viernes, 13 de julio de 2018

Honduras: FRANCISCO MORAZÁN DE AYER Y HOY


Julio 11 2018 / Galel Cárdenas

 Los conservadores y reaccionarios de hoy se molestan que pongamos a Morazán en términos contemporáneos, porque en el decurso del tiempo lo han venido arrebatando hasta convertirlo en frías estatuas,  algunas artísticas y otras deformes que abundan en parques, colegios, escuelas o alguna que otra institución estatal.
                       Quisieran que Morazán prosiguiera muerto en la memoria del pueblo, en la conciencia de los jóvenes, en los libros de historia como letra pasiva, y no digamos la iglesia que tiene esa espina clavada en su corazón histórico pues el único prócer centroamericano  que expulsó un obispo de Guatemala fue Francisco Morazán, quien junto con la asamblea constituyente de aquella república en su época,  exilió a Ramón Casaus hasta La Habana en  donde aquel sacerdote conspirador contra el Ejército Protector de la Ley, murió finalmente.

La iglesia católica de aquella época, como la actual, conspiró contra Francisco Morazán y los próceres guatemaltecos, salvadoreños y hondureños, escondiendo armas para entregárselas a Rafael Carrera, el caudillo analfabeta que gobernó Guatemala desde 1839 hasta 1865, por que la federación comandada por Morazán había decretado la prohibición del pago del diezmo y primicias a la iglesia,  seguido de algunas expropiaciones  en 1829.

La iglesia católica  descansó su protección en un desquiciado y enfermizo rival del héroe centroamericano unionista, militar de cerro que lo único que podía firmar era Raca Carraca (Rafael Carrera Carraca), como en el caso patético de Honduras comparada con aquella época, la iglesia apoyó la dictadura de Rafael Carrera que gobernó 26 años junto a la familia Aycinena, tal como ha sucedido con el obispo Oscar Andrés Rodríguez que ha apoyado la dictadura hondureña por estos nueve años de entronización represiva en el mando presidencial del país.

No quisieran que nadie hiciese un paralelismo entre Francisco Morazán vivo, contemporáneo y combativo, con los sucesos actuales donde la iglesia, el ejército, la oligarquía y el imperio realizan las mismas o parecidas acciones de tiranía como las de aquella época.

Morazán luchó contra la calumnia, la vituperación, el descrédito, la persecución, hasta contra el asesinato premeditado de la iglesia católica centroamericana, que se regocijó con fiestas altisonantes tocando las campanas de las parroquias de las ciudades regionales.

Nada de eso quieren los discípulos de la satrapía que padecemos, no quieren que removamos esos baúles donde guardan charreteras, espadas, trajes, botas, retratos, dibujos, libros, estampas, pero sobre todo el pensamiento revolucionario del más grande de los hombres que ha producido el istmo centroamericano, tal como lo expresó José Martí, el poeta y revolucionario cubano del siglo XIX,  al describir y recordar a Francisco Morazán.

Porque Morazán se llamó así mismo revolucionario en sus Memorias, cuando expresa: ¨No pudiendo fiar a la memoria todos los acontecimientos  ocurridos en una revolución de catorce años, pedí  documentos necesarios a Centroamérica.¨

Anti imperialista fue y dice Morazán en sus memorias: ¨Se encontraban en el otro los enemigos de esta constitución (Beltraneas, Pavones..), los amigos de la dependencia española (los frayles, el Arzobispo y los Aycinenas) y los que unieron la República al imperio mejicano (los mismos Aycinenas)…¨. Morazán denuncia  a los pro imperialistas españoles y mejicanos, más tarde hablará contra el imperio inglés.

De manera que aunque se revuelquen en sus concepciones reaccionarias, conservadoras y represivas, deseando que solo exista un Morazán de barro, enterrado en Costa Rica, convertido en cenizas, olvidado, la historia nos enseña que Morazán cabalga entre nosotros, que cada uno de los hombres honestos de este país es un morazanista o como le llamaba Ismael Deras, el autor del libro Los Coquimbos, los morazánidas.

Francisco Morazán pervive hoy aquí en el pecho, en el  pensamiento y en la acción.

La revolución morazanista viene y nadie la detiene. Y ya tenemos un comandante o muchos comandantes que habrán de emprenderla, quieran o no, enemigos de la patria del futuro, la patria liberada del yugo orlandista, del poder fáctico mediático y de los periodistas mercenarios que por unos dólares más mienten y engañan al pueblo que ellos creen tienen dominado, sumiso y vencido.

Texto tomado de publicación en: FIAN-Honduras

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