*Rodolfo Pastor Fasquelle / EL LIBERTADOR / Publicado 04 Agosto 2016
Que bueno si el Presidente Hernández declara que la reelección es un disruptor, extraño cuño, un globo sonda, un falso blanco. Aun si un disruptor al fin impulsado desde el Partido de gobierno, con la recolección de 1.5 millones de firmas dudosas y con manifestaciones de gente pagada en todo el país, para exigirla. Como están las cosas hoy, la reelección es un despiste divisor y la marcha por el plebiscito una alucinación.
Si llegaran a realizar un plebiscito, yo me empeñaría junto con muchos de mis correligionarios y compatriotas en la lucha contra. Como se ha impuesto Mel luchar para detener la reelección, tratando de impedir el control hegemónico de las instituciones, apelando la decisión legitimante de los tribunales, marchando en las calles y convocando a los partidos de oposición. No estoy seguro que prevaleceríamos contra un 60% de seguidores de líderes que quieren volver a gobernar. Pero trabajaríamos bajo el supuesto de que la gente no se engaña. Francamente, no creo que nos den un plebiscito sobre la reelección. La proliferación de preguntas tontas que se quieren adicionar a LA pregunta pertinente al respecto es la última argucia del P.N. para evadir ese procedimiento que, para ese organismo, comportaría un riesgo.
Debe
haber sido Toño Rivera Callejas Chocoyos el de esa genialidad. (El
mandraquero nieto del original Antonio Rivera h, e hijo de Rivera
López…el gran abanderador…) La Presidenta Doña Gladys no tiene cara de
inventora… y Leía con dificultad las tonterías que le habían consignado a
un chepe, mientras Toñito sonreía –incierto- junto al podio del
Partido. (No podía estar seguro del efecto que tendría semejante patraña
sobre la disputa… ni quizás de los alcances de su criatura, pero
parecía orgulloso de haber inventado un nuevo género literario.) Muchas y
muchos después han aportado sus propias ocurrencias a la lista de
preguntas que pudieran formularse a los electores. Depurado, en el
espíritu del momento, LIBRE respondió formulando una lista alterna de
preguntas centradas en las opiniones sobre el golpe y la represión. Tan
valida como la anterior, es decir para nada.
Y
a muchos nos han deleitado -con su enojo y su asco, con su astucia y su
gracia, con su sentido de humor y con su creatividad- los inquisidores
que se han carneado al P.N. preguntando más. Discordo de los amigos
solemnes que quieren reducirse a la pregunta única. Las cosas
importantes vienen en número de dos o tres. ¿Porque no incluir la
pregunta original, sobre si necesitamos una constituyente? ¿Porque no
preguntar al mismo tiempo si se precisa de las reformas electorales que
se niegan a efectuar los bipartidistas? Aparte, yo tengo mi propio juego
de preguntas adicionales, nada graciosas, cargadas de preocupación
personal, que aquí expongo, a disposición del compatriota pensante.
En
un país en que la gente carece de ilusión y expectativa, la verdadera
opinión de la gente se vierte en la migración. La incontinente, ya
registrada, y la que pudiera desbordarla en cualquier momento por la
anarquía. La gente vota yéndose. Como comentaba a una colega
estadounidense, de muchos que recientemente han comenzado a estudiar la
migración, aquí todos se quieren ir. Los ricos y la clase media. Se van y
se quieren ir los campesinos y los obreros calificados. Las mujeres y
los niños por supuesto… siempre han sido los niños y los muy jóvenes los
que se van primero, cuando intuyen una tragedia a punto de suceder.
En un plebiscito, yo preguntaría además ¿Cree Ud. que la elección acostumbrada pueda modificar esa condición o estado de la nación, de la que huyen todos? ¿Cree que el cambio de personas en los cargos --tal y como funcionan actualmente-- pueda servir para efectuar las reformas profundísimas que se ocuparían para establecer un estado de derecho, una administración proba y eficiente de los servicios públicos? ¿Para darle tranquilidad a la gente y prestigio a las instituciones o restaurar el patriotismo? Es decir ¿pudiera el cambio de rostros y de nombres asegurar las condiciones necesarias para impulsar un genuino desarrollo compartido del país, con un crecimiento que se distribuyera justamente entre sus prósperos constructores?
¿Cree
Ud. que la mayoría de los políticos nativos o funcionarios extranjeros
tienen como principal preocupación el bienestar de los hondureños? y
¿tienen un compromiso con los derechos de los ciudadanos y de las
comunidades? ¿Cree que harán lo que tienen que hacer para vencer la
impunidad y asegurar esos derechos contra burócratas abusivos,
legisladores y jueces corruptos, empresarios voraces, policías asesinos,
militares prepotentes, fraudulentos, curas y pastores ávidos de riqueza
y de poder y contra la injerencia extranjera? ¿Cree qué la prensa dice
la neta?
¿Cree
Ud. -de verdad- compatriota que nos hará algún provecho espiritual o de
otra índole la aspersión sobre una amplia geografía nacional, de aceite
de cocina bendecido por sus non sanctas manos… desde varios
helicópteros militares a veinte mil pies de altura, ¿alquilados? para
ese propósito por los falsos pastores que también bendijeron –entre
rezos y pantomimas— y ungieron el golpe de Estado, la represión y la
toma fraudulenta del poder publico en 2009 o proporcionados por la
primera dama que acusa al migrante de hacer lo que ella no precisa
(alquilar coyote) para viajar a y fincar allá, porque también ella
quiere irse? ¿Y vos?
De
verdad, hondureño. ¿Crees que Gorilety defiende y marcha por la
democracia? ¿Qué crees? ¿En que crees? ¿En quienes? ¿Cómo vas a creer?
¡Semejantes cosas! Porque, si... si, si crees esas tonterías, no tenes
remedio. Sos un irredento. Y si no, entonces ponte aquí a mi lado que
ocupo compañía para silbar una canción, otra marcha. Porque para hacer
algo bueno hay que creer, pero hay que creer en lo mas duro, en algo
puro, hay que creer en la razón y en el deseo, gorda, y hay que creer en
nosotros mismos.
Pensador hondureño.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/liberarte/1614-preguntas-reales-y-fingidas-a-honduras
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