viernes, 6 de abril de 2012

GRECIA: disturbios contra gobierno y banqueros tras el suicidio de un jubilado // “No rebuscaré comida en la basura”

Dolientes colocan mensajes y banderas griegas en la plaza Syntagma, ubicada en Atenas, donde el miércoles se suicidó un anciano jubilado, quien señaló que las medidas de austeridad habían aniquilado su pensión y que se negaba a buscar comida entre la basura para poder alimentarseFoto Reuters
Reuters, Afp, Dpa, Pl Xinhua y Notime
Reporta la prensa de esa nación que el anciano equiparó a autoridades del país con los ocupantes nazis de 1941.
Desde 2009, cuando comenzó la debacle, se han quitado la vida unas mil 500 personas, calculan siquiatras.

Periódico La Jornada
Viernes 6 de abril de 2012, p. 2
Atenas, 5 de abril. El suicidio de un jubilado griego ocurrido el miércoles se convirtió en símbolo de los costos sociales de la austeridad y fue reprochado por los detractores de los recortes presupuestarios impuestos por los prestamistas internacionales del país.
El farmacéutico jubilado Dimitris Christoulas, de 77 años, se disparó un tiro en la cabeza el miércoles en las afueras del Parlamento en Atenas, después de gritar consignas contra los recortes a salarios y pensiones y criticar el alza de impuestos. El hombre aseguró que los problemas financieros lo habían puesto en una situación extrema. En una nota de despedida, afirmó que prefería morir a tener que rebuscar comida en la basura.
El carácter público y simbólico del suicidio rápidamente desencadenó un torrente de apoyo. Cientos de personas se congregaron desde la noche del miércoles en la céntrica plaza de Syntagma, donde se quitó la vida el hombre, y lugar que ha sido desde hace dos años el principal punto de encuentro de multitudinarias protestas en rechazo a las medidas de austeridad impuestas por el gobierno griego, a cambio de dos rescates internacionales, con el fin de evitar la suspensión de pagos del país más endeudado de la eurozona y que ha desencadenado una crisis de deuda en toda la región.
El suicidio del hombre desató violentes disturbios en la noche del miércoles y la madrugada de este jueves, principalmente en la plaza Syntagma.
La policía antidisturbios disparó gases lacrimógenos contra unos mil 500 manifestantes para vaciar la plaza, cuando un grupo de unas 50 personas lanzaba piedras y bombas molotov contra los uniformados frente al edificio del Parlamento.
En los enfrentamientos al menos dos periodistas fueron apartados violentamente por la policía, la cual reportó que una decena de asistentes fueron detenidos y unas 20 personas resultaron heridas y fueron hospitalizadas.
Al continuar este jueves las manifestaciones, los inconformes crearon un altar improvisado con velas, flores y notas escritas a mano en protesta por la crisis. El movimiento de los indignados dijo que celebraría un segundo día de protesta, y convocó un acto en la ciudad de Tesalónica, en el norte del país.
El anciano que se suicidó bajo un árbol en la plaza Syntagma el miércoles por la mañana, a unos cien metros del Parlamento, señaló que los recortes de austeridad aprobados por el gobierno habían aniquilado su pensión y lo habían dejado en la pobreza.
La televisión privada Skai señaló que el hombre dejó una nota en su bolsillo, la que atribuía su decisión de quitarse a la vida a la crisis de deuda, alegando que no quería ser un lastre económico para sus hijos.
También comparó al actual régimen con el que fue impuesto por los ocupantes nazis en 1941. El gobierno griego está implementando un reajuste económico impopular a cambio de los préstamos de la Unión Europea (UE) y el FMI.
El gobierno de ocupación literalmente ha aniquilado mi capacidad para sobrevivir con una pensión decente para la que he pagado durante 35 años, indicó el jubilado en un extracto publicado en la prensa griega.
