Es
verdad que en el partido Nacional se acumulaba lo más podrido del
pensamiento y la acción conservadora de Honduras. Su estructura de
piedra como la de la iglesia guarnece los herederos asesinos de Morazán,
los adversarios del progreso humano, los que odian la igualdad y la
solidaridad. Sin embargo, se hizo un insulto a los pobres, cuando frente
a ese representante de los ricos, se contrapuso a su par:El partido
Liberal.
Se
pagó muy caro, y se sigue pagando, el error de asumir que los dos
partidos representaban proyectos enfrentados, pues desde la fundación de
ambos su enemigo común fueron los intereses de obreros y campesinos.
Con
la mirada larga, sus diferencia se desvanecen: los dos partidos
reprimieron las organizaciones populares, los dos se opusieron a la
reforma agraria, los dos fueron serviles de los intereses
norteamericanos, los dos le dieron la espalda a los procesos
revolucionarios latinoamericanos.
Ese
absurdo histórico y el vacío de un partido de izquierda fuerte que
representara los pobres, llevó a muchas personas de la clase trabajadora
a sacrificar mucho, hasta sus vidas, por defender terratenientes,
comerciantes, funcionarios de transnacionales, para los que nunca hubo
más esfuerzo que alejarse de la teta del Estado o pasar un cómodo exilio
por unos meses.
Es
obligatorio hacer la recordar la diferencia entre el partido liberal de
la cúpula y de la base; pues en la primera cundió la representación de
la una clase pudiente, tan terrateniente como su rival, tan explotadora
como su rival y tal vez, sólo un poco menos salvaje e ignorante;
mientras que en su base fueron muchos los campesinos, obreros y pequeña
burguesía.
Tampoco
hay que olvidar que cuándo a los liberales se les persiguió, se les
acusó de "comunistas", pero a éstos sólo se acercaron ocasionalmente
para generar las crisis que les permitieran volver al juego de las
elecciones, traicionándolos sin excepción, para dejarlos morir o
colaborar en su liquidación.
Lo
que da más pena de este asunto, es que lo dicho aplica también para
muchos liberales de cúpula, oportunistas que se salieron del Partido
Liberal sin abandonar sus principios oligárquicos, y se metieron a LIBRE
sin que les costara nada el Partido, contando con el beneplácito de la
estupidez y la corrupción.
Todavía
toca pelear contra la mentira histórica tan vigente de que hay
oligarcas malos y oligarcas buenos, o que se puede formar "oposición"
con una parte de ellos. El golpe de Estado de 2009, debía servir para
eso, pero ahora corremos el riegos de que se instale otra falsa
contradicción entre dos partidos podridos por igual en un lado y en el
otro un proyecto popular capturado por los liberales.
Fuente: Red FIAN - Honduras / Viernes, 5 de Febrero 2015
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