viernes, 10 de junio de 2016

Honduras / Protesta estudiantil en la UNAH: la revolución encapuchada: Luz Angélica Mencía ‏ // LAS MÁSCARAS: Estudiantes versus Autoridades Universitarias por Galel Cárdenas


Por Luz Angélica Mencía
La lucha en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) es una lucha que ha hecho volcarse a la población estudiantil hacia la movilización activa. Es una lucha amplia y democrática, contra la arbitrariedad y el autoritarismo de la burocracia universitaria, por una educación pública que reconozca las condiciones y la realidad de un pueblo profundamente castigado por el golpismo que desde el 2009 ha instaurado el terror y la persecución como el único dialogo posible. Hoy más que nunca es el estudiantado universitario y sus polos candentes, (Ciudad Universitaria en Tegucigalpa y UNAH-VS en San Pedro Sula) que le están mostrando al conjunto del pueblo hondureño el camino para empezar a revertir las derrotas del golpismo.
En la madrugada del día lunes 6 de junio del año en curso, los portones de la UNAH se cerraron, impidiendo el acceso a las autoridades y personal administrativo de ésta, con esta medida tomada por parte del estudiantado la recuperación del territorio universitario se ponía en marcha. En el trascurso del día la solidaridad de los y las estudiantes, se manifestaba de diversas formas: víveres, material didáctico y apoyo desde las redes sociales, lo que sustentaba las actividades, todos estos actos vinieron a llenarnos de ese calor y amor fraterno que llenan de ánimos a cualquier ser vivo, nosotras y nosotros los encapuchados.

Los ánimos se multiplicaron en el transcurso del día lunes, a pesar de las amenazas y la cultura de miedo que se trata de imponer siempre. Como una iniciativa de organización se tuvo una acampada académica organizando diferentes bloques en los que se impartieron jornadas de formación, concientización e información de la problemática. Es así que se siguió compartiendo con nuestras hermanas y hermanos, sintiéndonos parte de algo grande, que era por todos y todas. Este es el ambiente que se respiraba en toda la universidad.

Durante la permanencia en el territorio universitario se respiraba solidaridad, lucha, arraigo, hermandad, pronto empezarían las tensiones, fue así que empezaron las amenazas de desalojo desde tempranas horas de día martes, ya era del conocimiento del estudiantado, las autoridades habían puesto la denuncia ante el Ministerio Público desde el día anterior. Las denuncias buscaban la manera de desprestigiarnos, pero logrando un resultado contrario, el repudio de la mayor parte de los y las estudiantes.

Se llegaron las 10:00 am, la hora de la represión había llegado. Los predios de la universidad estaban pintados de color azul y verde, la presencia militar era inminente; toletes, armas de fuego y violencia siendo esto sólo el inicio de la odisea. Acto seguido fuimos rodeados, mientras todos los portones y salidas estaban custodiadas por un gran número de policías, una colonia aledaña, estaba militarizada, ya que ahí viven muchos estudiantes y es una salida directa de la universidad. Asimismo habían procedido a capturar a cualquier estudiante que pasara por la zona, arrestando a diez de ellos, que dejaron gracias a la presión de los y las vecinas de la zona, no sin antes asegurarse que no estuvieran en una lista de nombres, que manejaban… ¿Quiénes eran esas personas que estaban en la lista? ¿Por qué y bajo qué condiciones estaban? ¿Acaso nosotras y nosotros los encapuchados somos criminales? ¿Entonces luchar por la educación es un crimen?

Mientras tanto en la universidad, nos aglutinamos en la salida peatonal y decidimos en asamblea quedarnos ahí, hasta que llegara la orden de desalojo. Los ánimos persistían, bailamos, reímos, cantamos, gritamos consignas “¡Y ya llego, ya está aquí, el movimiento estudiantil!”, era una fiesta. El apoyo se hizo presente en las afueras de la Universidad; estudiantes, padres de familia, amigos y defensores de derechos humanos. Debido a presión de algunos de estos sectores, quienes temían por nuestra seguridad física y nuestra libertad, tuvimos que salir, se rompieron las cadenas del portón, y salió la marea estudiantil encapuchada, abrazados fuertemente y con los corazones entrelazados, no éramos cinco ni diez sino una marea de gente. Inundamos la calle caminando hacia donde nuestra integridad física y nuestra libertad no estuvieran en riesgo. 
Las personas con su solidaridad nos arroparon, nos llevaron en automóviles a nuestras casas. Dejamos la universidad, pero volveremos porque esto no se acaba acá, la lucha sigue y sigue.
Enfatizamos las medidas de presión e intimidación de las autoridades, de intentar callarnos y amedrentarnos, hay más amenazas de requerimientos fiscales y tenemos seis órdenes de captura a compañeros y compañeras que ya estaban criminalizados por la lucha que han estado llevando, y una muestra de la incoherencia de las autoridades tanto universitarias como fiscales es que éstos no se encontraban en la ciudad, cuando se dieron los sucesos por los cuales se les acusa.

Como una muestra de la defensa de nuestra causa el día jueves 9 de junio, desde muy temprano se llevaron a cabo tomas, asambleas, movilizaciones internas, peñas artísticas todos estos actos encaminados a lograr la recuperación de nuestro territorio. La comunidad estudiantil grita a una sola voz ¡NO A LAS NORMAS 
ACADEMICAS!  

