viernes, 5 de febrero de 2016

Honduras: Desgraciados los que se dejen engañar por que esos serán mancillados



Es verdad que en el partido Nacional se acumulaba lo más podrido del pensamiento y la acción conservadora de Honduras. Su estructura de piedra como la de la iglesia guarnece los herederos asesinos de Morazán, los adversarios del progreso humano, los que odian la igualdad y la solidaridad. Sin embargo, se hizo un insulto a los pobres, cuando frente a ese representante de los ricos, se contrapuso a su par:El partido Liberal.

Se pagó muy caro, y se sigue pagando,  el error de asumir que los dos partidos representaban proyectos enfrentados, pues desde la fundación de ambos su enemigo común fueron los intereses de obreros y campesinos. 

Con la mirada larga, sus diferencia se desvanecen: los dos partidos reprimieron las organizaciones populares, los dos se opusieron a la reforma agraria, los dos fueron serviles de los intereses norteamericanos, los dos le dieron la espalda a los procesos revolucionarios latinoamericanos.
Ese absurdo histórico y el vacío de un partido de izquierda fuerte que representara los pobres, llevó a muchas personas de la clase trabajadora a sacrificar mucho, hasta sus vidas, por defender terratenientes, comerciantes, funcionarios de transnacionales, para los que nunca hubo más esfuerzo que alejarse de la teta del Estado o pasar un cómodo exilio por unos meses.

Es obligatorio hacer la recordar la diferencia entre el partido liberal de la cúpula y de la base; pues en la primera cundió la representación de la una clase pudiente, tan terrateniente como su rival, tan explotadora como su rival y tal vez, sólo un poco menos salvaje e ignorante; mientras que en su base fueron muchos los campesinos, obreros y pequeña burguesía.

Tampoco hay que olvidar que cuándo a los liberales se les persiguió, se les acusó de "comunistas", pero a éstos sólo se acercaron ocasionalmente para generar las crisis que les permitieran volver al juego de las elecciones, traicionándolos sin excepción, para dejarlos morir o colaborar en su liquidación.

Lo que da más pena de este asunto, es que lo dicho aplica también para muchos liberales de cúpula, oportunistas que se salieron del Partido Liberal sin abandonar sus principios oligárquicos, y se metieron a LIBRE sin que les costara nada el Partido, contando con el beneplácito de la estupidez y la corrupción.

Todavía toca pelear contra la mentira histórica tan vigente de que hay oligarcas malos y oligarcas buenos, o que se puede formar "oposición" con una parte de ellos. El golpe de Estado de 2009, debía servir para eso, pero ahora corremos el riegos de que se instale otra falsa contradicción entre dos partidos podridos por igual en un lado y en el otro un proyecto popular capturado por los liberales. 

Fuente: Red FIAN - Honduras  / Viernes, 5 de Febrero 2015

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