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Carlos Lozano, director del semanario VOZ. |
Entrevista con Carlos Lozano Guillén, director de Voz y destacado miembro de Colombianas y Colombianos por la Paz, movimiento que lidera la ex senadora colombiana Piedad Córdoba.
Conversación con periodistas
de redes alternativas sobre el proceso de paz
Bogotá 21 de diciembre de
2012
¿Qué
percepción tiene, después de hacer su propio balance, de
esta primera etapa de los diálogos de La Habana entre el Gobierno
del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las
FARC-EP?
“Es un balance positivo
sin exageraciones. Está demostrado que sí es posible
sentarse a dialogar en una mesa por la paz, a pesar de las diferencias y
escasas coincidencias de las dos partes. Aunque todavía no hay
resultados concretos conocidos del primer punto en debate (el tema
agrario), se ganó con la participación ciudadana. Aunque el
Gobierno Nacional era renuente a ella, al final se dio como una conquista
democrática y el resultado es bueno, gremios y organizaciones
populares debatieron e hicieron propuestas que no podrán ser
ignoradas. Así que el balance es positivo aunque hay inamovibles y
obstáculos.”
¿Cómo
cuáles?
“Sigue siendo un error
dialogar en medio de conflicto. Se requiere un cese bilateral de fuegos
para evitar que los actos de la guerra alteren la buena marcha del
proceso. Pero además, el Gobierno está cerrado a la
participación popular, la sigue viendo como un ‘ruido’
en la mesa y eso es negativo, porque la mesa hay que legitimarla con
participación de la sociedad, al fin y al cabo están
discutiendo temas de interés nacional y no particular.
También el gobierno tiene un concepto estrecho de la agenda. Hizo
un Acuerdo General y ahora quiere desconocerlo, porque cree que el modelo
no se puede cambiar y que la democracia es perfecta. Son inamovibles que
dificultan avanzar en buen ritmo y correcta
dirección.”
El doctor De la Calle dijo al
término de las sesiones de este año, en el día de
hoy, que no habrá cambio del modelo económico ni del sistema
democrático.
“Ahí está el
inamovible. ¿Qué es lo que quieren cambiar entonces? En el
tema agrario creen con arrogancia que están haciendo una
revolución agraria y que las FARC y el pueblo tienen que apoyar la
ley de tierras y sus políticas agrarias que no van al fondo de
problemas sustanciales como la tenencia de la tierra, el latifundio, el
uso del suelo y hasta de situaciones que afectan el territorio y las
regiones agrarias como la explotación minero energética en
manos de transnacionales inescrupulosas. Y creen que la democracia es
plena. Nos quiere obligar a vivir con la parapolítica, la
violencia desde las alturas del poder, la exclusión, el
clientelismo y el ventajismo dominante”.
Pero en Colombia hay elecciones,
sufragio universal aceptable…
“¿Aceptable para
quién? Para la clase dominante, para la política tradicional
que ha detentado el poder a lo largo de la historia republicana
después de Simón Bolívar. Son elecciones a la
colombiana, bajo las condiciones y las ventajas de la oligarquía
dominante. Por eso le temen a las reformas, no aceptan modificar las
reglas de la políticas, porque sos sus
reglas.”
¿Por qué le temen a
la democracia según usted?
“Porque el día que
en este país haya democracia plena y garantías para todos,
igualdad ante la Constitución y la ley, tambaleará este
poder. Es un problema de clase. La clase dominante prefiere la violencia
porque le permite imponer a ‘sangre y fuego’ sus designios.
Lo han dicho de manera abierta y pública. Por eso no consideran
conveniente cambiar el sistema político impuesto a la fuerza. Es
decepcionante escuchar a gente de la burguesía que uno cree
decente, por ejemplo, defender a ultranza el gobierno de Álvaro
Uribe Vélez y hasta lo califican de segundo libertador de
Colombia, haciendo caso omiso de los ‘falsos positivos’, las
chuzadas, la protección al narcoparamilitarismo, la
parapolítica, la corrupción y otros actos vergonzosos de
corrupción. Les parece un gran personaje porque defendió a
sangre y fuego sus intereses económicos. El modelo
económico, por cierto en crisis en el mundo, lo consideran
inalterable, les permite enormes utilidades y ganancias a expensas del
sacrificio del pueblo.”
