jueves, 14 de julio de 2016

EEUU: Racismo y abuso policial, la otra cara del neoliberalismo // Imagen única: Una fotografía de las protestas contra la brutalidad policial conmueve a EE.UU.

      
Silvia Arana 
ALAI AMLATINA, 14/07/2016.-  
En Estados Unidos en el año 2015, la policía mató a 990 personas según el conteo Fatal Force del Washington Post. Y hasta el 13 de julio de 2016, la policía había matado a 518 personas. Una cantidad desproporcionada de las víctimas de la violencia policial son jóvenes afroamericanos.
  
Michael Eric Dyson, profesor de sociología en Georgetown, dijo: "Está claro que ustedes, los estadounidenses blancos, nunca nos entenderán. Somos una nación de casi 40 millones de almas negras dentro de una nación de más de 320 millones. 
No todos pensamos lo mismo… pero hay algo con lo que la mayoría de nosotros estamos de acuerdo: No queremos que los policías nos maten -sin el temor de ser juzgados algún día, ni mucho menos de ir a la cárcel- incluso cuando el mundo nos ve morir en videos caseros. 

Nunca entenderán el desamparo que sentimos al observar estos sucesos, una y otra vez, mientras las imágenes temblorosas cuentan una historia más dura de lo que los ojos están dispuestos a creer: que la vida de los negros valga tan poco; que las muertes de dos hombres negros, Alton Sterling y Philando Castile, hayan sido registradas en film esta semana, y que hayan sucedido mientras mirábamos cómo los policías disparaban sus armas. La policía forma parte de una guerra no declarada contra la negritud [...] Nos sentimos indefensos para hacerles entender que nuestras vidas negras deberían importar. Nos sentimos indefensos para evitar que ustedes sigan matando gente negra...".[1]

Lucha por los derechos de los afroamericanos: "No confundir visibilidad con poder"

El clamor por "Las vidas de los negros importan" ha sido el estandarte del movimiento social Black Lives Matter, surgido hace tres años en el pico de la violencia policial contra los afroamericanos, latinos y otros grupos étnicos. Alicia Garza, cofundadora de Black Lives Matter, señaló que si bien el movimiento ha crecido y adquirido fuerza a nivel nacional, es necesario expandir el trabajo realizado en estos años, ir más allá del despertar cultural y plasmarlo en una transformación real, para que la visibilidad dé paso al poder y que se haga realidad la consigna de que las vidas de los negros realmente importen. Advirtió: “Creo que la gente puede confundir visibilidad con poder. La realidad es que las condiciones en nuestra comunidad no son muy diferente a lo que eran antes”.[2]

El panorama que viven las comunidades afroamericanas, latinas y de otros grupos étnicos de Estados Unidos es devastador: desocupación, encarcelamiento masivo, falta de acceso a la educación y a la salud y violencia policial desmedida e impune.

Aunque son bien conocidos los índices, recordemos que en el país con más población encarcelada en el mundo, el 40% de los presos son afroamericanos, cuando solo representan el 13% de la población. Hay más afroamericanos encarcelados o con libertad condicional que personas esclavizadas en 1850.

Un sistema de vigilancia racista

¿Cuáles son las causas de esta situación? Varias voces relevantes de la comunidad afroamericana han señalado que el problema no son los policías racistas, sino un sistema racista. La determinación del perfil de un delincuente basado en la raza es ampliamente usada por la policía de todo el país. El sistema de vigilancia parte de la premisa de que una persona negra es sospechosa de delito. En un recuento realizado en un tramo de carretera de Nueva Jersey se constató que el 46 por ciento de los conductores detenidos eran afroamericanos, latinos o de otro grupo étnico minoritario, aunque estos solo habían sido el 15% de los sospechosos de conducir por encima del límite de velocidad. Lo mismo sucede en todos los demás estados.

