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14 de Diciembre 2012 / Agencia EFE |
Newtown / Washington (EE.UU.) - Un total de
27 personas murieron hoy, 20 de ellas niños, en un tiroteo en una
escuela primaria de Newtown (EE.UU.) y persiste la confusión sobre el
presunto autor y sus motivos en un día en el que el presidente Barack
Obama pidió unidad para tomar medidas que eviten tragedias como ésta.
El tiroteo ocurrió a primera hora de la mañana, poco tiempo después del comienzo de las clases, en la escuela Sandy Hook de Newtown (Connecticut), una ciudad de 27.000 habitantes del noreste de EE.UU. ubicada a unos 100 kilómetros de Nueva York.
En una conferencia de prensa, el teniente Paul Vance, de la policía de Connecticut, confirmó que en el colegio murieron en total 18 niños, así como seis adultos y el presunto autor del tiroteo.
Otros dos niños fallecieron en el hospital y otro adulto fue encontrado muerto en una "escena secundaria", en un lugar no identificado.
Todos los niños fallecidos tienen edades comprendidas entre 5 y 10 años. Entre los adultos muertos está la madre del sospechoso, el director del colegio y un psicólogo.
De acuerdo con versiones de los principales medios del país, el presunto autor del tiroteo entró en el colegio vestido con ropa negra y llevaba una máscara, un chaleco antibalas y tres armas, entre ellas un rifle.
En un primer momento se identificó al presunto autor como Ryan Lanza, de 24 años e hijo de una profesora del colegio, pero las últimas investigaciones apuntan a su hermano, Adam, de 20 años.
No hay ninguna versión oficial sobre la identidad del sospechoso, que está entre los fallecidos, y la policía tiene en custodia a una persona que está siendo interrogada por su supuesta relación con el tiroteo.
El sospechoso habría asesinado primero a su padre antes de perpetrar el tiroteo y después habría matado también a su madre, profesora de la escuela Sandy Hook, de acuerdo con versiones de algunos medios.
Los niños evacuados de la escuela relataron a la salida del centro el horror vivido: "Nos dijeron que cerráramos los ojos", contó una pequeña de nueve años.
Richard Wilford, padre de un alumno de la escuela, se preguntaba desesperado: "¿Qué piensa un padre dirigiéndose a una escuela donde hay un tiroteo? Es el momento más aterrador de la vida de un padre (...) No tienes ni idea".
El presidente de EE.UU., Barack Obama, visiblemente emocionado y entre lágrimas, ofreció una declaración en la sala de prensa de la Casa Blanca.
Obama subrayó que reaccionó "como padre", no como presidente, tras conocer la masacre y agregó: "Esta tarde, Michelle y yo haremos lo que sé que todos los padres de Estados Unidos van a hacer, que es dar un abrazo a nuestros hijos y decirles que los amamos".
"Hemos sufrido demasiadas tragedias como ésta los últimos años", afirmó Obama.
Después enfatizó: "Vamos a tener que unirnos y tomar medidas significativas para prevenir futuras tragedias como ésta".
Superado por la emoción, Obama tuvo que hacer varias pausas en su breve discurso, en el que remarcó que "nada puede llenar el vacío que deja la pérdida de un hijo o de un ser amado".
El presidente ordenó, además, cuatro días de luto nacional para honrar a las víctimas y que las banderas ondeen a media asta en todos los edificios y lugares públicos, así como en las bases militares y navales, junto a embajadas, consulados y resto de legaciones diplomáticas hasta el atardecer del próximo día 18.
Ante insistentes preguntas de los periodistas en una rueda de prensa en la Casa Blanca, el portavoz de Obama, Jay Carney, sostuvo que hoy no es el día para reabrir el debate sobre el derecho a la posesión de armas, recogido en la Constitución estadounidense.
Durante el primer mandato de Obama no se ha aprobado ninguna medida ni ley para limitar la posesión.
Tampoco se ha reinstalado la prohibición de tener armas de asalto, a pesar de que Obama prometió hacerlo en la campaña electoral de 2008.
La de hoy es la segunda mayor masacre ocurrida en años recientes en un centro educativo de EE.UU. tras la matanza de la Universidad de Virginia Tech., en la que perdieron la vida 33 personas en 2007.
En 1999 se produjo uno de los incidentes más sonados de estas características, cuando dos estudiantes de 17 y 18 años asesinaron a 13 personas en la escuela de Columbine, en el estado de Colorado, antes de suicidarse.
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Matanza en Connecticut remueve debate sobre la tenencia de armas
15 Diciembre 2012
Afueras de la "Sandy Hooks", en estos momentos.
Los 20 niños asesinados en Newtown terminaron de ser identificados en la mañana del sábado y sus cadáveres fueron sido retirados del centro, informó la policía, mientras este país, conmocionado por una de las peores matanzas de su historia, se planteaba una pregunta terrible y sin respuesta: ¿Qué llevo a un joven de unos 20 años, Adam Lanza, a matar el viernes a 26 personas en una escuela primaria de Newtown (Connecticut), 20 de ellas niños de entre 5 y 10 años? Lanza había asesinado además a su madre, maestra en el colegio.
