“Una prensa libre es condición fundamental para que las sociedades
resuelvan sus conflictos, promuevan el bienestar y protejan su libertad”.
Declaración de Chapultepec
German, Carlos, Fernando,
Rafael, Osman, Gabriel, Bernardo, Nicolás, Joseph, David, Nahún,
Bayardo, Manuel de Jesús, Luis, Georgino, Luis, Arturo, Israel, Carlos,
Henry, Héctor, Luis, Adán, Nery, Medardo,
Luz Marina, Saira, Elio, Erick y Alfredo, están muertos porque el
Estado de Honduras no protegió sus vidas.
Para el Colectivo de Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresión,
a ellas, ellos y a sus familias, de nada les sirvió que nuestro país
sea signatario de todos los convenios internacionales habidos y por
haber, que buscan proteger los derechos humanos de las personas.
Hasta
hoy, los veintinueve asesinatos de comunicadores sociales, permanecen
en total impunidad, con lo que las autoridades nacionales, encabezadas
por Porfirio Lobo Sosa en el Poder Ejecutivo, Juan Orlando Hernández en
el Poder Legislativo, Jorge Rivera Avilés en el Poder Judicial y Luis
Rubí en el Ministerio Público y quienes dependen de ellos, han
evidenciado su desprecio al derecho a la vida y la libertad de
expresión.
Es
por eso que, como el 25 de mayo se consigna en el calendario nacional
como el Día del Periodista; las mujeres y hombres que conformamos el “Colectivo de Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresión”,
esta noche estamos realizando una vigilia para exigir una vez que se
haga justicia, que se respete la libertad de expresión y de prensa, que
se investiguen todos esos crímenes y que se deduzca responsabilidad a
sus responsables materiales e intelectuales.
Nos
apenan todas las muertes violentas de nuestros compatriotas, porque
para nosotros y nosotras la vida es un derecho humano inalienable, y
para ellos también demandamos justicia; pero reconocemos que la muerte
de los cuerpos y la moral de los periodistas, son estrategias que siguen
los grupos de poder fáctico o no, para ejemplarizar a toda la sociedad,
de la suerte que pueden correr quienes denuncien a los protagonistas de
la corrupción y la violencia inaguantable que vive la nación entera.
Como
muy bien dijeron los gobernantes de todo el continente, reunidos el 11
de marzo de 1994 en la Conferencia Hemisférica sobre Libertad de
Expresión celebrada en Chapultepec, México, D.F., la libertad de
expresión y de prensa por cualquier medio de comunicación, es la
manifestación más directa y vigorosa de la democracia, sin la cual esta
no puede existir.
“Sólo
mediante la libre expresión y circulación de ideas, la búsqueda y
difusión de informaciones, la posibilidad de indagar y cuestionar, de
exponer y reaccionar, de coincidir y discrepar, de dialogar y
confrontar, de publicar y transmitir, es posible mantener una sociedad
libre. Sólo mediante la práctica de estos principios será posible
garantizar a los ciudadanos y grupos su derecho a recibir información
imparcial y oportuna”.
“Sólo
mediante la discusión abierta y la información sin barreras será
posible buscar respuestas a los grandes problemas colectivos, crear
consensos, permitir que el desarrollo beneficie a todos los sectores,
ejercer la justicia social y avanzar en el logro de la equidad”,
proclamaron los mandatarios de aquél entonces. Y lo avalamos hoy
nosotras y nosotros, que sin querer, nos encontramos en el propio centro
de este duro trance que vive la patria.
El
menosprecio que se tiene por la vida de los seres humanos en nuestro
país, nos obliga hoy, no sólo a correr más riesgos en nuestro ejercicio
profesional responsable, sino también, a asumir un papel más beligerante
en la exigencia del respeto a nuestro trabajo, que no tiene sentido si
no lo hacemos con plena libertad, y a nuestras vidas y a las de nuestras
familias, que sufren día a día la angustia por la suerte que nos toque
correr.
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