No encuentro otra solución para un final digno, y no quiero tener que buscar en la basura para alimentarme, escribió, presuntamente con tinta roja, según información difundida por la prensa.
El diario conservador Eleftheros Typos calificó a la víctima de mártir de Grecia y aseguró que su acto está lleno de un profundo simbolismo político que podría conmocionar a la sociedad griega y al mundo político y despertar su conciencia, antes de las elecciones parlamentarias del próximo mes.
La ira por el suicidio se dirige sobre todo a los políticos, pero también a las duras medidas de austeridad prescritas por la UE y el FMI a cambio de conceder los fondos del rescate para sacar al país de su peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial.
Los ingresos de los griegos han caído en los últimos tres años 20 por ciento, mientras cientos de miles han perdido su trabajo.
El desempleo llega a un récord de 21 por ciento, supera el millón de personas, duplica el nivel promedio de la eurozona (de 10.2), y entre los jóvenes alcanza 50 por ciento.
Desde el comienzo de la aplicación de planes restrictivos en 2010, las pensiones se han recortado en alrededor de 15 por ciento; ahora los jubilados deben vivir con unos 500 euros. A eso se suma el aumento de los precios en un promedio de 10 por ciento, así como un incremento generalizado de impuestos.
Además el número de personas sin casa aumentó 25 por ciento, de acuerdo con un cable de Notimex, el cual señaló que poco más de la cuarta parte de la población enfrenta riesgo de pobreza o exclusión social.
En Grecia, los suicidios han aumentado en casi 20 por ciento en los últimos dos años, presuntamente como resultado de los duros recortes que incrementaron el desempleo y la recesión económica. Los siquiatras calculan que desde el inicio de la crisis en 2009 se han quitado la vida unas mil 500 personas.
En los tres primeros meses de 2012 la cifra de suicidios es de 149, publicó el diario Ekathimerini en su versión electrónica.
Es horrible. No deberíamos haber llegado a este punto. Los políticos en el Parlamento que nos han traído hasta aquí deberían ser castigados por esto, expresó Anastassia Karanika, una jubilada de 60 años.
En la semana ha habido cuatro intentos de suicidio por problemas económicos, según la policía. En uno de los casos, el dueño de un café en el centro del país, de 35 años, fue hospitalizado después de intentar matarse tomando pesticida, porque temía que su negocio acabara en manos del banco si no podía pagar la hipoteca.
El primer ministro griego, Lucas Papademos, y los líderes de los principales partidos que respaldan el gobierno de coalición lamentaron el incidente, pero destacaron que no debía convertirse en un debate nacional. En estas horas difíciles para nuestra sociedad, todos, el Estado y los ciudadanos, tenemos que apoyar a nuestros compatriotas desesperados, señaló.
Las circunstancias exactas que llevaron a este hombre a poner fin a su vida no se conocen y creo que debemos permanecer calmados y mostrar respeto por los sucesos verdaderos, apuntó el portavoz del gobierno, Pantelis Kapsis.
Aquellos que deberían haberse suicidado hace mucho tiempo son los políticos que sabiéndolo decidieron llevar a este país y a su gente a este estado, dijo el diputado conservador Panos Kammenos, que creó recientemente el partido antiausteridad Griegos Independientes.
En relación con el suicidio del jubilado, el portavoz del FMI, Gerry Rice, declaró en conferencia de prensa: queremos decir que estamos profundamente entristecidos de saber de cualquier muerte en esas circunstancias, y simplemente expresar nuestro pésame.
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“No rebuscaré comida en la basura”

