por Pedro Serrano García
Globalización
La Tierra es un punto minúsculo en el Sistema
Solar; éste, es un pequeño punto en el cúmulo de estrellas en el que
está ubicado, que a su vez, es microscópico, si lo comparamos con la Vía
Láctea donde existen varios cientos de miles de millones de estrellas.
Nuestra galaxia, apenas se ve en el Universo en expansión con sus varios
cientos de miles de millones de galaxias; Es más, ya hay científicos que afirman
la existencia de miles de millones de universos. Luego nuestro universo en
expansión sería microscópico en el multiuniverso. ¡Fantástico!
¡Fabuloso!
La Tierra, a su vez, es un gran planeta para los más de siete
mil millones de pequeños seres humanos que vivimos en ella organizados en más de
150 Estados. Pero con los adelantos científicos y tecnológicos, la enormidad de
la Tierra se ha transformado en una aldea global, donde todos las
naciones, culturas y razas están interconectadas entre sí, como si existiéramos
enlazados en una red de grandes proporciones que abarca todo nuestro planeta
azul.
Se acabó la autarquía, ningún pueblo puede vivir desconectado,
sólo entre todos los pueblos. Es la era de la globalización, surgida de la
tendencia humana hacia la universalidad, y hecha realidad con los grandes
avances en comunicación y transporte, además de otros adelantos tecnológicos.
Pero esta globalización, básicamente es económica.
Poder mundial
Entre las tendencias humanas, están la competitividad, que nos
conduce al afán de mandar sobre los demás y a apoderarnos de las riquezas de
todos. Al ser los bienes económicos escasos, su apropiación por parte de unos
pocos, deja a la mayoría con pocos recursos para la subsistencia.
Así tenemos que el egoísmo humano unido al afán de dominar,
apoyados en los grandes medios y recursos que da la globalización, se ha llegado
al imperio mundial. Nunca en la historia ha existido el imperialismo casi
total, como hoy día; pues en otras épocas, de escasos recursos tecnológicos, los
imperios eran forzosamente regionales.
Estados Unidos, apoyado por su gran aliada la Unión Europea, ha
organizado el mundo para que su rapiña y dominación alcance a todos los pueblos
de la Tierra. Últimamente han ido surgiendo otras potencias autónomas que frenan
a Norteamérica su dominio monopolar. Se trata de los países emergentes, los
BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India y China; Actualmente algunos
consideran que se puede añadir a Sudáfrica. De todos ellos, destaca China que ya
es la segunda economía mundial. Avanza, pues, un dominio multipolar.
Estados Unidos extiende su dominación global, mediante sus
multinacionales encargadas de saquear las riquezas y recursos de los países a
donde llegan. Asimismo, ha plagado de bases militares las naciones en vías de
desarrollo o de desarrollo medio. Aquella nación que sus gobernantes desean
seguir una política autónoma es inmediatamente bloqueada o invadida. Así ha
ocurrido con Irak, Afganistán y Libia. La amenaza, como una "espada de
Damocles", se ha fijado ahora en Irán y en Corea del Norte.
Es cierto que no se puede estar de acuerdo con las dictaduras,
pero deben ser las vías diplomática, cultural y solidaria los medios más
correctos para promover la democracia. Estados Unidos apoya las dictaduras que
le favorecen, como Arabia Saudita; pero ataca a las dictaduras o democracias que
pretenden seguir una vía autónoma.
Otra manera de mantener su dominación es a través de golpes de
Estado contra países "desobedientes". Es el caso de Venezuela, Bolivia y
Ecuador, aunque fracasaron. Sin embargo, tuvo éxito el golpe de Estado del 2009
contra Honduras.
Hoy asistimos al despertar de Latinoamérica. Ya son varios
países que tratan de implantar el socialismo, más radical unos y más moderado
otros. Es asombroso que el imperialismo no haya podido frenar la constitución de
CELAC, verdadera plataforma autónoma de coordinación de países de América Latina
sin Norteamérica ni Europa.
Así pues, el imperio norteamericano está en un lento declive;
no sólo por la crisis económica, sino también por el auge de países en Asía y en
Latinoamérica.
Neoliberalismo
En el capitalismo imperialista, a partir del presidente Reagan,
se ha implementado la ideología neoliberal, consistente en someter el poder
político en el mundo a la dominación económica global. Para ello, están los
ajustes estructurales contra las clases trabajadoras, la bajada de impuestos a
las multinacionales, la desregulación de los mercados, la libertad ilimitada de
apropiación privada y la oposición a la propiedad pública, entre otras medidas.
Asimismo, la hegemonía prioritaria en los sectores que intervienen en la
Economía, está en manos del gran poderío financiero.
Honduras, un país pequeño en su territorio, riqueza natural,
industrialización y población, es prácticamente un pajarito enjaulado en las
redes de la dominación imperial hegemonizada por la economía. La oligarquía
hondureña, a través del Estado, se ha convertido en represora contra los
hondureños y sumisa al imperio mundial.
Así tenemos que el egoísmo humano unido al afán de dominar, apoyados en los grandes medios y recursos que da la globalización, se ha llegado al imperio mundial. Nunca en la historia ha existido el imperialismo casi total, como hoy día; pues en otras épocas, de escasos recursos tecnológicos, los imperios eran forzosamente regionales.
Estados Unidos, apoyado por su gran aliada la Unión Europea, ha organizado el mundo para que su rapiña y dominación alcance a todos los pueblos de la Tierra. Últimamente han ido surgiendo otras potencias autónomas que frenan a Norteamérica su dominio monopolar. Se trata de los países emergentes, los BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India y China; Actualmente algunos consideran que se puede añadir a Sudáfrica. De todos ellos, destaca China que ya es la segunda economía mundial. Avanza, pues, un dominio multipolar.
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