un país miserable, hemos practicado en la política internacional
de nuestras relaciones diplomáticas con pueblos y naciones amigas (no debería
de haber naciones ni pueblos enemigos en el mundo de hoy) el indignante
pedigüeñismo. En base a ese principio amoral es que Honduras ha extendido la
mano y, en no pocas ocasiones, incluso, ha hecho del chantaje, el principio de
su fingida amistad con algunos pueblos y gobiernos.
Se
ha justificado este deshonesto proceder con el argumento de que Honduras
perdería mucho en su relación comercial si desobedecía o se situaba en rebeldía
frente a los mandatos del Departamento de Estado. Por eso, en cuanto se pudo el
país dijo no al ALBA y a sus relaciones cordiales con el gobierno de la
República Bolivariana de Venezuela, a pesar de que perdíamos las ventajas que
se nos daba en la compra del petróleo y en los créditos blandos destinados a
procesos de desarrollo y de consolidación de nuestra economía.
Este
principio del chantaje y del pedigüeñismo es el que ha regido nuestras
relaciones con Taiwán. Se le ha venido sacando plata a los chinos de la Isla a
cambio de mantener abierta su embajada en Tegucigalpa. Muchos de los miles de
dólares entregados por el gobierno de Taiwán al gobierno de Honduras han ido a
parar a cuentas personales y son muchas las primeras damas que han pasado por
las oficinas de la embajada reclamando subsidios. No han rendido cuenta alguna
de los dineros que les han entregado de buena fe. Quizá Marlon Escoto se
interesa por hacer una auditoría a las primeras damas, pedirles una
liquidación, para saber cómo invirtieron
el dinero que solicitaron para la merienda escolar.
Inicialmente,
las relaciones con Taiwán fueron el resultado de la presión de Estados Unidos,
con el objeto de aislar a China continental, mediante la política de la guerra
fría. Posteriormente, es indudable que esas relaciones se fortalecieron y que
ha sido Honduras el verdadero beneficiario en el área financiera, tecnológica,
en proyectos de desarrollo agrícola,..
Con
motivo de la llegada del presidente Ma al poder en Taiwán, que trajo unas
mejores relaciones entre las dos Chinas, con una distensión en el estrecho que
divide a estas naciones, ambos gobiernos llegaron a un acuerdo que impidiera
que nuestros países pedigüeños y chantajistas, sacaran provecho de su
desvergüenza, y han acordado de que no se disputarán embajadas.
Hace
apenas unos meses, más precisamente el 10 de octubre del año pasado, día
nacional de Taiwán, oí al Presidente Lobo, expresar su profesión de amor eterno
hacia Taiwán. Ahora, sumido en la angustia financiera, Lobo está extendiendo la
mano y haciendo chantaje para decidir con quién nuestro país continúa sus
relaciones diplomáticas: con China Continental o con Taiwán, con la esperanza
de que uno de los dos Estados afloje la plata para la compra de los bonos
soberanos (¡vaya denominación la de estos instrumentos de endeudamiento y de más
sufrimiento para los hondureños!).
¿Qué
respeto podrá reclamar Honduras en el concierto de naciones con ese vergonzoso
comportamiento?
ramos.victormanuel@hotmail.com
No hay comentarios :
Publicar un comentario