
A los pueblos y naciones originarias
Nosotras
y nosotros, 425 delegadas y delegados nacionales e internacionales,
reunidos en 12 mesas de trabajo, con la participación de setenta
organizaciones sociales, culturales, movimientos y partidos políticos de
México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Brasil y
Honduras; militantes de la lucha por la liberación y la descolonización
de los pueblos y naciones indoamericanas; nosotras y nosotros
trabajadoras y trabajadores del campo y la ciudad, mujeres y jóvenes,
iglesias y espiritualidades comunitarias, artistas, intelectuales y
comunidades sexo-diversas, comprometidas y comprometidos con la lucha
de los movimientos sociales, populares y civiles hacemos pública nuestra
determinación de desarrollar un proceso para construir el Movimiento
Social Mesoamericano, desde nuestros espacios particulares y desde la
Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA
–ALBAMOVIENTOS.-
Convencidas
y convencidos de que no existe otra opción para superar la crisis
humanitaria y los desastres nacionales a los que nos llevaron las
oligarquías criollas, el imperialismo estadounidense y sus empresas
trasnacionales, desde este espacio mesoamericano anunciamos nuestra
determinación de disputar a las clases antinacionales y al imperialismo
el gobierno y la conducción política y social de nuestros países como un
primer escalón de la ruta alumbrada por Jacinto Canek, Tupak Amaru,
Tupak Katari, Bartolina Sisa, Micaela Bastidas, Manuela Sáenz, Simón
Bolívar, Francisco Morazán y Josefa Lastiri, las hermanas Miralda,
Miguel Hidalgo, José María Morelos, Leona Vicario, Juana Azurduy, José
Martí, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Augusto Cesar Sandino,
Farabundo Martí, Vilma Espín, las hermanas Mirabal, Ernesto Che Guevara,
Fidel Castro, Hugo Chávez, Graciela García, Visitación Padilla, Berta
Caceres y Margarita Murillo.
Conscientes
de que el neoliberalismo como una forma extrema de recolonización, de
destrucción de la Madre Tierra, de violencia, despojo y explotación
redobladas, de destrucción de todo tejido comunitario y colectivo, que
ha terminado por convertirse en un nuevo genocidio y ecocidio; en nuevo
eslabón de la cadena de conquista y expoliación iniciada hace más de 500
años por las potencias europeas y por sus herederas en la región,
Canadá y Estados Unidos, frente a todo ello enfatizamos que nuestra
lucha es contra la dominación capitalista, contra el patriarcado, el
racismo, la discriminación, las exclusiones de todo tipo y el
colonialismo en cualquiera de sus formas, desde ahí nos aprestamos a
refundar nuestras comunidades y colectivos y a construir a partir de
ellas el nuevo Estado Comunitario de Justicia y Dignidad.
Sabemos,
de la experiencia en carne propia, que el capitalismo neoliberal, así
como sus crisis y sus inercias criminales conduce al crecimiento de la
pobreza, al desmantelamiento de las bases de la vida, de los
presupuestos materiales y culturales de nuestras naciones y pueblos, de
las clases y mayorías nacionales: las poblaciones originarias, las y los
indomestizos, las mujeres y las y los jóvenes, las clases medias y
trabajadoras, la diversidad sexual, los pueblos garífunas y negros,
campesinos y campesinas. En carne propia sabemos que el supuesto libre
mercado y el liberalismo lleva al estado de guerra permanente, al
terrorismo de estado que convierte en enemigo interno nuestros pueblos,
donde las mujeres en particular y las minorías sufren los principales
oprobios y violaciones. En estos tiempos de agotamiento ético y
decadencia capitalista, de fin de la supremacía estadounidense, la
tendencia al fascismo con su carga de odio contra las mujeres, a la
juventud, a las y los sexo-diversos, de racismos y colonialismos
internos y desprecio a la democracia y a los principios básicos de toda
convivencia humana, la unidad mesoamericana, nutrida de nuestras raíces
originarias y la construcción de un proyecto alternativo al capitalismo
neoliberal, tiende a ser la única opción para nuestra sobrevivencia.
La
renuncia al piso puesto por los acuerdos resultantes de la crisis de
los misiles en 1962, de Chapultepec en 1992 traducidos en los Pactos de
Esquipulas 1 y 2; el desconocimiento de los derechos mínimos del respeto
a la voluntad electoral de nuestros países, entre ellos Honduras, nos
debe alertar para no seguir prisioneros de formas de acción políticas
basadas en el reformismo y en expectativas de participación que ellos ya
no respetan y que de no ser superadas sólo alimentan la vacilación y
facilitan o perpetúan la instalación del neofascismo.
