Sentado
en una banca de la cárcel de El Porvenir en La Ceiba, Atlántida, José
Isabel “Chabelo” Morales, recuerda aquel 4 de agosto del año 2008,
cuando él se encontraba jugando pelota
y de repente una señora le pidió auxiliar a su esposo Arnulfo Guevara,
uno de los fallecidos en la masacre de Silin, una comunidad del
municipio de Trujillo, Colón, Honduras.
Chabelo
cuenta que él corrió al llamado de la esposa de don Arnulfo, pero
cuando llegó al lugar, don Arnulfo ya estaba muerto, entonces lo subió a
la paila del carro. Inmediatamente vio
a otro muchacho herido que alguien lo traía casi de arrastre, entonces
corrió también a auxiliarlo junto a otros de sus compañeros campesinos.
Ayudó a subirlo a la paila de la patrulla para que lo atendieran y le salvaran la vida.
Meses
después de la masacre, el 17 de octubre de 2008, Chabelo fue detenido
por la policía, lo acusaron de ser uno de los principales responsables
de la muerte de diez personas, una tentativa
de asesinato, un homicidio, robo agravado e incendio agravado.
“Yo
no soy ningún asesino, no soy delincuente, solo soy un labrador de la
tierra. Todo lo que se ha hecho conmigo es injusto. Mire usted por
querer ayudar, por hacer un bien estoy en la
cárcel, por un crimen que yo no cometí”, agrega Chabelo entre profundos
suspiros.
Por
la masacre en Silín, y en un claro acto de intimidación, 300 miembros
de la comunidad Guadalupe Carney fueron puestos en unas listas como
sospechosos. Chabelo fue trasladado en un
helicóptero, con fuertes medidas de seguridad a la cárcel de El
Porvenir, La Ceiba, Atlántida.
Días
después Chabelo se da cuenta que quien lo acusó fue el ex comisionado
de la Policía Henry Osorto Canales. “Yo no conocía a Henry Osorto, aquí
lo conocí en el juzgado, agrega Chabelo
y cuenta que luego también supo que el muchacho, a quién él le ayudó a
salvar la vida, es sobrino de Henry Osorto Canales. Y ese mismo muchacho
sirvió como testigo en su caso, pero en su contra.
Chabelo
dijo que responsabiliza al Estado de Honduras por su caso, porque lo
condenaron poniendo testigos falsos. “En este país basta con señalar a
una persona para que lo condenen, pues
no investigan nada. Es vergonzoso que en este país un campesino esté
preso por defender su causa. También responsabilizo al Estado porque
aquí en la cárcel he perdido la mitad de mi vida, yo ayudo a limpiar la
yarda, cosecho maíz y pepinos y un día mientras
chapeaba, la cuchilla de la máquina arroyó un alambre, se desprendió y
se me clavó en la cara. Por ese accidente perdí un ojo, me afecté mi
dentadura, la cara y la lengua”, dijo.
Irregularidades
En
el caso de José Isabel Morales no existen pruebas contundentes de que
ha cometido un delito. El 25 de junio de 2010 fue declarado culpable de
homicidio con base en testimonios de oídas.
Además, hubo aparentes irregularidades y contradicciones en las
historias de los testigos y diferentes versiones de los testimonios
anteriores.
Casi 5 años han pasado
entre su detención y su condena, una clara violación del Código Procesal
Penal de Honduras que exige la sentencia dentro de los 2 años.
El 24 de julio de 2012,
sin haber notificación de la audiencia ni para él ni para sus abogados, a
Chabelo le dictaron la sentencia, condenándolo a 20 años de prisión
por un crimen que no cometió.
Chabelo es miembro de la
Guadalupe Carney, una comunidad de campesinos que han luchado para
recuperar tierras arrebatadas por los terratenientes ricos, como el ex
comisionado de la Policía Nacional de Honduras
Henry Osorto Canales.
El encarcelamiento de
Chabelo y la falta de equidad en sus audiencias, junto con los continuos
actos de intimidación contra la comunidad son el resultado de los ricos
terratenientes y agro oligarcas sobornando
e influyendo a los funcionarios del sistema de justicia.
PERIÓDICO A Mecate Corto
Otra mirada de la realidad
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