La principal herencia del golpe de Estado en 2009 es una mayoría del pueblo consciente de que el país requiere cambios radicales para superar las causas de la pobreza y dominación histórica. La sociedad ya tiene identificados a los responsables del atraso nacional y a los enemigos del bien común.
Sin embargo, ha sido también una década de muerte, miseria, caravanas, más ruptura del orden constitucional y mucha insurrección popular. Diez largos años para el pueblo que no se cansa de salir a las calles; el golpismo tiembla de miedo, así lo evidenció hoy con el inútil despliegue militar.
Tras
el golpe de Estado del 28 de junio de 2009, la dictadura de Micheletti,
causó la muerte de 134 hondureños, además 3,000 violaciones a los
derechos humanos, incluyendo la violación sexual de 54 mujeres, víctimas
de militares.
Redacción central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa.
El resultado es contradictorio para la nación hondureña, bueno y malo.
Un pueblo movilizado para botar la dictadura, consciente que es verdad
que en la calle está el poder social. Capacidad para mostrar al mundo la
desnudez moral y conducta psicópata, enferma, de sectores que decían
ser amigos, pero la práctica los identifica como enemigos del pueblo y
amantes de tiranías, entre otros, Estados Unidos, las élites política y
económica históricas, lideres de iglesias, los cuerpos armados del
Estado y la prensa tradicional.
Esta
última década también ha dejado más de 70.000 asesinatos, la economía
retrocedió 50 años, quedó claro que nunca existió la famosa democracia
en la mesa del pueblo hondureño. Además ha dejado dolor, nostalgia,
indignación, insurrección y militarismo. Con todo eso, los hondureños
conmemoran hoy el décimo aniversario del golpe de Estado político y
militar de 2009, un asalto a un pueblo que por primera vez en su
historia participaría en un proceso democrático que diseñara una
Constitución más apegada a la realidad. Un despertar abatido con balas y
sangre.
El
28 de junio de 2009, por causa de una serie de reformas económicas y
del altanerismo de empresarios, políticos corruptos y un imperio que a
punta de guerra y militares quiere mantener un sistema socioeconómico
destinado a la muerte de la mayoría de hondureños, el presidente de
Honduras fue humillado y exiliado, con él la dictadura mafiosa liderada
por Roberto Micheletti despedazó lo que formalmente quedaba de “Estado
de Derecho”.
Diez
años han pasado de aquella madrugada en la que se rompió el orden
constitucional que venía desde 1982, de algún modo despertó la
revolución de un pueblo marginado históricamente por los “cuellos
blancos” y muchas veces traicionado por su propia dirigencia social. El
disfraz de constitucionalista fue la ganga de las tiendas del “agachón”,
porque ese traje fue usado por personajes del sistema político
tradicional, pastores y empresarios, seres que se creían –y se creen–
“poderosos” por su dominio sobre unas cuantas mentes ignorantes de
camisetas blancas.
Sin
embargo, la bestialidad militar trae a la memoria de los hondureños, la
sangre de los 134 mártires de la Resistencia, las 54 mujeres violadas
sexualmente por militares y las más de 3,000 ultrajes a los Derechos
Humanos que reportó la Comisión de la Verdad y de Verdad. Por 210 días
la Resistencia tomó la dirección del país, sin armas, se levantó ante
una tiranía que en siete meses devoró todo lo que pudo, y en diez años
quebró toda la economía nacional, se comió dinero que aún no se ha
producido y creó tanta miseria y violencia que la población desborda
fuera de las fronteras en franca crisis humanitaria y problemas para
otros países.
Diez
largos años… hoy, en un contexto sociopolítico similar, descontentos
con una figura presidencial que violó la Constitución para reelegirse,
él y su séquito crearon su propia ley constitucional para dar vida al
continuismo ilegítimo ¿Dónde quedó el mensaje anti reelección con el que
derrocaron a Mel?, pregunta válida, pues es la percepción del pueblo.
Los golpistas y los tiranos no tienen respuestas, por eso la sociedad
los odia, cita su propia gente y los amigos que los ungieron para llegar
a presidencial.
Hoy,
28 de junio de 2019, el golpismo tuvo más miedo que nunca a sus propias
fechorías, miedo a sus propios fantasmas y a sus víctimas; desde las
5:00 de la mañana por todo el Distrito Central, militares, policías y
funcionarios de Gobierno, se desplegaron por varios puntos, en las
calles, ni un alma como en un feriado de cruda. Días antes llegaron,
dicen oficialmente 300 marines gringos, otros afirman que son 4 mil los
efectivos, invadiendo Honduras ante la mirada cómplice y pusilánime de
los militares hondureños.
La
Resistencia, identificada políticamente como Libertad y Refundación
(Libre), sin acciones de protesta, paralizó la capital, a eso de las
6:00 de la tarde, levantaron una fiesta cultural. A su vez, dejaron
expuesto el miedo que siente el régimen y todos aquellos
constitucionalistas, pues para ser “unos pocos inconformes”, el
despliegue militar denotó lo contrario.
Ahora,
tocarán los acordes de la Resistencia: Karla Lara, Patechucho y la
icónica banda, Café Guancasco. Diez años pasaron y el pueblo sigue en
las calles y no piensa irse hasta imponer su voluntad, ahora con un
nuevo eslogan: “Fuera JOH” (Juan Orlando Hernández). En el interior del
país la lucha y represión sigue.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/3420-diez-anos-en-golpe-hondurenos-siguen-en-la-calle
No hay comentarios :
Publicar un comentario