Si hay un concepto que vino a revolucionar la praxis política del país en el contexto del Proceso Bolivariano es el de la Participación Protagónica del Pueblo, y debido al horizonte al que se plantean avanzar los actores activos que coexisten, sostienen y reproducen este Proceso, esta participación no puede subscribirse solo al hecho electoral, debe configurarse de manera integral en lo cotidiano,en la expresión de la vida misma.
Esta configuración solo será posible si
dichos actores sociales, dichos sujetos, que no son otros que los
actores populares organizados colectivamente, logran construir y
sostener el Poder Popular. Este empoderamiento de las fuerzas populares
debe ser robusto, dinámico y capaz de consolidarse de tal manera que le
sea posible realinearlo de acuerdo a las realidades históricas y
geográficas en dónde, cuándo y cómo le toque ejercerlo.
Cuando se habla del Poder Popular como el
resultado del cumplimiento de esta participación del pueblo de manera
protagónica, hay que decir también que la materialización que se ha
promovido desde el Gobierno Revolucionario descansa sobre el modelo de
los consejos comunales y más consolidados aún, en la figura de las
comunas.
O contado de otra forma, los actores
sociales y la lógica misma del proceso de una manera gradual fue
construyendo formas para concretar dichas maneras de participación
necesarias para empoderar al pueblo, de ese modo, primero nació el
modelo de los consejos comunales (hijo de las mesas técnicas de agua)
para después plantear la articulación de estas formas en una más grande y
vigorosa la cual no es otra que la Comuna.
Las comunas encarnan el nivel
superior de la concreción del poder popular y a su vez de la
participación popular como forma de gobierno. Si revisamos la tesis del
poder obediencial de Enrique Dussel, el gobierno es gobernante solo si
obedece el mandato el pueblo, y si el pueblo venezolano, en el contexto
histórico en el que se desarrolla el proceso bolivariano exige el
traspaso del poder a las bases para así ejercerlo, entonces la forma
ideal de gobernar es la contribución desde el poder estatal en la
construcción del Poder Popular, en nuestro caso venezolano, a través de
Las Comunas.
Además habría que agregar que es un
mandato constitucional que el Estado promueva este tipo de
participación, ya que en el artículo 62 de nuestra carta magna cita que “La
participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la
gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que
garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es
obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de
las condiciones más favorables para su práctica.”
Pero ¿qué pasa con esa sociedad de la
que se habla en el recién mentado artículo?, ¿qué se observa cuando
colocamos una lupa y medimos su opinión acerca de esa participación?.
En primer lugar habría que decir que para septiembre del año 2014, el
51% de una muestra de 2000 personas a nivel nacional, expresaba que el
motivo principal que llevan a los sujetos a participar en las
actividades de su comunidad es “Ayudar a mejorar las condiciones de vida de la gente de la comunidad”.
Habría que decir que esta era la opción más altruista presentada en el
instrumento con el cual se sondeó la opinión de dicha población.
Fuera de las visiones más utópicas a
las cuales aspirar, y ubicándonos en la coyuntura histórica en el cual
nos encontramos, el hecho que este porcentaje le asigne esa función a la
participación y vea en ella una clara vía o forma de construir su
bienestar, viene a alojar su esperanza y certeza de crecimiento en sí
mismo como parte de un colectivo. Esto no puede ser otra cosa que un
hilo del cual enganchar los ansiados valores y la esperada visión de un
sujeto no solo empoderado, sino también con una visión colectiva del
mundo lo cual rompe con ese individuo constituido en y para el paradigma
de la competencia capitalista. Además también lo aleja de ese sujeto
receptor y pasivo que sólo le demanda al Estado y que sólo se ve
satisfecho ante el accionar de gobiernos o actores paternalistas.
Pero no se puede dejar de ver también
otro hecho importante, mientras que un 90% ha participado políticamente
de manera electoral ejerciendo su derecho al voto, sólo el 33% lo ha
hecho “trabajando en un proyecto para la comunidad”. Es decir,
todavía falta por recorrer un camino, que no es otro que la superación
de lo representativo (delegar tu poder mediante el sufragio) por la
participación directa y protagónica (o al menos igualar la frecuencia de
la práctica). Otro reto es que dichas formas de organización alcancen
el desarrollo de sus capacidades de integración o inclusión de los
diversos actores de las comunidades, cosa en la cual no han sido muy
eficaces, lo cual se refleja en un 37% de personas encuestadas que
expresan desconocer los proyectos que llevan a cabo los consejos
comunales de su comunidad.
En otro sentido más positivo, hay que
decir que un poco menos de la mitad de esa población indagada expresa
que los próximos dos o tres años la participación de las personas en las
comunidades aumentará, expresando así optimismo en los resortes que
hacen moverse de manera colectiva a los actores activos de las
comunidades donde estas personas hacen vida. Esto debe darle al Estado
una plataforma sobre la cual pueda seguir avanzando en las políticas que
conlleven a tal traspaso de poder directamente a las comunidades
organizadas y articuladas con fines colectivos.
Entonces el panorama se puede vislumbrar
positivo ya que el modelo está allí. Hay un marco jurídico que lo
respalda, un gobierno con convicción probada a través de los llamados
gobiernos de calle, un pueblo empoderado y una clara voz que retumba por
todo el país: “Todos los motores constituyentes son tributarios o
convergen sobre el quinto (motor), que es el máximo, el de máxima
fuerza, el que debe ser el motor principal. ¿Cuál es? La explosión revolucionaria del poder comunal: los Consejos Comunales… el quinto motor constituyente…Y es esencial…” (Hugo Rafael Chávez Frías).
Oscar Navarro, sociólogo e investigador.
Grupo de Investigación Social, GISXXI
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