Redacción Central / EL LIBERTADOR / Publicado: 03 Octubre 2015.
Tegucigalpa. Un
hombre regordete, pelo negro escaso y bigote poblado (foto), estacionó
su motocicleta frente a la oficina de este periódico la mañana de este
viernes y comenzó a observar de forma sospechosa y solapada la actividad
diaria del personal de EL LIBERTADOR. Ante eso.
¿Desea
algo, señor, a quién busca?, –preguntó un periodista que lo vio a la
distancia, desde el balcón ubicado en la segunda planta del edificio.
– ¡Nada!
¡Nada…! , –respondió con cierto nerviosismo, y al instante procedió a
sacar un celular para realizar una extensa y supuesta plática.
– La
acción del desconocido ya era extraña, entonces un periodista le tomó
fotografías con la misma frialdad que pasados tantos minutos ya exhibía
–obviamente— la falsa conversación. Cabe destacar, que en los últimos
meses no es la primera vez que de igual manera llegan personajes
sospechosos a plantarse hasta medio día enfrente y en la acera del
inmueble que ocupa este rotativo; además, en varias ocasiones se han
estacionado automóviles hasta por una hora y más, que jamás apagan el
motor, no baja nadie y permanecen con los vidrios oscuros cerrados.
Aun
así, este periódico se había abstenido de denuncias públicas de ningún
tipo, en tanto no existiera certeza de que la vigilancia era real y
tuviéramos pruebas para demostrarla de manera racional, eso ocurrió este
día, cuando el desarrollo y contradicciones en el acontecimiento nos
obligó a rastrear la información que ahora exponemos al pueblo hondureño
y al mundo.
Había
transcurrido más de media hora desde que el enigmático personaje había
estacionado su motocicleta en la acera de la oficina, y cuando ya, sin
ninguna duda, se percató que lo habían fotografiado, guardó por fin su
celular, se aproximó al portón y tocó el timbre. Pronto, la compañera de
recepción salió y lo atendió sin pasarlo adentro.
El
sujeto hizo varias preguntas a la recepcionista en torno a los sistemas
de vigilancia y seguridad de EL LIBERTADOR, al presentarse así: “Soy
jefe del departamento técnico de la empresa ‘Segurmas’ y quería saber si
ustedes cuentan con servicios de seguridad”. El individuo se identificó
como Óscar Reyes, de la agencia GEA “Tecnología y Seguridad” y
seguidamente se retiró cuando la compañera le dijo que desconocía esos
datos, pero que de todos modos le dejará su tarjeta de presentación.
Dejó
a la colaboradora de este rotativo un trifolio y una tarjeta de
presentación con el nombre de la compañía; resulta incoherente que el
supuesto “jefe técnico” no portaba vestimenta con identificativo de GEA,
tampoco portaba visiblemente, siquiera, un carné que lo relacionara con
el exigente trabajo que realiza y sensible servicio que oferta su firma
corporativa.
RED DE CONTRADICCIÓN
La
supuesta empresa de “Óscar” no tiene sitio web, pero según el trifolio
que dejó en este periódico cuenta con presencia nacional; tampoco tiene
contactos en redes sociales aun cuando en el país funcionan 850
compañías de vigilancia privada, según registros de la Secretaria de
Seguridad. Tras una búsqueda que realizó el equipo periodístico de EL
LIBERTADOR, se pudo comprobar que apenas cuentan con un correo
electrónico particular, el de “Óscar”, para que los clientes puedan
comunicarse con los responsables de ese emporio privado.
¿BUFETE O SEGURIDAD?
Este
periódico en un rápido rastreo de información de GEA halló demasiadas
inconsistencias.- Se realizaron tres llamados telefónicos a la presunta
oficina de GEA: la primera vez, uno de los comunicadores se hizo pasar
como vendedor de teléfonos celulares. Se realiza llamada al número
telefónico fijo 2232-0288, contesta un joven, que cuando responde no
proporciona su nombre, tampoco el de la empresa, algo inusual y hasta un
memorándum o al menos llamado de atención en un negocio que entiende el
concepto “servicio al cliente”.
