La lealtad... una muestra practica
Como es tradición en el país
caribeño; ancianos, adultos, jóvenes y niños esperaron el 28 de
septiembre reunidos en torno a grandes ollas de caldosa (plato típico
cubano con viandas, vegetales, carnes y especias) acompañadas de
refrigerios y bebidas.
Banderas, pancartas y
consignas alegóricas a la fecha adornaron muchas cuadras del país, donde
los juegos de niños y la música bailable dieron un toque especial a la
celebración.
Los cubanos estamos unidos
junto a la Revolución y Viva la patria socialista son algunas frases que
pueden leerse en calles de esta capital engalanadas para la ocasión.
Tenemos muchas razones para
festejar, como la unidad y el compromiso social de una Revolución que se
actualiza, dijo a Prensa Latina la víspera Marcelino Martínez, un
jubilado de 68 años residente en el municipio habanero de Playa.
Aunque las celebraciones
populares transcurrieron ayer, para hoy está previsto en la central
ciudad de Cienfuegos el acto nacional por el aniversario de los CDR,
fundados en 1960 por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro,
para responder en cada barrio a los ataques terroristas promovidos desde
Estados Unidos contra el naciente proceso.
Desde entonces, la entidad ha
diversificado sus funciones, con actividades como las donaciones de
sangre, la recogida de materias primas y las campañas de higienización.
En un reciente pleno de los
CDR, el primer vicepresidente cubano, José Ramón Machado Ventura,
destacó la renovación en marcha en la organización vecinal, dada por el
perfeccionamiento estructural y el objetivo de darle en su seno un mayor
protagonismo a la juventud.
No se trata de prescindir de
sus tareas fundacionales -sobre todo la defensa de la Revolución- pero
debemos enfrentar otras como incentivar la educación formal en la
familia, apoyar las campañas antivectores y combatir las indisciplinas
sociales, apuntó.
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Fuente: Gramma
No bajar nunca la guardia
Debemos decir que la idea esencial cuando se engendraron los Comités de Defensa de la Revolución era la lucha frente al imperialismo, frente a los terroristas, frente a los contrarrevolucionarios. Así surgieron los Comités de Defensa de la Revolución. Fue la propia lucha la que inspiró, motivó y desarrolló esta organización. Pero lo extraordinario de este movimiento, de esta tremenda fuerza de masas organizada, es que a lo largo de su lucha demostró infinitas posibilidades que iban más allá del mero combate frente a la contrarrevolución [¼ ]
[¼ [ Apoyarse en las masas fue siempre un axioma de la estrategia revolucionaria. Por eso la Revolución prestó tanta atención al desarrollo del movimiento obrero y a la organización de los trabajadores, al desarrollo del movimiento campesino y a la organización de los campesinos, al desarrollo del movimiento de las mujeres y a la organización de las mujeres; al desarrollo de la juventud y a la organización de nuestra juventud, del mismo modo que al desarrollo de la masa estudiantil y a la organización de los estudiantes; y por último, al desarrollo del movimiento infantil y a la organización de los niños.
Pero no obstante esas poderosas organizaciones de masas, nuestro proceso revolucionario y nuestro sistema revolucionario habrían estado incompletos sin los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Llenaron un enorme vacío, un vacío que no podían llenar las demás organizaciones de masas; un vacío que no podía llenar el Partido, vanguardia dirigente de la Revolución. Porque el ciudadano no solo es obrero o la ciudadana no solo es mujer, el estudiante no es solo estudiante ni el campesino es solo campesino, sino que viven en la comunidad, actúan en la comunidad, perciben los problemas de la comunidad, luchan todos en el seno de la comunidad. Hay muchas mujeres que no son obreras, son amas de casa; hay infinidad de personas que se jubilaron y no están en los sindicatos; pero, además, están los obreros, los estudiantes, las mujeres trabajadoras, los campesinos, que viven allí, en el barrio, en la aldea, en el pueblo, en la ciudad. Sin los Comités de Defensa, toda esa enorme masa no se habría podido organizar en su conjunto.
