El
día jueves 15 de noviembre, el gobierno del general Otto Pérez Molina
ejecutó con despliegue de fuerza militar,el desalojo en contra de 400
familias de la comunidad 20 de Octubre, ubicada en la finca “Codena
SECAM QUIM”, en Cahabón, Alta Verapaz.
El
día jueves 15 de noviembre, el gobierno del general Otto Pérez Molina
ejecutó con despliegue de fuerza militar,el desalojo en contra de 400
familias de la comunidad 20 de Octubre, ubicada en la finca “Codena
SECAM QUIM”, en Cahabón, Alta Verapaz.
Esta comunidad se conformó de una ocupación de tierras que campesinos realizaron producto de su clamor de tierra para cultivar alimentos, en un contexto de falta de alternativas económicas y despojo legal e ilegal originado de la expansión del agro negocio para producir agrocombustibles, parte del modelo económico extractivista y orientado a la acumulación de capital por parte de grandes terratenientes y empresas transnacionales.
Esta comunidad se conformó de una ocupación de tierras que campesinos realizaron producto de su clamor de tierra para cultivar alimentos, en un contexto de falta de alternativas económicas y despojo legal e ilegal originado de la expansión del agro negocio para producir agrocombustibles, parte del modelo económico extractivista y orientado a la acumulación de capital por parte de grandes terratenientes y empresas transnacionales.
Este
hecho es violatorio del Protocolo de Desalojo de Naciones Unidas del
cual es signatario el Estado guatemalteco. También es violatorio del
“acuerdo” al cual habían llegado la Secretaría de Asuntos Agrarios y el
Fondo de Tierras con los campesinos ocupantes de tales tierras, en
específico para la compra de dos fincas a las cuales serían trasladados.
El desalojo se constituyó en una clara violación de Derechos Humanos,
que incluyó el incendio de viviendas, de más de 1 mil quintales de maíz
cosechado, el saqueo de tiendas comunitarias, la sustracción de dinero
de las ventas, y los daños a los enceres, vestimenta y otras pertenecías
de las familias campesinas. Lo más grave son las agresiones con bombas
lacrimógenas, los disparos con arma de fuego en contra de los
campesinos, la captura de dos comunitarios y la denuncia de
personas desaparecidas, incluidos dos menores y una madre con su niño
recién nacido. Es más, las consecuencias de estas acciones de desalojo
es la sumisión en condiciones de inseguridad integral para las 400
familias campesinas y su condena a la miseria y al hambre.
En
este hecho, ha sido evidente que el Estado ha actuado contraviniendo el
mandato constitucional del bien común y del respeto a los Derechos
Humanos. Mandato que en concreto debiera traducirse en solución al
problema planteado por las familias campesinas en su demanda de tierra
para trabajar, de apoyo técnico y financiero. Mandato que debiera
concretarse, asimismo, en un modelo económico a favor de las grandes
mayorías empobrecidas.
Es
evidente que este hecho, como los sucedidos en Barillas, San Rafaél Las
Flores, San José del Golfo y Totonicapán, para citar los más relevantes,
desnudan a un gobierno que contrario a su discurso de diálogo, está
actuando con engaño y violencia en contra de los sectores campesinos y
rurales, en contra de los pueblos indígenas. Utiliza tácticas de
manipulación y deformación de la realidad, criminaliza la protesta y
lucha social, para volverla vulnerable a la represión de Estado. Todo
ello para favorecer los intereses de empresas transnacionales y de
empresarios locales que buscan apropiarse de las tierras y territorios,
explotar los recursos naturales, priorizar la producción para satisfacer
demandas del mercado internacional antes que las necesidades de
alimentos para la población guatemalteca. En estos
hechos, además, ha sido evidente la complicidad manipuladora y
desinformadora de los medios de difusión masiva, que como parte de la
articulación del capital, se confabulan a favor de las transnacionales y
las medidas represivas del gobierno.
Concluimos
responsabilizando al gobierno por las consecuencias de esta política de
violencia contra el pueblo. Al mismo tiempo, exigimos que se detenga
esta política de criminalización y represión en contra de los
movimientos sociales y en contra de los pueblos indígenas y las
comunidades campesinas e indígenas.
Acciones
como la ocupación de tierras no pueden sino ser entendidas como medidas
extremas de campesinos que buscan una alternativa de sobrevivencia
digna ante la falta de opciones por parte del Estado, obligado a buscar
solución a la falta de tierra y alternativas económicas para millones de
guatemaltecos que se debaten entre la pobreza y la miseria. Por ello
también exigimos al gobierno dar marcha atrás en su política en contra
del pueblo e iniciar la transformación económica hacia un nuevo modelo
cuya búsqueda se asiente en el buen vivir, en los intereses mayoritarios
y no a favor de las empresas transnacionales que están explotando a la
clase trabajadora y expoliando al país.
NO MÁS REPRESIÓN CONTRA EL PUEBLO
NUESTRA CONDENA A LA MANO DURA
FRENTE POPULAR
Soberanía, Dignidad, Solidaridad
¡Vamos Patria, la lucha continúa!
Guatemala, 20 de noviembre de 2012.
--
Soberanía, Dignidad y Solidaridad
¡Vamos Patria, la lucha continúa!
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