“El racismo sirve para hacer dinero”

La escritora afroamericana Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura, ha hecho hincapié en que el racismo es una construcción social para hacer dinero, pues las razas no existen desde un punto de vista científico o antropológico. Dice: “A veces olvidamos que el colonialismo fue y es una guerra, una guerra para controlar los recursos de otro país, es decir, para hacer dinero. Podemos engañarnos pensando que nuestro esfuerzo para 'civilizar' o ''pacificar' otros países no está relacionado con el dinero. La finalidad de la esclavitud fue hacer dinero: mano de obra gratis para los propietarios de esclavos y para la industria. Los 'trabajadores pobres' de la actualidad son como las riquezas inexploradas de la 'oscura África colonial' -accesibles a precios irrisorios de compra y de salario, y bajo el poder de corporaciones que se multiplican y que apagan las voces de disidencia...".[3]

El asesinato legalizado al servicio del neoliberalismo

Dentro de la narrativa dominante el debate se plantea en términos de "policías racistas" o afroamericanos que "no respetan a la policía". Pero la realidad es que el racismo y el abuso policial cumplen una función vital para el sistema neoliberal: se usa a la policía para reprimir a las comunidades afroamericanas pobres, con el fin de evitar cualquier forma de rebelión mientras se implementa el saqueo de los recursos y la concentración de la riqueza en manos de las elites.

Chris Hedges, reconocido periodista investigativo estadounidense, plantea que la policía comete "asesinatos legalizados" contra personas de color no necesariamente por racismo, sino porque las comunidades empobrecidas se han convertido en pequeños "estados policiales". En ellos, la policía puede detener a las personas, interrogarlas, arrestarlas sin causa por largos periodos, y hasta puede asesinarlas con total impunidad. Dice Hedges: "El objetivo del estado corporativo es conseguir la maquinaria, la justificación legal y la capacidad de despojar a los ciudadanos de derechos, riqueza y recursos. A los descartados por el Estado corporativo, especialmente a los afroamericanos pobres, se les niega la dignidad del trabajo, educación, atención médica adecuada [...] Se los convierte en delincuentes. Están atrapados desde que nacen hasta que mueren en estados policiales. Y se les echa la culpa por su propia miseria". Hedges hace un llamado para detener el salvajismo del asesinato legalizado, y advierte: “Debemos liberarnos de la ideología venenosa del neoliberalismo. Si seguimos cautivos, sufriremos la pesadilla que aflige a nuestro vecino".[4]



[2] Entrevista de Alicia Garza, cofundadora de Black Lives Matter, con Sonali Kolhatkar, Truthdig: http://www.truthdig.com/report/page2/black_lives_matter_co-founder_alicia_garza_reflects_20160707

[3] No Place for Self-Pity, No Room for Fear, Toni Morrison, The Nation: https://www.thenation.com/article/no-place-self-pity-no-room-fear/

[4] Legalized Crime and the Politics of Terror, Chris Hedges,Truthdig:

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Imagen única: Una fotografía de las protestas contra la brutalidad policial conmueve a EE.UU. 
 
RT  
Esta destacable imagen fue tomada durante una protesta contra la brutalidad policial hacia afroamericanos. Se trata de una imagen única con una fortísima carga expresiva. Jonathan BachmanReuters 
Violencia policial en EE.UU ( video)
https://youtu.be/OGRrKAlDD_8
El fotógrafo estadounidense Jonathan Bachman es el autor de una fotografía memorable de las protestas contra la brutalidad policial hacia los afroamericanos en Baton Rouge, Luisiana. 

Los manifestantes se habían congregado frente a la comisaría de Policía de la ciudad para protestar contra el asesinato de Alton Sterling a manos de los agentes.
En la imagen se puede apreciar a una mujer firme en medio de la carretera. Dos agentes fuertemente armados corren hacia ella para detenerla.
Bachman dijo a 'The Atlantic' que un grupo de manifestantes estaba bloqueando el tráfico cuando los agentes policiales vestidos con equipos antidisturbios exigieron que se retirasen a las aceras. La multitud empezó a moverse gritando a los policías, pero la joven se quedó en la carretera y se negó a cumplir la orden.

Imagen legendaria

La imagen, que el fotógrafo envió a la agencia Reuters, terminó conmoviendo a la sociedad estadounidense, que la ha calificado de "icónica". Asimismo muchos usuarios de las redes sociales se refirieron a ella como "legendaria" y "simbólica".
"Esta es una imagen legendaria. Pasará a la historia y entrará en los libros de arte sobre esta época", escribió el usuario de Facebook Jami West, mientras que otra usuaria, Danna Dennis, añadió: "Se la ve tan bien plantada, pero menuda y pequeña en comparación con los policías con su gran armadura".

Los cinco mayores disturbios contra la Policía en EE.UU. Reuters

Más tarde, se ha dado a conocer que la mujer se llama Leshia Evans y tiene 28 años y un hijo de cinco años. La mujer, enfermera de profesión, decidió participar en la protesta porque desea un futuro mejor para su hijo, de acuerdo con varios medios locales.