Sin embargo hay ex guerrilleros
en la política y en
administraciones…
“Sí, son gestos
pluralistas y democráticos en apariencia. Pero en la realidad
cunde la intolerancia hacia los movimientos y partidos que ellos
representan, los cooptan en el mejor de los casos o los persiguen con
saña como está ocurriendo con Gustavo Petro, alcalde de
Bogotá. Apenas este tocó callos en los negocios de los
poderosos, colocó como fundamental el interés
público y afectó el lucrativo negocio particular de las
basuras, se le vinieron encima y de qué manera. Lo quiere sacar.
La campaña mediática es grosera y antidemocrática.
Mire a la ‘gran prensa’ como lo ataca y lo agrede sin
ningún respeto. Es un problema de clase, algo que debe entender la
clase trabajadora que se divide estimulada por la misma oligarquía
cuando ella sí se une para defender lo suyo. Esto debe cambiar si
se quiere la paz. De lo contrario será difícil
lograrla”.
Pero volvamos a los foros
¿Con la experiencia del foro agrario son estos válidos como
mecanismo de participación?
“Son válidos, claro
que sí. Deben repetirse en los puntos siguientes. Como
también son útiles las mesas regionales promovidas por las
comisiones de paz del senado y la Cámara de Representantes. Es que
sin la participación ciudadana y popular no es posible llegar a la
paz. Esta se construye con el concurso de todos y todas. De alguna
manera, la paz hay que imponerla a sus enemigos y a los caballeros de la
inercia que interponen los inamovibles.”
En el foro agrario participaron
los gremios. ¿Cómo le
pareció?
“Bien y fue positivo.
Entre otras cosas, en sus planteamientos los voceros de la Andi y la Sac,
por ejemplo, demostraron más realismo y amplitud que el Gobierno
Nacional. Escucharon con atención las propuestas y análisis
de las organizaciones sociales y populares. Quedaron aisladas las
posiciones ultraderechistas y guerreristas de Fedegan, que representan al
sector más comprometido con el latifundio y la violencia. Sabemos
muy bien por qué se oponen a la paz.”
¿Por
qué?
“Porque representan al
uribismo recalcitrante que es el sector más descompuesto de la
clase dominante; se apoyan en el terror, en la guerra. En la carta de
Fedegan que publicaron en los medios escritos hace unos días, hay
unas firmas que producen terror, son los que promovieron el
paramilitarismo, representan asociaciones ligadas a la violencia contra
los campesinos y la izquierda. No hay que olvidar que el anterior
presidente de Fedegan está enjuiciado por paramiluiatrismo; y el
actual es investigado. ¿Qué se puede esperar de ese tipo de
gente?”
¿Cómo ve a las dos
delegaciones?
Bien, cada uno apropiado de su
papel, Cada uno hace su trabajo. Lo importante es que tenga la suficiente
sensatez y creatividad para encontrar los puntos de convergencia nos para
satisfacer al ‘otro’ sino al país, al pueblo
colombiano que será el mayor usufructuario de la paz estable y
duradera. Aunque es indispensable que el Gobierno tenga una sola
línea. La actitud del ministro Pinzón es provocadora,
guerrerista. Es un ministro dinamita. Algunos voceros del Gobierno dicen
que se sale del libreto, pero ambas partes deben tener un solo libreto,
el que sea, pero uno solo, coherente y comprometido con el Acuerdo.
Pinzó hace rato que sobra en el Gobierno. A no ser que sea la
táctica vieja y desgastada que unos hacen de ‘bueno’ y
otro de ‘malo’. Eso debe aclararlo bien el
Gobierno.”
¿Cree que al final se
logre la paz?
“Es posible si hay la
voluntad política de ambas partes y el apoyo de la sociedad. En el
entendido que debe ser una paz digna, con democracia y justicia social.
El Gobierno debe bajarse de la nube de la victoria, abandonar el cuento
de que la guerrilla está derrotada. No parece que la insurgencia
esté derrotada; al contrario el fracaso de la seguridad
democrática es el fracaso de la línea militar. Solo los
uribistas la defienden con terquedad. Es importante el criterio de
cambio. El conflicto obedece a causas y mientras ellas subsistan no
habrá paz. La democracia y la justicia son esenciales para llevar
a cabo el ‘Acuerdo General para la terminación del conflicto
y la construcción de una paz estable y duradera’. Para la
izquierda la paz es indispensable, porque obligará a la unidad de
los sectores democráticos y populares para que surja una
opción de poder del pueblo con la capacidad de transformar a
Colombia. La paz es una bandera de los revolucionarios en la medida que
está estrechamente ligada a la construcción de la nueva
Colombia.”
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Agencia de Noticias Nueva Colombia, ANNCOL Web: www.anncol.eu, Redacción: editar@anncol.eu, YouTube: http://www.youtube.com/user/anncol4?feature=mhee
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