domingo, 22 de septiembre de 2019

HONDURAS / LASTIMEROS GRUPOS DE PODER EN TIEMPOS DE CC4 Y CHONGUENGUE

No basta ser pobre para ser indigno, pero es más despreciable el que acepta la humillación teniendo bienes materiales. En Honduras hemos visto a las familias más “poderosas” del capital, los que ufanos en 2009 decían en la “N” grande “quitamos y ponemos presidentes y qué”, ahora expuestos públicamente como delincuentes, y no es que pongamos en duda cómo se han hecho y se sostienen ciertas riquezas en el país, pero señores ¡Tengan vergüenza! Paren el chonguengue.

Reflexión
EL LIBERTADOR
 Tegucigalpa. –“Aló dígame, señor presidente. ¡Claaaro que puedo hacerlo!, mañana a primera hora me tiene en su casa”. Y aquel hombre soberbio ante sus empleados y ante los que considera inferiores, llegó en su lujosa camioneta blindada, dos carros seguidores –de esos que los guardias se tiran antes que el auto pare- lleva puesta su camisa blanquísima y pantalones nuevos de marcas importadas, el pelo recién cortado, la billetera revienta, tarjetas de crédito, las que quiera. Es hombre importante. Lastimosamente tiene dueño.

Entra a la habitación, acuerdan que todo irá bien, el periodista extiende las preguntas y el “Hombre”, le dice –“Quítame eso que no me gusta, vos como que no sos buen periodista”. El hombre de ropa importada, el arrogante, el de carros seguidores y vanidad, apenas dibuja una suave sonrisita pícara, y le dice:     –“Jejeje, perdón, perdón, Ud. tiene razón”-.

Es el mismo gesto que hizo Galdámez al ser abiertamente despedido en público, con desprecio, humillado, sin derecho siquiera a decir una sola palabra; lo único que puede hacer es sonreír, agacharse y emitir sonidos ahogados en la garganta. No es gente que tiene hambre, ni que no tenga donde volver o que no podrá conseguir un empleo, es simplemente el servilismo de una columna gelatinosa ante lo que ellos creen “poderosos” y sienten que deben someterse.

Hay en el pobre (generalmente de ciudad), un gesto de sobalevas por complejos insuperados que la miseria material inyecta en el alma, en este caso, la utilidad del arrastre es completamente distinto, el indigente tiene necesidad de sobrevivencia, “Ud. es la mera, mera, fíjese que no he comido ¿tiene unos 10 lempiritas que me dé?” ya con el dinero en la bolsa, se da vuelta y sonríe, le dio “paja” y consiguió. Pero, el que no tiene necesidad ¿Por qué se somete? ¿Por qué permite la ofensa?

No basta ser pobre para ser indigno, pero es más despreciable el que acepta la humillación teniendo bienes materiales. En Honduras hemos visto a las familias más “poderosas” del capital, los que ufanos en 2009 decían en la “N” grande “quitamos y ponemos presidentes y qué”, ahora expuestos públicamente como delincuentes, y no es que pongamos en duda cómo se han hecho y se sostienen ciertas riquezas en el país, pero señores ¡Tengan vergüenza! Paren el chonguengue.

A Miguel Pastor le dieron en una sola sentada la absolución de ocho delitos de falsificación de documentos y nueve por fraude a título de autor, sin embargo descansa en las puertas de hierro de un batallón, todos los que estaban con él han sido liberados y él también lo será, pero las cámaras de la corporación Televicentro le siguen sirviendo a Juan, donde quiere y cuando quiere. Allá detrás de un ventanal gigante de cristal un Sebastián se enoja o no, pero siente lo que a su hermano se le hace y no hace nada, la programación sigue invariable entre amigos y negocios. 

Y todo estaría bien si existiera justicia, si en verdad los culpables de los delitos terminaran en la prisión vencidos en un juicio, pero las familias más acomodadas de Honduras son simplemente ornamenta del gobierno, que los utiliza y los pone nerviosos cada vez que hay un caso de verdad importante, en 11 días comienza el juicio de Tony, pero a esta hora son cadena nacional los carnavales amenizados por las televisoras y sus mejores chicas.

¿Para qué sirve una riqueza de dos mil millones de lempiras, si al primer suspiro en una Corte se tiembla de miedo? Un hombre que se levanta a trabajar todos los días, que se las arregla con un salario mínimo, los robos, los abusos, los pésimos servicios públicos, el aumento de la canasta básica, tiene la dignidad que le falta a esos dos mil millones; ese hombre se puede levantar y gritar en plaza pública “¡Fuera JOH!”

El mismo funcionario que veo ahora en televisión, me escribió una hora antes, enviándome un “meme” sobre Juan Hernández, ese mismo que ahora repite que “El presidente está comprometido en la lucha contra el narcotráfico”. En esta pésima comedia se ha perdido quiénes son los payasos, quiénes los dueños y quiénes el público. Los grupos de poder nunca tuvieron la clase, ni el gusto, pero tenían la arrogancia y la soberbia que les daba la comodidad material y el poder de mandar a los gobernantes que no les cumplía, hoy también perdieron eso.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/3534-honduras-lastimeros-grupos-de-poder-en-tiempos-de-cc4-y-chonguengue

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