Convencidas
y convencidos de que el ciclo de luchas sociales que hicieron posible
el surgimiento de gobiernos y partidos progresistas y aún
revolucionarios no se ha agotado y de que en ellas radica antes que nada
la posibilidad de superar la catástrofe humanitaria procreada por las
estrategias de trasnacionales y gobiernos capitalistas, asumimos el reto
de contribuir decididamente a la emergencia y construcción de una nueva
alternativa con y desde los movimientos sociales. Para lo cual, sin
renunciar a nuestras muy particulares necesidades, nos planteamos
criticar los enfoques particularistas y sectarios que han convertido a
los movimientos sociales en correas de transmisión, regulación y
renovación de la dominación capitalista en todas sus dimensiones. A la
vez que criticamos las desviaciones electoreras y estatalistas del
grueso de los partidos políticos y de muchos gobiernos progresistas
emanados de los mismos que han abandonado muchas de las referencias
éticas de los que debe ser un gobierno desde las comunidades y las y los
desposeidos. Sin romper con esos partidos que se reclaman progresistas y
aún de izquierda, el movimiento social comprometido en la batalla por
construir el nuevo poder comunitario, popular y ciudadano y por hacerse
del gobierno y el poder político habrá de encontrar nuevas formas de
participación realmente democrática que ponga fin a los regímenes
políticos liberales y sus repúblicas oligárquicas excluyentes de las
mayorías nacionales.
Comprendemos
sin duda alguna que los tratados de comercio y seguridad energética y
político militar signados a través del TLC para Norteamérica, el Plan
Puebla Panamá, Mérida, Colombia, el Triángulo Norte, las Ciudades
Modelo, las zonas especiales de desarrollo económico entre muchos otros,
están motivados por los intereses antinacionales y constituyen
verdaderos procesos de ocupación neocolonial que se operativizan por
medio de concesiones mineras, energéticas, forestales y diversos
procesos de despojo y privatización de los bienes sociales y comunes.
Ante ellos, ante la libre circulación de sus mercancías, ejércitos,
bandas criminales, las organizaciones sociales mesoamericanas
procederemos a ejercer nuestros derechos ancestrales y contemporáneos de
defensa del territorio, de defensa de los usos y costumbres para la
vida, para el buen vivir. Sus fronteras no son las nuestras como muestra
el éxodo de las y los desplazados económicos que tienen en las miles de
hondureñas y hondureños, entre muchas y muchos otros que se les
sumarán, el ejemplo vivo de la tragedia humana que viven nuestros
pueblos y constituyen la evidencia más palmaría de agotamiento ético de
las sociedades basadas en el lucro capitalista, el racismo y el
desprecio hacia las mujeres, las clases trabajadoras, los pueblos
originarios y naciones.
En
fin, nuestro Foro Mesoamericano sacó a relucir el Estado de
Contrainsurgencia en que vivimos, la conversión de los ejércitos
nacionales en una corporación trasnacional del crimen que tiene su
epicentro en Washington; que la militarización es sólo un aspecto de la
dominación integral contra la que nos hemos rebelado. A pesar de los
discursos y de las tímidas reformas que simuladamente apelan a los
derechos de la humanidad y al respeto del Estado de derecho, el proyecto
imperial se ha constituido en una dictadura global.
Nuestro
encuentro en Honduras confirma que Mesoamérica como proceso identitario,
como horizonte ético y político de la nueva vida en comunidad, única
solución a nuestros problemas heredados y a los generados por la
dominación capitalista, neocolonial y patriarcal, no es una invención,
sino la raíz de un proceso histórico que renace una y otra vez a pesar
de la voluntad de exterminio manifestada por los viejos y nuevos
invasores, por los viejos y nuevos colonialistas. Mesoamérica es un
clamor de justicia que resuena desde las rebeldías y el memorial de
agravios de las generaciones pasadas, pero también es certeza de que
tenemos una posibilidad de futuro si volteamos a mirarnos a nosotras y
nosotros mismos, si reconfiguramos la unidad que en la comunidad no
puede ser más que las articulación de la diversidad en un ambiente de
paz y justicia, de dignidad y lucha contra el imperialismo.
Expresamos
nuestra solidaridad a las Caravanas de Migrantes desplazadas y
desplazados y personas que huyen y buscan refugio, que han visibilizado
el agotamiento del modelo económico, social y político que se ha
impuesto en esta nuestra Mesoamérica. Expresamos nuestro reconocimiento a
las miles de manos solidarias que a lo largo de la ruta han desafiado a
sus propios gobiernos y han dado cobijo, agua y alimento a nuestras
hermanas y hermanos que huyen de la pesadilla que han creado las
oligarquías antinacionales y el gobierno norteamericano. Ningún muro,
fuerza represiva o agresión puede detener el hambre, la sed de justicia
social y el rechazo a la exclusión que se vive en nuestros países.
A
las puertas de la segunda vuelta electoral en Brasil, rechazamos los
discursos del odio y reafirmamos que sobre la base del fascismo no se
puede construir ninguna alternativa para nuestros pueblos. El manejo
mediático de las mentiras no se sostiene y como lo han venido haciendo a
lo largo de la historia y en particular desde el golpe de estado, los
movimientos sociales en Brasil, sabrán enfrentar esta etapa de su
historia y prevalecerán ante los intentos de la ultraderecha de apagar
las luchas y rebeldías.