“Hemos estado investigando durante la noche para poder identificar a todas las víctimas para poder informar a las familias”, indicó a la cadena CBS el portavoz de la policía de Connecticut, Paul Vance.
Tras una noche de vigilia y de duelo, comenzaron este sábado a emerger nuevos detalles de esta matanza masiva, que vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la segunda enmienda de la Constitución, que permite la tenencia de armas.
Lanza, descrito como inteligente pero tímido, iba protegido por un chaleco antibalas y armado con varias pistolas y un rifle semiautomático. Concentró los disparos en dos de las clases del centro mientras el resto de alumnos intentaba huir o se escondía, según diferentes relatos.
Brenda Lebinski, madre de uno de los niños matriculados en Sandy Hook, dice que fue un momento horrible para los padres, lleno de angustia. Ahora les toca hacer frente al dolor y arropar a su niños, para que lo que vivieron no vaya a más y responder a sus preocupaciones. Stephen Delgiadice también tenía una hija en el colegio. “Pensaba que Newtown era uno de los lugares más seguros del país”.
El presidente Barack Obama, que vertió alguna lágrima durante su comparecencia en televisión del viernes tras la tragedia, hizo un llamamiento a “tomar medidas” para que no puedan repetirse matanzas como esta, aunque en su alocución por radio e internet del sábado no hizo ningún llamamiento concreto a cambiar las leyes que permiten la compra de armas.
“Necesitamos una actuación inmediata”, dijo en cambio el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. “Es casi imposible creer que haya ocurrido una matanza en una escuela elemental. Lo que no encuentro es un liderazgo para hacerlo, ni en la Casa Blanca ni el Congreso. Eso tiene que cambiar ya”. “Lo que Obama debe de hacer con las armas”, escribe este sábado el director de la revista The New Yorker, David Remnick. “Se esconde ante la vista de todos, pero lo que se necesita es controlar las armas, poner por encima valores como la seguridad pública y la seguridad antes que la caza de ciervos o la Segunda Enmienda”.
Testigos y fuerzas del orden han descrito la escena como horrenda, al tiempo que destacaban la brutal eficacia del tirador, que eligió a sus víctimas en dos de las aulas del centro. Mientras disparaba, otros estudiantes se refugiaban bajo los pupitres o dentro de las taquillas. El tiroteo comenzó sobre las tres y media de la tarde, hora local, cuando la directora del centro le abrió la puerta al reconocerlo como el hijo de una compañera, Nancy Lanza, que apareció muerta poco después en una su casa. Se cree que fue su primera víctima. La segunda fue la directora que le abrió la puerta cuando acudió a una de las clases al escuchar el ruido de los disparos. También la psicóloga del centro murió a manos de Adam Lanza.
En total, Adam Lanza mató a 20 niños y siete adultos en la escuela. Antes había asesinado a su madre y después de todo se suicido de un disparo con una de las armas que portaba, según coinciden los medios estadounidenses, aunque este dato todavía no ha sido confirmado oficialmente.
Es la segunda peor matanza en un centro educativo ocurrida en la historia de EE.UU, sólo superada por la que cometió en 2007 el estudiante Cho Seung en el centro universitario Virginia Tech. Cho mató a 32 personas antes de suicidarse.
Según un portavoz de la policía del Estado de Connecticut, el tirador fue de una precisión trágica, y sólo dejó a una persona herida. La policía cree que los disparos se efectuaron a quemarropa con el rifle. Dos de los niños llegaron con vida al hospital, pero fallecieron poco después.
Una vez conocida la noticia, cientos de asustados padres acudieron a las inmediaciones del colegio en busca de información y a abrazar a los supervivientes. Cuando comenzaron a llegar, la matanza ya se había consumado y Lanza aparentemente se había disparado.
Agentes de las fuerzas de seguridad citados por The New York Times aseguran que Lanza había crecido en Newtown, donde se le recordaba como un chico tímido y nervioso, temeroso de atraer la atención. Se interrogó ayer al hermano, Ryan, a quien en un principio se tomó como autor de los hechos, y al padre, divorciado de la madre.
Lanza utilizó tres armas, dos pistolas, una Sig Sauer y una Glock, y un arma de guerra, un rifle 223 M4, que las tropas estadounidenses utilizan en Afganistán e Iraq. Según la prensa estadounidense, pertenecían a su madre.
Connecticut tiene una de las leyes más duras de posesión de armas de EE UU, con reglas muy estrictas. Se requiere una licencia y para tener una de las utilizadas en el crimen hay que pasar un curso. Con 20 años de edad, a Adam Lanza le resultaba imposible obtener una legalmente.
(Con información de El País)
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¿Cómo se explica un hecho como la tragedia en “Sandy Hook”?
Cada vez que ocurre una tragedia como la de este viernes en la escuela de primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, se reabre el debate sobre el acceso a las armas en Estados Unidos.
En un caso como el de este tiroteo, además, en el que la mayor parte de las víctimas eran niños, los argumentos de unos y otros se tornan más viscerales.
