Cubadebate/La Radio del Sur
Dos agentes fronterizos pasaron junto a un grupo de arbustos en un
rancho remoto y no vieron nada. Pero sobrevolando a 5.800 metros de
altura en la noche, el avión no tripulado Predator mantuvo su sensor de
calor apuntado al lugar exacto.
En un centro de operaciones a unos 130 kilómetros, todas las miradas
estaban en un sospechoso bulto oscuro en una pantalla de video.
Momentos más tarde, los operadores del Predator encendieron el haz
infrarrojo del aparato y le apuntaron a los agentes el lugar donde se
escondían dos personas.
La misión de la semana pasada fue apenas una más para un programa de
vuelos no tripulados que está desempeñando un papel cada vez mayor en
la frontera Estados Unidos.
El Servicio Federal de Inmigración y Control de Aduanas ICE recibió
su segundo Predator B en Texas el mes pasado y elevará a seis su
flotilla en la frontera suroeste cuando llegue otra a una base en
Arizona para finales del año.
Los aparatos han “contribuido” a la captura de más de 7.500 personas
desde que comenzó su uso hace seis años. Llevan la tecnología más
moderna a una de las luchas más viejas en el país. Pero en la frontera,
incluso métodos sofisticados tienen que lidiar con el clima y las
condiciones, al igual que los humanos.
“Estoy tratando de marcar. Estoy buscando un espacio en las nubes”,
dijo un exasperado operador cuando perdió la imagen de video. Capas de
nubes, además de vientos fuertes y lluvias, son enemigos de los
aviones no tripulados.
Las aeronaves pueden permanecer en el aire durante 30 horas, aunque
las misiones usualmente duran ocho o nueve horas, con los equipos en
tierra rotando turnos en los remolques de control. Contrabandistas de
inmigrantes, drogas y armas son las presas.
Los Predator, que han sido usados en las guerras en Afganistán e
Irak, y han asesinado indiscriminadamente a miles de civiles, fueron
introducidos en la frontera en el 2005, un año antes de que el
presidente mexicano Felipe Calderón declarara la guerra a las pandillas
de droga y la violencia a lo largo de la frontera se disparara.
Desde entonces, las aeronaves han registrado más de 1.000 horas de vuelo y ayudado a interceptar 21.000 kilogramos de drogas.
“Es como cualquier otra plataforma de operación para las
autoridades”, dijo Lothar Eckardt, director de la Oficina de Predator
para la Fuerza Aérea y los Infantes de Marina, que tiene su sede en la
Estación Aeronáutica y Naval de Corpus Christi. ”No es algo distinto a
un helicóptero”.
Un sistema Predator, que consta del avión, los sensores, los paneles
de control y las antenas, cuesta 18,5 millones de dólares. La
envergadura de la nave, de 20 metros (66 pies) contrasta con un cuerpo
relativamente pequeño, apoyado en el tren de aterrizaje.
Los funcionarios mexicanos habrían respaldado entusiastas la idea de
los vuelos de vigilancia. Sin embargo, el gobierno mexicano se
muestra reacio a hablar públicamente sobre un asunto que podría
percibirse como una intromisión en la soberanía nacional.
En marzo, funcionarios mexicanos defendieron la autorización a los
vuelos de vigilancia y dijeron que un representante de las autoridades
mexicanas estaba siempre presente en las salas de control.
lunes, 14 de noviembre de 2011
EEUU usa más aviones no tripulados en la frontera con México para “cazar” inmigrantes
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