Por Gilberto Ríos
La
madruga del 3 de marzo circulaba la infausta noticia, habían asesinado a
Bertha Cáceres. Las razones inequívocamente apuntaban a su labor en la
defensa del patrimonio ancestral de las comunidades indígenas y a la
denuncia del permanente acoso de las empresas transnacionales y sus
colaborares locales.
El
asesinato político tuvo un rebrote en Honduras luego del golpe de
estado militar del 2009. Más de un par de centenares de dirigentes,
simpatizantes y ciudadanos fueron asesinados tras las protestas masivas;
Como lo confesara más tarde Hillary Clinton, se trababa de un nuevo
golpe militar planificado, ejecutado y supervisado desde el Departamento
de Estado Norteamericano.
En
la escala de valores del sistema capitalista no existió nunca la
consideración por la vida humana; la violencia en la explotación del
trabajo de los hombres y las mujeres para su acumulación solamente tiene
variables en relación a la capacidad del Trabajo en oponerse
organizadamente a la agresividad del sistema. El vasallaje, la
usurpación, el saqueo, el despojo, la explotación son variables para
conseguir con mayor o menos éxito los mismos fines; extremar el nivel de
ganancias. La violencia es pues, un factor consustancial a la
acumulación capitalista.
Con
el surgimiento de la oposición organizada en el Frente Nacional de
Resistencia Popular y posteriormente en el Partido Libertad y
Refundación, Libre, la oligarquía hondureña –aliada natural del
imperialismo norteamericano- respondió con el
levantamiento de perfiles, el seguimiento de los dirigentes, las
amenazas a muerte, la represión sicológica de las masas, el asesinato
selectivo de los dirigentes hasta la existencia permanente de
Escuadrones de la Muerte.
No
obstante la dinámica de los contrarios, en el bando de los explotados
se mutó a múltiples formas de oposición. La oligarquía obtuvo victorias
sobre las expresiones de vanguardia del movimiento de masas y en la
oposición partidaria; pero movimientos de diversa composición y demandas
tienden inevitablemente a reagrupamientos,
a su vez la oligarquía como representación decadente de un sector
reducido de la sociedad se agrieta. Les es imposible ocultar su
descomposición y contradicciones.
El
lunes 2 de mayo a las 7:00 pm Radio Globo trasmitía de Última Hora el
atentado sufrido por el periodista Félix Antonio Molina. Honduras ocupa
el segundo lugar más inseguro en el mundo para ejercer la profesión de
la comunicación social. El 97% de los asesinatos de comunicadores se
encuentra actualmente en la impunidad. 63 Periodistas asesinados en 5
años. Félix se ha destacado en su carrera por denunciar los abusos de
los poderosos, por posicionarse de lado de las mayorías. También ésta
agresión tenía una inequívoca razón.
El
principal instrumento político de la oligarquía extranjera que se ha
apropiado del país, es el bipartidismo. De cerca acompañan con
propaganda las corporaciones mediáticas que operan en Honduras, parte
fundamente del crimen social organizado. Partido Nacional y Liberal son
dos agencias de control del aparato de Estado; a su vez ambas siguen con
fidelidad los designios del amo del norte.
Luego
del escandaloso fraude electoral de noviembre de 2013, el periodista
David Romero Ellner hizo públicos los cheques de empresas fantasmas con
los que el actual régimen representado por Juan O. Hernández, había
financiado la campaña electoral, la compra de credenciales, influencias,
medios de comunicación, votantes, etc. El escándalo aumentó cuando se
conoció el monto del saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social.
7,500 millones de Lempiras (325 millones de dólares) y el fallecimiento
de al menos 3,000 pacientes por la falta de medicamentos en el período
de la administración del gobierno de Porfirio Lobo Sosa, continuador del
golpe de estado de 2009. Hoy el periodista Romero Ellner enfrenta
persecución Judicial y una posible condenas de hasta 15 años de cárcel.
No
obstante las derrotas infringidas al pueblo desde el poder, no cabe
duda que la oposición en Honduras y su correlación de fuerzas depende de
su capacidad de organizarse y definir un proyecto de sociedad que
niegue el sistema de corrupción, saqueo, despojo y violencia que
requiere la acumulación capitalista. El cambio debe ser necesariamente
de sistema o será la reproducción de la tragedia.
http://elpulso.hn/el-asesinato-de-berta-el-atentado-contra-felix-la-impunidad-en-el-saqueo-del-ihss/
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