martes, 23 de febrero de 2016

Honduras: Hace falta una revolución: Editorial EL LIBERTADOR impreso, febrero de 2016


                                                 22-02-2016 
                                                  Erradicar la ideología bipartidista forjada en siglos de trabajo político, educativo y cultural llevará décadas de mucho sacrificio y de construcción del nuevo pensamiento. No se trata de intentos individuales que se diluyen como una gota de agua en el océano, es  tarea revolucionaria para que alcance el objetivo estratégico.

La prisión de Bastoy, ubicada en la isla homónima de Noruega, alberga alrededor de 100 reclusos en condiciones de mínima seguridad.- Muchos centros turísticos tienen menos actividades recreativas que esta penitenciaría.- Los detenidos pueden tomar sol, jugar al tenis, pasear a caballo o ir de pesca.- No tienen celdas: cada uno tiene su habitación. Las casas son chalés o cabañas con vistas a granjas, donde realizan tareas para ganar sueldo.
Las autoridades de la cárcel dicen con pruebas en mano que este modelo de prisión se usa porque "si tratas a la gente con falta de respeto año tras año durante toda su condena, esperar que se comporten bien al salir es como creer en Santa Claus".

Las cárceles son el espejo que refleja de manera integral a través del Poder Judicial, el estilo de sociedad, responsabilidad de Gobierno y altura moral e inteligencia de la clase  política expresada en servidores virtuosos y defensores de su pueblo y su Estado.  

En Honduras, las prisiones son hornos repugnantes donde botan y queman la basura social que produce el desfasado sistema económico que traduce mayor mercado en parálisis estatal y libertinaje del capital en subsistencia humillante.  
Basta contemplar con rabia contenida cómo el nombramiento de magistrados se rebaja a una orgia de tahúres y sinvergüenzas en lugar de un magno altar que eleve gente con decoro y sabiduría a la cabeza del Poder Judicial. 

Ahí está para el que quiera aprender lecciones del poder bipartidario en una nación esclavista, después de 17 noches, el Congreso Nacional impuso con el nativo lenguaje procaz y del mercado de bolsa, a los más altos jueces de Honduras.

Cualquier persona decente vomitaría viendo el descaro y el exhibicionismo torpe de parlamentarios que conscientes de la farsa condenaron al pueblo votando por la Corte.    

Sonaría escándalo desde la incultura y la manipulación, pero ese drama mostró que la putrefacción del sistema político hondureño no se sana con vacunas anticorrupción, fue esa sorpresiva consciencia que desató la dolorosa realidad a la que de pronto, sin querer aceptarla, arriban ciertos hondureños: “Sólo una revolución salva a Honduras”, aceptó con voz golpeada el cosmopolita Salvador Nasralla.    

No lo dijo el ciudadano que desde siempre muerde el abandono en las calles violentas, donde los últimos dos plenos de magistrados han dejado sin resolver 153,000 juicios, tampoco el que cada día hace malabares para llevarse una tortilla con sal a la boca, lo dijo un hombre cuidado que lidera una importante fracción de la oposición política y por 40 años ha sido una de las mentes lúcidas del enclave mediático de Honduras.     

Ese cambio radical no alegra a Estados Unidos, porque no aspira a que un diputado o una diputada hondureña valgan más y piensen más que una mula gringa. Y para que la pirata Carta Rolston no pierda vigencia, el embajador Nealon escribió el 12 de febrero en su cuenta de tuiter: “Con la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia, Honduras ha fortalecido su democracia y el respeto a su Constitución”,  

Erradicar la ideología bipartidista forjada en siglos de trabajo político, educativo y cultural llevará décadas de mucho sacrificio y de construcción del nuevo pensamiento. No se trata de intentos individuales que se diluyen como una gota de agua en el océano, es  tarea revolucionaria para que alcance el objetivo estratégico. Varios pueblos lo saben: en el plano de la democracia liberal burguesa llevaría siglos la liberación, entonces fundaron una revolución y cambiaron de raíz su bochornosa existencia.   

http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/1037-hace-falta-una-revolucion-editorial-el-libertador-impreso-febrero-de-2016 

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