El suicidio de un jubilado por culpa de la crisis desata la indignación en Grecia

En una nota el pensionista incitaba a “los jóvenes sin futuro” a la lucha armada

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Una mujer llora junto al sitio donde ayer se suicidó un jubilado griego, en la plaza Sintagma de Atenas. / JOHN KOLESIDIS (REUTERS)
Dimitris Christulas, farmacéutico retirado de 77 años, llegó el miércoles en metro hasta la plaza Sintagma, frente al Parlamento griego. Eran las nueve de la mañana y el pensionista buscó el amparo de un árbol (la plaza hervía en hora punta), sacó una pistola de la chaqueta y se disparó un tiro en la sien. “No quiero dejar deudas a mi hija”, fueron sus últimas palabras.
“Con su suicidio, quiso enviar un mensaje político. Era un hombre muy comprometido, pero también muy indignado [por la situación de Grecia]”, dijo el jueves al diario Ta Nea la destinataria de esas palabras. Lejos de ser un acto a la desesperada —uno de tantos jubilados cada vez más privados de recursos, uno más de los cientos de suicidas desde que empezó la crisis—, la muerte de Christulas puede leerse también en clave política: llevaba en el bolsillo una nota incendiaria, en la que culpaba de su decisión a las autoridades (“el Gobierno de ocupación” de Lukas Papademos, un guiño a la de los nazis en los años cuarenta) y lamentaba no tener menos años, y más fuerzas, para empuñar un arma contra “los traidores a la nación”, contra los “políticos y financieros”.
“Dado que tengo ya una edad que no me permite recurrir a la fuerza —y a fe que si un griego agarrara un Kaláshnikov, yo sería el segundo en hacerlo—, no encuentro otra solución que un final digno antes de empezar a rebuscar comida entre la basura”. Como acto de resistencia, Christulas animaba en la carta a “los jóvenes griegos sin futuro” a colgar en la misma plaza Sintagma, “como los italianos hicieron con Mussolini [en Milán] en 1945”, a los citados traidores.
La muerte de Christulas —separado, propietario de una farmacia que vendió a un colega en 1994 y afín al movimiento de los aganaktismeni (indignados)— ha puesto de relieve dos fenómenos cada vez más concatenados: la crisis económica y el incremento de las enfermedades mentales y los suicidios. En los primeros cinco meses de 2011, se suicidaron un 40% más de griegos que en el mismo periodo de 2010, según el Ministerio de Sanidad. Fuentes de la policía griega señalan que los casos documentados de suicidio —intentos incluidos— han sido 1.730 desde principios de 2009 hasta diciembre de 2011. Pero para el responsable de la ONG Klimaka, en declaraciones al diario Eleftheros Typos, el número simplemente se ha duplicado en el último año.
Los jubilados han visto reducidas sus pensiones un promedio del 15% desde que empezó la crisis, a comienzos de 2010; las superiores a 1.200 euros mensuales han sufrido una merma adicional del 20%. Con una pensión media de 550 euros, y un gasto en medicinas de 150 —el que se calcula puede verse obligado a desembolsar un pensionista con una enfermedad crónica, ahora que las subvenciones al gasto farmacéutico desaparecen—, la liquidez disponible para afrontar los gastos mínimos de manutención no alcanza: el litro de leche ronda los 1,5 euros; cuatro yogures, otro tanto; el IVA del gasóleo de calefacción se eleva ya al 18%, y la controvertida tasa inmobiliaria que aprobó el Gobierno en septiembre —otro recurso a la desesperada para hacer caja— encarece los recibos de la contribución (y deja sin luz en caso de impago).
Los jubilados son uno de los colectivos más afectados por la crisis. “Junto con los menores y los inmigrantes, son los beneficiarios naturales de nuestros programas de reparto de medicinas y alimentos”, explicaba recientemente a EL PAÍS un portavoz de la ONG Médicos del Mundo-Grecia, que, junto con otras organizaciones y la Iglesia ortodoxa, apenas si consigue paliar los embates más descarnados de la crisis. “Hemos constatado numerosos casos de desnutrición entre ellos, producto de restricciones en la dieta o, directamente, de ayunos forzosos por falta de comida y de dinero para comprarla. Los pensionistas son asimismo los principales usuarios de nuestras clínicas callejeras, a las que hace solo dos años recurrían únicamente colectivos marginales, como drogadictos o prostitutas”, concluía el portavoz.
Sus vecinos del barrio de Ambelokipi, zona residencial a unos pasos del centro, recuerdan a Dimitris Christulas como un hombre comprometido, en la órbita de la izquierda, que participaba en la asociación de vecinos, en el foro de los indignados y el movimiento Den Plirono (Yo no pago). Algunos aluden a hipotéticos problemas de salud como desencadenantes de la decisión; otros, a la suma de vejez, soledad y desesperanza. Horas antes de morir, Christulas pagó el alquiler del apartamento donde vivía, solo. Luego cogió el metro hasta Sintagma y se pegó un tiro, con una nota en el bolsillo animando a la lucha armada.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/04/05/actualidad/1333640638_173816.html

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