– ¿A dónde llamo?, –pregunta el periodista, al enterarse que su interlocutor no se identificó.
– ¿Con quién desea hablar?, –responde.
– ¿Llamo a la empresa GEA?, –interroga el comunicador.
– Así es, ¿en qué le puedo servir?, –contesta el hombre.
– Mire que necesito contratar los servicios de monitoreo para una tienda de teléfonos celulares, –explica el supuesto cliente.
– Puede ponerse en contacto con el jefe técnico para que le dé mayor información, –aconseja el telefonista.
– ¿Cómo se llama él?, –pregunta el periodista.
– Es el señor Óscar Reyes, –contesta.
Proporcionó el número telefónico que coincide con el que dejó el empleado en la tarjeta de presentación.
MISMO NÚMERO, OTRA EMPRESA
Por
segunda vez, se efectúa otra llamada al mismo número fijo, otro
periodista se hace pasar por oficial militar y pide con tono
autoritario: “¡Pasame a Sánchez!, ¡Rápido!”. La mujer con voz joven que
contesta el teléfono (sin sobresalto y sin reclamo por el fuerte trato),
da una respuesta inesperada. “Disculpe señor, usted está llamando al
“bufete Sandoval”.
NO CONTESTAN TELÉFONO
Una
tercera llamada, otra vez al teléfono fijo, es atendida por un hombre
de nombre “Guillermo”, quien contesta las interrogantes que realizó una
periodista de este rotativo. “Señor, lo llamamos porque queremos
contratar los servicios que ustedes ofrecen, pero necesitamos saber el
RTN (Registro Tributario Nacional) para que podamos hacer el trato”.
El
interlocutor respondió: “Señorita, fíjese que estoy buscando en una
mesa la factura con el RTN y mire que no lo tengo… ¿A ustedes los visitó
el ‘gordito’ Òscar Reyes, verdad?”.
- Si,
le respondió la compañera, pero “¿Cómo hacemos para que podamos
investigar si GEA está pagando impuestos a la DEI (Dirección Ejecutiva
de Ingresos)?”. Entonces, el individuo le dijo que todo el personal
administrativo andaba almorzando, pero que volviera a llamar a las 2:00
de la tarde de este día. De nuevo, llamó a la hora convenida para
corroborar que, en efecto, la empresa existe, paga impuestos y está
registrada como demanda el Estado. Marcó dos veces, espero largo rato,
pero nadie contestó.
ACECHO DE TODO LADO
No
es la primera vez que este periódico es sujeto de acoso por fuerzas de
seguridad del Estado y escuadrones paramilitares; los ataques que ha
padecido EL LIBERTADOR datan desde 2006, cuando se capturó “in fraganti”
al jefe de seguridad del Grupo Bamer, espiando EL LIBERTADOR, en ese
tiempo la oficina operaba en el barrio Alameda de la capital hondureña.
El exdirector de la Policía Nacional, Ramón Sabillón, conoció el caso,
porque gente bajo su mando atrapó al individuo después que intentó
escapar.
GOLPE AUMENTÓ RIESGO
Desde
el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 hasta la fecha, el riesgo ha
sido mayor para los medios de comunicación masivos alternativos en
Honduras. Desde entonces más de 50 comunicadores han sido asesinados,
casi la totalidad trabajaban en medios del interior del país y en
espacios de prensa desligados del control de grupos fácticos.
JUEZ OFRECE CARCEL AL DIRECTOR
Diez
días antes del golpe de Estado, el 18 de junio de 2009, el juez Jorge
Alberto Zelaya Saldaña envió una comunicación judicial al Director de EL
LIBERTADOR, Jhonny José Lagos Henríquez, en la que le advirtió que iría
varios años a la cárcel mas una fuerte multa monetaria si seguía
consultando al pueblo hondureño si quería o no una nueva Constitución de
la República. EL LIBERTADOR siguió promoviendo la consulta ciudadana.