Si bien estas tragedias tienen raíces tan profundas como complejas, la violencia crece por la facilidad del acceso a las armas, que varía de uno a otro estado, aseguran los activistas que abogan por un mayor control en tal sentido.
Como explica el editor para Norteamérica de la BBC Mark Mardell, los estadounidenses creen que tienen el derecho a poseer armas, no solo para el deporte o la caza, sino para la autodefensa. Este derecho está consagrado en su documento político más venerado, la Constitución.
Las armas son parte de la vida cotidiana. Es por eso que algunos insisten en que aún se debe permitir que la gente porte armas que han sido diseñadas con el único propósito de matar a mucha gente y rápidamente.
También es por eso que, después de estos tiroteos anteriores, surge la inevitable pregunta: ¿Cambiará algo esta tragedia? La respuesta, dice Mardell, es “por lo general no, pero esta vez, quizás, solo quizás, pueda ser diferente”.
El presidente Barack Obama, al parecer secándose las lágrimas de sus ojos, dijo: “Hemos sufrido demasiadas tragedias así en los últimos años” y agregó que “vamos a tener que tomar medidas significativas para evitarlas”.
Pero vale recordar que después del tiroteo de 2011 en Tucson, Arizona, en el que 13 personas resultaron heridas -entre ellas la congresista Gabrielle Giffords- y seis murieron, también dijo algo similar. Luego no pasó nada.
Aunque desde entonces hubo elecciones, resalta Mardell, y Obama ahora muestra signos de presionar con los temas en los que realmente cree con mayor vigor y confianza.
“Asumir el control de armas sería audaz, y muy difícil. Habrá que ver si su emotivo discurso se traduce en acciones”, agrega Mardell.
¿ÚNICA CAUSA?
¿Es justo señalar a las armas como las únicas responsables de estos sucesos que se producen con tanta frecuencia en Estados Unidos?
“Es difícil establecer una causa única para un caso particular”, le dice Allen McConnell, profesor de Psicología Social en la Universidad de Miami, Ohio.
“Según los múltiples estudios realizados en este campo, son varios los factores que aumentan la probabilidad de que alguien cometa un acto así”, añade.
“Lo que hay que ver es en qué medida esos elementos confluyen en una situación determinada, como en este caso el tiroteo de Connecticut”.
McConnell se refiere así a factores sociales pero también a elementos del dominio de la psicopatología, situaciones que pueden hacer que una persona normal se sienta frustrada o que adopte algún tipo de conducta agresiva.
En este punto, se añade a la discusión el análisis sobre el sistema de salud mental estadounidense, que para algunos recibe poca atención e insuficientes recursos por parte del estado.
Ahí es donde comienza el debate entre quienes creen que se debe implantar un mayor control sobre el acceso a las armas y quienes consideran que la reflexión debe ser más profunda y enfocarse en por qué este tipo de matanzas colectivas se dan más en Estados Unidos que en otros países.
¿GLORIFICACIÓN DE LA VIOLENCIA?
“No puedes matar a alguien con un arma si no la tienes disponible, pero seguramente no es solo la disponibilidad de las armas, sino una cultura que modela el uso de esas armas como solución a los problemas, lo que fomenta que sucedan estas masacres”, opina Allen McConnell.
“Es una suerte de mentalidad de Rambo, o del videojuego Call of Duty, como forma de resolver los conflictos”.
El individualismo, la falta de oportunidades y la fascinación por las armas se unen para conformar un caldo de cultivo en el que pueden aparecer figuras como la del autor del tiroteo de la escuela Sandy Hook.
PAPEL DE LOS MEDIOS
Sin ignorar la teoría de quienes creen que los autores de estas matanzas se inspiran en eventos similares ocurridos con anterioridad, según lo cual los medios jugarían un importante rol a la hora de presentar la información sobre estos sucesos.
“En un sentido, tener esa información y noticias nos ayuda como sociedad para entender mejor los desafíos a los que nos enfrentamos”, responde McConnell.
“Lo que me llama la atención es que mucha gente que tiene esos planes, quiere dejar una huella o utilizar su acto como una plataforma para expresar un punto de vista, una idea extremista o su frustración personal”, agrega.
NO SOLO OCURRE EN ESTADOS UNIDOS
En un país de más de 300 millones de habitantes, es arriesgado generalizar y concluir que estas matanzas son síntoma de una sociedad enferma.
“Nuestra cultura tiene elementos, ya sea la segunda enmienda o los medios o las películas o los videojuegos que glorifican la violencia como solución, que seguro hacen que estos eventos sean mas probables en este país”, reconoce Allen McConnell, pero no cree que se pueda afirmar que se trate de una cultura enferma.
Además, el experto recuerda que en este país la información fluye de forma masiva y estos casos reciben más publicidad, por lo que se multiplican sus efectos.
“Esto puede ocurrir en cualquier lugar, pero probablemente hay una serie de aspectos y modelos de la cultura estadounidense que hacen que sea más fácil que pase aquí, pero no sé si es una característica de nuestra sociedad o un reflejo de las diferencias y la historia de este país”, concluye.
(Con información de BBC Mundo)
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