El origen de la violencia

Los conflictos entre los afroamericanos y la Policía no son un fenómeno nuevo en EE.UU., y la mayoría de las veces surgen debido a la violación de los derechos humanos de los afroamericanos o la falta de justicia. Hay numerosos ejemplos. 

Cabe recordar la ola de protestas de 2013 tras la absolución de George Zimmerman, el policía que mató a tiros a Trayvon Martin, un afroamericano de 17 años, o las protestas en Ferguson iniciadas en agosto de 2014 tras el asesinato del joven afroamericano Michael Brown. O el toque de queda impuesto en mayo de 2015 en la ciudad deBaltimore, donde los disturbios estallaron después del funeral del joven afroamericano Freddie Gray, que también murió por culpa de la Policía.
La población negra de Estados Unidos sufre discriminación, pero esta discriminación no tiene solo motivos raciales. Según las estadísticas, aproximadamente el 40% de los presos estadounidenses son negros, y de acuerdo con un estudio de 2014 el 27% de los hombres, mujeres y niños afroamericanos viven por debajo del nivel de pobreza.
Por lo tanto, con muy alta probabilidad se puede asumir que el problema del uso excesivo de la fuerza contra las minorías étnicas en EE.UU. no es un resultado directo de la discriminación racial, sino del clasismo, como lo publica el portal Vzgliad citando al luchador de artes marciales mixtas Jeff Monson.
Se considera que los estadounidenses tienen ciertos estereotipos a la hora de pensar sobre los miembros de las clases socioeconómicas bajas y que el comportamiento de este último atrae más la atención de la Policía y del sistema judicial.


Afro-descendientes en la mira de la policía

julio 2016 | CUBADEBATE
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Alton Sterling y Philando Castile, los dos jóvenes afro-descendientes muertos en menos de 48 horas por agentes en Louisiana y Minnessota son, junto a otro joven muerto hoy en Houston, tan sólo las últimas víctimas de los duros métodos de la policía estadounidense con los negros del país.

Los siguientes son casos similares ocurridos en los últimos años que han generado polémicas, protestas y tensiones raciales.
– TRAYVON MARTIN: de 17 años, fue muerto en Florida el 26 de febrero del 2012 mientras caminaba por la calle con la cabeza cubierta por una capucha, hecho que generó las sospechas del vigilante voluntario George Zimmerman: entre los dos estalló una pelea que terminó cuando Zimmerman disparó contra el joven.
La muerte del muchacho desencadenó una oledada de protestas en todo el país, que volvieron a producirse al años siguiente tras la absolución de Zimmerman decida por la justicia.
– MICHAEL BROWN: este afro-descendiente de 18 años fue muerto el 9 de agosto del 2014 en Ferguson, un suburbio de St. Louis, en Missouri, al ser considerado sospechoso de haber cometido un robo en una tienda pocos minutos antes. No llevaba armas. Su muerte provocó manifestaciones en todo el país y actos de vandalismo en Ferguson.
– LAQUAN MCDONALD: tenía 16 años, murió a raíz de los 16 tiros que le disparó un agente en el Southwest Side de Chicago el 20 de octubre del 2014. El agente se defendió afirmando que tuvo miedo de su incolumidad porque el muchacho, de 17 años, llevaba un cuchillo.
TAMIR RICE: el 22 novembre 2014 fue muerto por un agente de Cleveland, Ohio. Tenía sólo doce años. Un policía pensó que el juguete que tenía en la mano era un arma verdadera y abrió el fuego. La justicia decidió no activar acciones penales contra el agente.
FREDDIE GRAY: Afro-descendiente de 25 años, fue muerto en Baltimora, Maryland, tras ser arrestado y cargado en un furgón por la policía con la acusación de llevar una navaja. El episodio tuvo lugar el 12 de abril del 2015: el joven entró en coma y murió poco después a raíz de los traumas sufridos en la espina dorsal. - (ANSA)