Los Comités de Defensa vinieron a demostrar que no solo eran un instrumento eficaz, muy eficaz, para combatir al enemigo contrarrevolucionario, sino un instrumento muy eficaz prácticamente en todos los frentes de la Revolución.
Los Comités están conscientes de que esta lucha —que antes era una lucha armada, sabotajes, planes de agresión imperialista, guerra secreta de la CIA, etcétera, etcétera, etcétera—, se va transformando en otro tipo de lucha. Y dicen nuestros enemigos: bueno, esta gente no hay manera de destruirlos, son más fuertes que El Morro; entonces empieza otro tipo de lucha, de campaña, de erosión de tipo ideológica, y los Comités están muy conscientes de eso sin bajar nunca la guardia en el otro terreno, porque esa consigna tiene que mantenerse siempre: no bajar nunca la guardia.
-- Debemos decir que la idea esencial cuando se engendraron los Comités de Defensa de la Revolución era la lucha frente al imperialismo, frente a los terroristas, frente a los contrarrevolucionarios. Así surgieron los Comités de Defensa de la Revolución. Fue la propia lucha la que inspiró, motivó y desarrolló esta organización. Pero lo extraordinario de este movimiento, de esta tremenda fuerza de masas organizada, es que a lo largo de su lucha demostró infinitas posibilidades que iban más allá del mero combate frente a la contrarrevolución [¼ ]
[¼ [ Apoyarse en las masas fue siempre un axioma de la estrategia revolucionaria. Por eso la Revolución prestó tanta atención al desarrollo del movimiento obrero y a la organización de los trabajadores, al desarrollo del movimiento campesino y a la organización de los campesinos, al desarrollo del movimiento de las mujeres y a la organización de las mujeres; al desarrollo de la juventud y a la organización de nuestra juventud, del mismo modo que al desarrollo de la masa estudiantil y a la organización de los estudiantes; y por último, al desarrollo del movimiento infantil y a la organización de los niños.
Pero no obstante esas poderosas organizaciones de masas, nuestro proceso revolucionario y nuestro sistema revolucionario habrían estado incompletos sin los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Llenaron un enorme vacío, un vacío que no podían llenar las demás organizaciones de masas; un vacío que no podía llenar el Partido, vanguardia dirigente de la Revolución. Porque el ciudadano no solo es obrero o la ciudadana no solo es mujer, el estudiante no es solo estudiante ni el campesino es solo campesino, sino que viven en la comunidad, actúan en la comunidad, perciben los problemas de la comunidad, luchan todos en el seno de la comunidad. Hay muchas mujeres que no son obreras, son amas de casa; hay infinidad de personas que se jubilaron y no están en los sindicatos; pero, además, están los obreros, los estudiantes, las mujeres trabajadoras, los campesinos, que viven allí, en el barrio, en la aldea, en el pueblo, en la ciudad. Sin los Comités de Defensa, toda esa enorme masa no se habría podido organizar en su conjunto.
Los Comités de Defensa vinieron a demostrar que no solo eran un instrumento eficaz, muy eficaz, para combatir al enemigo contrarrevolucionario, sino un instrumento muy eficaz prácticamente en todos los frentes de la Revolución.
Los Comités están conscientes de que esta lucha —que antes era una lucha armada, sabotajes, planes de agresión imperialista, guerra secreta de la CIA, etcétera, etcétera, etcétera—, se va transformando en otro tipo de lucha. Y dicen nuestros enemigos: bueno, esta gente no hay manera de destruirlos, son más fuertes que El Morro; entonces empieza otro tipo de lucha, de campaña, de erosión de tipo ideológica, y los Comités están muy conscientes de eso sin bajar nunca la guardia en el otro terreno, porque esa consigna tiene que mantenerse siempre: no bajar nunca la guardia.
Fidel, el 28 de septiembre de 1977 en la clausura del Primer Congreso de los CDR
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