HISTORIA DESAFIANTE
Periodistas,
reporteros gráficos, diseñadores y personal administrativo durante los
doce años de existencia del rotativo han padecido asedio, tortura física
y psicológica y hasta secuestro de organismos de inteligencia,
utilizando métodos que provoquen crisis nerviosas o, en el extremo,
aplicando el secuestro para mandar mensajes intimidatorios contra el
Director-Fundador de este rotativo, Jhonny Lagos.
SECUESTRAN REPORTERO
El
reportero gráfico Delmer Membreño, fue secuestrado por paramilitares
cuando acudía a la cobertura del cierre de Radio Globo por órdenes del
dictador Roberto Micheletti y el exjefe de las Fuerzas Armadas, Romeo
Vásquez Velásquez, ocurrido la mañana del 28 de septiembre de 2009.
Membreño
narró que fue introducido en una camioneta roja por cuatro hombres con
el rostro cubierto por pasamontañas, que le pusieron una capucha por la
cabeza y arrancaron el vehículo.
“A ‘JHONNITO’ LE IRÁ PEOR”
Al
cabo de una hora y media, aproximadamente, lo sacaron a rastras y le
pusieron un arma en la cabeza. Uno de ellos gritó: “Quítale la capucha
porque yo quiero ver a sus ojos cuando lo maten”. Otro dijo: “No, no lo
matés, mejor déjalo (vivo) para que dé el mensaje al director (de EL
LIBERTADOR, Jhonny Lagos) que a él lo vamos a tratar aún peor”. “Decile a
‘Jhonnito’ que a él le irá peor”, gritó uno de los paramilitares.- Los
hombres lo golpearon y le quemaron en la cara y el torso con
cigarrillos. Finalmente, lo dejaron a 40 kilómetros carretera a Olancho,
oriente de la capital hondureña. El 30 de septiembre, Delmer, recibió
en su casa una llamada telefónica de un hombre que dijo únicamente:
“Perros”. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó
medidas cautelares a Jhonny Lagos en 2010; nunca fueron implementadas
por el Estado de Honduras.
ASALTAN EL LIBERTADOR
En
diciembre de 2009, durante el golpe, un grupo de unos 100 agentes de la
Policía Nacional asediaron la casa donde se encontraba la redacción de
EL LIBERTADOR; al día siguiente, dos militares vestidos de paisano
llegaron a la vivienda a robar equipo de cómputo y cámaras fotográficas
con información clave sobre el crimen constitucional.- A los empleados
los metieron a un baño y a las mujeres las acosaron sexualmente…minutos
antes, el director del periódico y el periodista Brayan Flores, salieron
a una diligencia cuando ocurrió el asalto.
INSPECCIONES OCULARES
“Si
nos quedamos unos minutos más, nos hubieran matado”, contó Lagos a
defensores de la vida, porque los encapuchados entraron pistola en mano
apenas cinco minutos después que había salido Lagos del sitio donde
operaba de manera clandestina la redacción de EL LIBERTADOR. De forma
curiosa, un equipo de inspecciones oculares de la desaparecida Dirección
Nacional de Investigación Criminal (DNIC) se presentó al instante en la
escena del crimen cargando químicos y se movían laboriosos, algo no
habitual en esos días en que los agentes de seguridad del Estado ni
protegían ni atendían llamados de la población civil.
DAÑOS A EL LIBERTADOR DIGITAL
Aparte
de esas agresiones, a través de la historia tres páginas web de EL
LIBERTADOR han sido destruidas por “hacker”, provocando cuantiosas
pérdidas a la frágil economía del periódico. De hecho, una denuncia
interpuesta ante el Ministerio Público en 2011, luego que piratas
cibernéticos dejaran imágenes obscenas en la plataforma virtual, no ha
sido resuelta. EL LIBERTADOR DIGITAL tiene un tráfico anual promedio de
lecturas superior a 60 millones en el mundo, y EL LIBERTADOR IMPRESO
MENSUAL circula en las ciudades principales de 17 de los 18
departamentos de Honduras.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/579-honduras-agentes-asedian-oficina-del-periodico-el-libertador
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