PORQUE SOMOS HISTORIA, PRESENTE Y LUCHA.
El pasado martes 7 de junio en horas de la tarde los estudiantes abandonaron la toma indefinida que había iniciado el día anterior, ante la inminente invasión del campus central (UNAH-CU) por las fuerzas represivas –policías y militares– hondureñas. Con más fuerza, este jueves 9 de junio el movimiento estudiantil universitario (MEU) convoco a asambleas por carreras que fueron correspondidas por la estudiantada de manera masiva, a lo que le siguió la toma de diferentes edificios por carrera y la toma indefinida del campus de Valle de Sula (UNAH-VS).  
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LAS MÁSCARAS: ESTUDIANTES VERSUS AUTORIDADES UNIVERSITARIAS

Galel Cárdenas

En mi época de niño, era aficionado al cine mexicano porque no existían otras opciones fílmicas en el país, entonces conocí a Santo, el Enmascarado de Plata, a Blue Demon, al Huracán Ramírez y otros luchadores que se enfrentaban   en el ring, apostando la máscara como trofeo de victoria. Después conocí al Llanero Solitario  y Kemo Sabay,  del cine norteamericano. Y así fui saltando de época en época hasta llegar a la nuestra.

Hoy han pasado décadas tras décadas del sin fin de la realidad política hondureña, en donde la malicia, la trampa, la mentira, la manipulación, el descaro, la corrupción, el asesinato, el robo y la explotación siguen siendo las máscaras de la columna vertebral de conducta de la élite que gobierna el país desde tiempos que se pierden en la lejanía como torbellinos históricos que poseen  al menos medio milenio de existencia.

Las máscaras han sido siempre un sinónimo de clandestinidad, de ocultamiento, de asunción de otro yo. El teatro griego era caracterizado por máscaras de los actores que para representar a la mujer usaban la máscara correspondiente, o al menos para cambiar de identidad ficticia en los escenarios de aquellos magníficos teatros que aún hoy, parece  no haber sido superados, pues, si se fija uno bien, eran masivos al aire libre, como los estadios actuales,  y estaban destinados a masas de ciudadanos comunes y corrientes, prueba de ello es el teatro greco romano  de Palmira que fue recuperado por el ejército Sirio que combate al Daesh y toda su parafernalia de terror financiado por el imperio norteamericano y su claque europea.

Pues bien, la UNAH  es protagonista en los últimos años de una lucha política e ideológica de cierta y sospechosa intensidad  de represión.
Sometida a las políticas de las universidades neoliberales dictadas por los organismos imperiales del empréstito y la inversión extractivista, la UNAH sin autonomía ni paridad estudiantil,  autocrática,  verticalista y antidemocrática, pasa por una crisis deshumanizante, donde los miembros de la comunidad universitaria son sometidos a medidas al terror laboral, académico y estudiantil.

En las décadas que finalizan el siglo XX e inauguran el siglo XXI, el país pasó de una democracia liberal paternalista a un estado de extracción de los recursos humanos, de la fuerza laboral barata y desprotegida, a la aniquilación de los contratos colectivos y del bienestar social, a la tercerización estatal, y de un estado de sensibilidad social a las zonas de desarrollo industrial a costa de la soberanía nacional supeditada a la transnacionalización de las inversiones privadas, y finalmente al desmontaje de la educación liberal protectora del ser humano menos desarrollado.

La UNAH acompañó con su dirigencia administrativa  este modelo zapador del viejo humanismo social, implementando el modelo neoliberal de los organismos financieros mundiales de la educación superior.

Y así, entonces, la dirigencia obrera interna de la UNAH fue desmantelada, perseguida y asesinada, la dirigencia docente sometida y la dirigencia estudiantil perseguida y ultimada.
Los estudiantes entendieron, después de haber sido vigilados y desaparecidos algunos, que no podían luchar con los rostros destapados como todo ciudadano común. La UNAH  y su dirección jerárquica, pronto, desde el año 2009, asumieron los mismos comportamientos tiránicos del gobierno nacionalista entronizado con fraude, represión y  violencia de Estado.

Los estudiantes rebeldes fueron criminalizados, encarcelados, vigilados y desaparecidos. Comprendieron que corrían peligro sus vidas mientras luchaban a destajo contra las medidas educativas de disminución de ciertas conquistas alcanzadas en aquel modelo liberal de protección social.

Claro que si no cubren sus caras prontamente tendrán sobre su cuello la violencia demencial de la policía y su política de seguridad nacional. Y serán encontrados muertos, embolsados, como cualquier delincuente que ha sufrido la limpieza cirujana.  Y por ello, no tienen otra alternativa que enmascararse.

Y como decía el comandante Marcos de México, al menos yo cubro mi rostro de  manera física, pero, la élite represora nacional ha mostrado su máscara de falsedad democrática, humanista y pluralista.

En la UNAH, las autoridades  se han colocado la máscara de la modernidad, la renovación física, las normas académicas innovadoras, y una sorna de aplastante autocratismo.
La lucha estudiantil contra las políticas represivas de las autoridades universitarias sigue en pie, más intensas y más populares.

La dictadura universitaria se enfrenta con la nueva generación de jóvenes estudiosos que proponen democratizar la casa de estudios del pueblo hondureño que los admira, respeta y apoya.

Fuente: Red FIAN-Honduras

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