Incertidumbre y racismo en EEUU

Police arrest protest organizer Derrick Robinson, Sunday, Nov. 30, 2014, in St. Louis. Protesters and police clashed following an NFL football game between the St. Louis Rams and the Oakland Raiders as protests continued following a grand jury's decision not to indict a Ferguson police officer in the shooting death of Michael Brown. (AP Photo/Tom Gannam) 
Foto: Tom Gannam/AP
Editorial de La Jornada
Como suele suceder con alarmante frecuencia, el incidente producido ayer en Dallas, Texas, en el que murieron cinco agentes de policía y el francotirador que fue su victimario, cobró una fugaz e intensa atención mediática, como si se tratara de un suceso puntual, aislado, desligado de un entorno social que tiende a favorecer cada vez más episodios de esta naturaleza. Producido en medio de una manifestación antirracista, desde un primer momento el hecho fue interpretado como un violento eco de las muertes, a manos de elementos policiacos, de dos jóvenes afroestadunidenses en los estados de Luisiana y Minnesota, balaceados un par de días antes. De nueva cuenta, como era previsible, tanto en Estados Unidos como en gran parte del mundo se alzaron airadas voces cuestionando las prácticas racistas que son moneda corriente en los cuerpos policiacos de ese país, al tiempo que menudeaban las condenas furibundas, las promesas de pronto escarmiento y los deseos de que tales acciones no vuelvan a repetirse.

Sería preciso un optimismo desmedido para vaticinar que las medidas que eventualmente se tomen –si es que sucede tal cosa– para limar los filos racistas de la actividad policial, bastarán para garantizar un tratamiento policial equitativo a los ciudadanos cuyo origen no sea anglosajón. La lista de injusticias y atropellos que las fuerzas del orden han cometido y cometen en perjuicio de negros e hispanos (impreciso término que, desde la óptica del vecino país, nos engloba) es lo suficientemente extensa como para dudar de que tras este acontecimiento las cosas vayan a mejorar en ese rubro.
El problema de fondo parece residir en los resabios racistas que persisten en una fracción considerable de la sociedad de Estados Unidos, especialmente en los estados del sur, a despecho de los logros legales que se han obtenido en materia de igualdad y de la frondosa documentación que la sustenta. Heredero directo del sistema esclavista que por espacio de siglos sirvió de puntal para el andamiaje socioeconómico de la aristocracia sureña, el contumaz racismo de nuestros vecinos del norte fue modificando paulatinamente su perfil para hacerse públicamente más potable, y de las repugnantes incursiones del Ku Klux Klan pasó a una larga serie de mecanismos de exclusión y marginación que en definitiva cumplían el mismo propósito: salvaguardar los privilegios del poder blanco.
Las filas de la policía, naturalmente, se nutren del cuerpo social, y hasta ahí se desliza el amplio caudal de prejuicios inherente al racismo. Pero es en los momentos en que la incertidumbre planea sobre lo político y lo económico cuando rebrota con nuevas fuerzas, porque el odio y el miedo al otro –al que tiene otro color de piel, nació en otro lugar del planeta o profesa otro credo– constituyen su principal alimento.
No deja de ser irónico, sin embargo, que el autor de la matanza en Dallas (quien tenía 25 años de edad) haya sido un veterano de Afganistán, en otros tiempos considerado un leal y activo ejecutor de la agresión positiva emprendida por George W. Bush.
(Tomado de La Jornada)


Beyoncé publica un fuerte mensaje contra la violencia policial en EE.UU.

  RT
La cantante se refiere a los múltiples casos de violencia por parte de la Policía y a los dos últimos asesinatos de afroamericanos que conmovieron la sociedad estadounidense.
Beyoncé
BeyoncéJim Young Reuters
La artista estadounidense Beyoncé publicó el viernes una dura carta abierta para criticar las recientes muertes de ciudadanos afroamericanos a manos de policías en EE.UU.
La famosa cantante subrayó que esa comunidad no necesita "compasión", sino respeto por sus vidas.
La artista se refería así a los asesinatos en dos días de dos hombres afroamericanos, Alton Sterling y Philando Castile, que perdieron la vida a manos de policías blancos los días 6 y 7 de julio respectivamente.
"Estamos asqueados y cansadosde los asesinatos de hombres y mujeres jóvenes en nuestra comunidad", escribió Beyoncé en una nota publicada en su página web oficial. 

"No necesitamos compasión. Necesitamos que todos respeten nuestras vidas. Vamos a dar un paso adelante como comunidad y a luchar contra todos aquellos que creen que el asesinato o cualquier otra acción violenta a cargo de los que juraron protegernos deben quedar constantemente impunes", continuó la artista.
"Tenemos que creer que estamos luchando por los derechos de la siguiente generación, para los hombres y mujeres jóvenes que creen en el bien", expresó la cantante. "Da igual la raza, el género o la orientación sexual. Esta es una lucha para cualquiera que se siente aislado y que no disfruta de la libertad y los derechos humanos", continúa la carta.

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