sábado, 5 de septiembre de 2015

Honduras: FRANCISCO MORAZÁN EL GENIO PODEROSO.

Gustavo Zelaya.                                              

El día de la independencia puede tener varios significados: se llega a 173 años del asesinato de Francisco Morazán; las cinco provincias  del Reino de Guatemala se separan de España y ahora se disponen a celebrar  194 años de independencia; las personas explotadas, marginadas, indignadas con las injusticias y las nostálgicas de la región intentan mantener vivo el recuerdo de ese hombre que a sus cincuenta años fue inmolado por un ideal emancipador, posiblemente incomprendido en su época.  Mientras tanto, los hijos de las oligarquías coloniales hacen todo lo posible por enaltecer la figura del héroe y mantenerlo en textos, en pinturas, en estatuas, rígido, firme, distante, propio del desfile militar con tal de obscurecer la actualidad del Morazán de Centroamérica, varios de los herederos del pasado colonial mantienen los genes originales, solo es de buscar en archivos quienes fueron y quiénes son y no hay muchos cambios en apellidos y en influencias. 

Especialmente, tienen muchísimos años tratando de hacernos creer que Morazán es la síntesis de las ideas liberales, es de lo más vil que se ha dicho y hasta de eso lo han acusado, cuando más bien superó al liberalismo y se convirtió en portador del iluminismo revolucionario.
Los grupos del poder económico-político, dependientes del gobierno norteamericano y ligados al crimen organizado, valga la redundancia, procuran congelar la influencia de Morazán y tornarlo en hermosa pieza de museo, objeto de estudio cubierto de charreteras y apariencias. Llevan casi dos siglos socavando el proyecto unionista hasta hacer imposible la integración política y la construcción de condiciones de justicia y equidad que hagan factible la relativa soberanía de la región.

En el fracaso de la unión y del proyecto federal participaron bárbaros caudillos, caciques municipales, funcionarios con mentalidad colonial, la frágil estructura financiera del Estado, los roces con la iglesia obstinada en propagar el fanatismo, el atraso general, el débil aparato militar de la federación y el imperio inglés respaldando materialmente a los grupos separatistas; todo ello, con la permanente incultura política incrustada en  casi todos los actores del momento, hicieron que el programa de Morazán y de sus seguidores no tuviera impacto relevante en una circunstancia histórica poco adecuada, a pesar de haber considerado las condiciones de miseria y de grave pobreza en que se debatían personas de la ciudad y del campo.

Después de 194 años parece que poco ha cambiado. Alguien puede esgrimir datos sobre salud y educación, estadísticas respaldadas por el banco mundial, tasas de crecimiento, niveles culturales que muestren que sí ha existido algo de progreso social. Así es. Comparativamente es correcto. Pero es muy notoria la existencia de profundas diferencias sociales y la sustitución del dominio colonial por otras formas de dependencia más descaradas, más tecnificadas; hay otras formas de violencia estructural que provocan deterioros en los sistemas de salud y educación,  gravísimas exclusiones sociales y constantes agresiones a los derechos fundamentales. El sólo macabro hecho de saber que cada 18 horas una mujer es asesinada es suficiente prueba de lo poco que se hace para superar la situación y del agravamiento de esas condiciones a partir del 28 de junio de 2009. La condenable circunstancia del viejo régimen colonial parece juego de niños y ahora la actual demencial indiferencia de los que detentan y abusan del poder, multiplica la violencia contra la mayoría de la población.

En un discurso al congreso federal, el 16 de abril de 1833, Morazán sostuvo que   “El fuego de la discordia ha encendido en todas partes su funesta tea: las desconfianzas se avivan, el espíritu de partido y de localismo no conoce límites; el gobierno ha perdido su nacionalidad; el egoísmo ha tomado el lugar del patriotismo, y una fría indiferencia de los males públicos es el triste presagio de los sacrificios que aún  esperan a los centroamericanos.

En tan difíciles circunstancias, en momentos tan críticos ¿a quién deben acudir los pueblos si no es a sus Representantes? Ellos tienen la obligación de procurar su bien, y un derecho para imponer a los partidos y fijar la suerte de la República, acordando una medida grande y nacional que se halle en consonancia con la opinión pública. Esta se ha declarado a favor de una Asamblea Constituyente”. 182 años de esas palabras y parecen dichas semanas atrás. En aquel momento estaba planteando la necesidad de cambios sustanciales en las leyes nacionales, era una de sus herramientas políticas para realizar la transformación Morazánica y se trataba del real pacto social, del convenio constituyente que ayudara a construir la sociedad de las nuevas relaciones sociales de dignidad, justicia y equidad.

La instalación del capitalismo y su versión actual en tierras hondureña ha significado cierto nivel de desarrollo material, muy limitado a sectores importadores de alimentos y exportador a gran escala de fuerza de trabajo. Y en el nivel de los grupos dirigentes  ha tomado forma un sector entreguista, servil, criminal, sumamente inculto y dispuesto a entregar el territorio nacional si así lo quieren sus intereses. Esto no es nuevo y se ve con alguna claridad con las primeras concesiones del territorio nacional para explotación del bosque y con el enclave bananero. Ahora, con mayor voracidad y desapego total a las raíces, al territorio, se empecinan en crear las Zonas Especiales de Desarrollo, superando cualquier entreguismo anterior ponen a un lado sus conceptos políticos fundamentales como el de Soberanía, Estado Nacional, Contrato Social, División de Poderes.

La liquidación de esos momentos esenciales y la intención de ceder porciones del territorio nacional sirve para darnos cuenta que el pensamiento de Morazán tiene actualidad, vigencia y frescura; ese legado señala que el enemigo no tiene nación ni respeta los derechos fundamentales y, a pesar de ellos “Los pueblos que han sabido sostener la libertad… sabrán también sostener la integridad de la República”.

José Martí señaló la importancia de Francisco Morazán en los procesos de liberación de Nuestra América, cuando lo llamó “genio poderoso”; la presencia de ese genio se nota en el uso de su imagen en los movimientos sociales que busca superar los momentos ideológicos propios del liberalismo clásico y de las viejas formas socialistas, no sólo es el perfil gráfico del héroe sino, sobre todo, porque sus ideas unionistas pueden incorporarse en los nuevos contenidos democráticos nacidos de la experiencia nacional del movimiento popular, que integra diferentes grupos sociales y que puede ayudar a fundar relaciones solidarias, afectuosas, cálidas, valientes entre todas las personas.

El ideal de Morazán tiene vigencia y se fortalece con nuevo elementos teóricos y prácticos nacidos del pueblo. Pero la reivindicación unionista y democrática de los centroamericanos sigue siendo manipulada, saboteada, por el envilecimiento y la perversión de los grupos dominantes, que amenazan y traicionan para hacer efectiva su delirio neoliberal y hacer naufragar los anhelos por construir una sociedad más autónoma, digna y moralmente superior a la condición actual..

5 de septiembre de 2015.
Fuente:  Red FIAN Honduras                                              


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