El escritor alemán Günter Grass, Nobel de Literatura. | AFP |
El
Nobel publica otro poema en el que arremete contra la política europea frente a
la crisis griega. Aunque es menos polémico, los críticos han ponderado su
calidad literaria y han considerado que es una pieza épica. Juzgue usted.
Por: EFE y Revistaarcadia.com.
Publicado el: 2012-05-28
En
el poema, que lleva por título "La vergüenza de Europa", el literato
alemán lamenta que Grecia, por deudora, sea puesta en la picota y desposeída de
sus derechos, mientras los que ejercen el poder le aprietan cada vez más el
cinturón.
Los
medios aseguran que este sí es un poema, contrario al primero, que según la
crítica era solo un artículo en versos. El periodista Andrés Ortega de El País, de España, ha dicho que los versos hablan de una
lucha de Grecia por permanecer en Europa, y de Europa por no perder su alma.
En
sus doce estrofas, Grass advierte que Grecia, próxima al caos por no estar a la
altura del mercado, está condenada a la pobreza. Al tiempo se muestra
comprensivo con la ira de los griegos.
El
escritor acusa a Europa de dar de beber a Grecia la copa de cicuta, con lo cual
hace alusión al destino del filósofo griego Sócrates y, a la vez, intenta decir
que el continente se aleja del país que sirvió de cuna a la civilización
europea.
Al
final del texto, Grass advierte de la maldición en coro de los dioses del
Olimpo y recuerda a Europa que, sin el país cuyo espíritu la ideó, acabará
marchitándose.
El
anterior poema publicado por Grass a principios de abril en varios diarios de
todo el mundo y en el que el escritor se opone abiertamente a un ataque de
Israel contra Irán, despertó una oleada de indignación y tuvo como consecuencia
que el Estado israelí lo declarara persona non grata
La vergüenza de Europa
Günter Grass
Aunque próxima al caos, por
no agradar al mercado, lejos
estás de la tierra que tu cuna
fue.
Lo que con el alma buscaste y
creíste encontrar
hoy lo desechas, peor que
chatarra valorado.
Desnuda en la picota del
deudor, sufre una nación a la
que dar las gracias era antaño
lo más natural.
País condenado a ser pobre,
cuya riqueza
adorna cuidados museos:
botín por ti vigilado.
Los que invadieron con armas
esa tierra bendita de islas
llevaban, con su uniforme, a
Hölderlin en la mochila.
País tolerado ya apenas, a
cuyos coroneles
toleraste un día en calidad de
aliados.
País sin ley al que el poder,
que siempre tiene razón,
aprieta el cinturón más y más.
Desafiándote viste de negro
Antígona, y en el país entero
hoy lleva luto el pueblo cuyo
huésped eras.
Pero, fuera de ese país, el
cortejo de parientes de Creso
ha acumulado en tus cámaras
cuanto brillaba dorado.
¡Bebe de una vez, bebe! grita la
clac de los comisarios, pero
airado te devuelve Sócrates su
copa a rebosar.
Maldecirán los dioses a coro
lo que te pertenece, pero sin tu
permiso no se podrá expropiar
el Olimpo.
Sin ese país te marchitarás,
Europa, privada del espíritu
que un día te concibió.
Traducción de Miguel Sáenz, El País.
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