Saludamos
las masivas movilizaciones que se han realizado en Haití denunciando el
desfalco de los fondos de Petrocaribe apropiado por el actual y los
anteriores gobiernos. Expresamos nuestro apoyo al pueblo haitiano ante
la represión gubernamental y reconocemos la fortaleza de un pueblo que
ha enfrentado la intervención norteamericana y la ocupación militar
disfrazada de una misión militar supuestamente “humanitaria”. Jamás la
humanidad se reconoce y respeta desde la punta de las bayonetas.
Expresamos
nuestro apoyo y reconocimiento a la Revolución Bolivariana de Venezuela
que, a partir del Comandante Chávez y ahora continuada por el
Presidente Obrero Nicolás Maduro Moros, se han constituido en un bastión
de la esperanza de los Pueblos del continente. Exigimos que cesen las
agresiones y amenazas del gobierno de Estados Unidos hacia la Venezuela
Bolivariana y los ataques de los gobiernos y funcionarios lacayos del
continente que en la OEA y otras instancias internacionales se han
convertido en comparsas de los intereses norteamericanos. Saludamos los
triunfos y avances del Pueblo Venezolano y nuestra irrestricta
solidaridad hacia el proyecto bolivariano impulsado por el pueblo y
gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.
Como
organizaciones sociales de los pueblos mesoamericanos expresamos al
heróico pueblo y gobierno revolucionario cubano nuestro compromiso de
hacer propia la lucha continental contra el criminal, ilegal e inhumano
bloqueo económico, financiero y comercial impuesto arbitraria y
extraterritorialmente por el imperialismo norteamericano. Las
resoluciones de condena emitidas por las últimas 26 asambleas generales
de las Naciones Unidas evidencian el rechazo y repudio de la comunidad
mundial contra esta política de agresión sistemática y permanente contra
el pueblo cubano. Demandamos a los gobiernos de los Estados
Mesoamericanos que en forma unánime respalden el proyecto de resolución
contra el bloqueo a ser presentado nuevamente por Cuba, en la próxima
asamblea general de la ONU el próximo miércoles 31 de Octubre.
Nos
solidarizamos con la lucha del pueblo guatemalteco y sus organizaciones
y exigimos el esclarecimiento y justicia para los alrededor de veinte
líderes y activistas indígenas y campesinos, hombres y mujeres, que han
sido asesinados de junio de este año a la fecha.
Compartimos
la expectativa del pueblo mexicano por un giro radical de las políticas
neoliberales ensayadas por los anteriores gobiernos;
Acompañamos
al pueblo colombiano en la búsqueda de la paz con justicia social que
garantice una vida digna para nuestras hermanas y hermanos y nos
solidarizamos ante el asesinato de 120 líderes que ha sucedido a lo
largo de este año.
Al
tiempo que rechazamos cualquier intervención extranjera, apoyada por la
oligarquía local, reafirmamos nuestro apoyo a los anhelos de paz del
pueblo nicaragüense y al derecho de forjarse su propio destino, así como
a construir una sociedad basada en la visión de Sandino y Carlos
Fonseca.
Nos
encontramos en la resistencia heróica del pueblo palestino que sigue
porfiando en su lucha por recuperar de territorios históricos y por el
derecho a la autodeterminación nacional. Condenamos el genocidio a que
han sido sometidas y sometidos por los sionistas israelíes y el
imperialismo estadounidense y europeo. Exigimos el retiro de las tropas
estadounidenses y de los ejércitos terroristas de Siria, el Medio
Oriente y el Norte de África auspiciados, entre otros, por Arabia
Saudita y demás potencias europeas.
Reconocemos
y acompañamos la lucha justa del pueblo salvadoreño que se encuentra
resistiendo ante el riesgo del despojo de sus recursos comunitarios,
territoriales y particularmente en defensa del agua; así mismo
rechazamos la criminalización de los derechos sexuales y reproductivos
que enfrentan nuestras hermanas salvadoreñas.
Nos
solidarizamos con la tragedia humana generada en Honduras por el
gobierno impostor y fascista encabezado por Juan Orlando Hernández que
obliga a miles de hermanas y hermanos a huir de nuestra Matria/Patria,
de la extrema pobreza, de la inseguridad, de la criminalización de las y
los defensoras y defensores de DDHH y de los territorios, de la
persecución y asesinato de dirigentes de los pueblos originarios y del
movimiento campesino. Exigimos la libertad inmediata de los presos
políticos de nuestra región. Demandamos que se esclarezcan los crímenes y
tortura cometidos contra nuestros pueblos y las y los luchadores
sociales.
Asumimos
el compromiso colectivo de articular nuestras luchas, esfuerzos y
acciones en el territorio mesoamericano y nos autoconvocamos a un
próximo encuentro a desarrollarse durante el primer semestre del año
2019 en la hermana república de México.
¡Nos
declaramos en rebeldía por la defensa de nuestra soberanía, por
nuestros cuerpos, nuestras mentes y por el respeto a nuestro derecho a
decidir el destino de nuestra Mesoamérica, Nuestra Abya Yala, Nuestra
América¡
27 de octubre de 2018
Universidad Nacional Autónoma de Honduras,
Tegucigalpa, Honduras, Mesoamérica
https://criterio.hn/2018/10/28/conozca-la-declaracion-final-del-foro-mesoamericano-alba-movimientos-realizado-en-tegucigalpa/
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