
Los pobres generalmente no pueden
Víctor Manuel Ramos
La sociedad capitalista
está estructurada de tal manera que, los pobres, por más que luchen, nunca
lograrán salir de atascadero, de la alienación indignante y el sometimiento. A
uno que otro le es permitido colarse hacia arriba, en dirección del vértice de
la pirámide, en donde se sitúan los amos del capital y de los destinos de
quienes pululan en la base. Estas posibilidades son circunstanciales y cuando
se dan, la gran prensa adocenada por el sistema llamado eufemísticamente ahora
neoliberal, las magnifica para que vean, sobre todo, los pobres, llamados en
las grandes metrópolis a limpiar los retretes de los dueños de riquezas y
personas. Podría ser este el caso de una niña que combina sus estudios con la
recolección de basura y que aspira a ser azafata.
Niño encuentra algo de comer en vertedero de basura
Cravioto, un investigador mexicano, demostró que la desnutrición infantil, de la que es víctima gran parte de la población hondureña, produce daños severos en el desarrollo cerebral que afecta la formación de una base intelectual que permita el abordaje de los estudios superiores, de tal suerte que no se trata de un determinismo el que los que vienen de abajo tengan menos éxito en el avance de los estudios, sino que son las normas de la dominación las que impiden, justamente, el triunfo en los de abajo. Lo aprendí tras 35 años de cátedra de Neuroanatomía. Poco podrá aprovechar un niño en la escuela si va muerto de hambre a ella y si la engañifa gobiernista le proporciona a su padre un bono que le permite ponerse, a éste, unas cuantas borracheras, sin que haya inversión alguna en el bienestar de los chicos, que sería el objetivo correcto, porque lo que realmente se busca es la docilidad para dar el voto a cambio de migajas.
Cravioto, un investigador mexicano, demostró que la desnutrición infantil, de la que es víctima gran parte de la población hondureña, produce daños severos en el desarrollo cerebral que afecta la formación de una base intelectual que permita el abordaje de los estudios superiores, de tal suerte que no se trata de un determinismo el que los que vienen de abajo tengan menos éxito en el avance de los estudios, sino que son las normas de la dominación las que impiden, justamente, el triunfo en los de abajo. Lo aprendí tras 35 años de cátedra de Neuroanatomía. Poco podrá aprovechar un niño en la escuela si va muerto de hambre a ella y si la engañifa gobiernista le proporciona a su padre un bono que le permite ponerse, a éste, unas cuantas borracheras, sin que haya inversión alguna en el bienestar de los chicos, que sería el objetivo correcto, porque lo que realmente se busca es la docilidad para dar el voto a cambio de migajas.
Los chicos que vienen a
la Universidad Nacional, incluso los que llegan a obtener una beca, cuyos
montos son realmente miserables pues no alcanzan ni siquiera el salario mínimo,
son, de por sí, privilegiados. Han logrado sortear muchos obstáculos, el
principal el de la miseria del sistema de formación educativa a nivel primario
y secundario que no les forma para ser pensantes sino para ser sometidos.
Es verdad que en un
país no todos pueden aspirar a ser doctores. Como dice la UNESCO: “el acceso a
los estudios superiores debe estar basado en los méritos, la capacidad, los
esfuerzos, la perseverancia y la determinación de los estudiantes”. Pero a
alguien se le ha olvidado citar que tales requisitos solo son posibles si el
joven se desarrolla en una sociedad capaz de brindarle todo el bienestar
necesario para el óptimo desarrollo biológico, mental y social de los niños y
los jóvenes.
Y, justamente ahí está
la diferencia entre Honduras y Cuba, en donde yo he estudiado mi postgrado. En
esa Isla hay un verdadero sistema destinado a velar por el crecimiento
saludable de los niños y los jóvenes y eso es posible gracias al socialismo
implantado ahí. Cuba es un país en que toda su riqueza la distribuye
equitativamente y ofrece iguales oportunidades para quienes tienen
aspiraciones. En Cuba la enseñanza es obligatoria hasta la secundaria, los
niños reciben toda la atención del Estado para su desarrollo desde su
nacimiento, las escuelas ofrecen una merienda a los chicos y los libros y
materiales necesarios para el desarrollo de los pensum.
Que comparación puede
haber entre Honduras y Cuba, ninguna. La riqueza de Cuba es tal que tiene
capacidad para repartirla entre todos de tal suerte que no haya cubano que se
tenga que acostar sin comer, o debajo de un puente, o sin posibilidad de
trabajar, o sin la oportunidad de asistir a la escuela o a una institución de
salud. Ni en las instalaciones escolares, ni en la calidad de los maestros, ni
en la estructuración de los curricula, ni en la accesibilidad a todos los
niveles de enseñanza, ni la calidad de los valores con que son educados los
niños y los jóvenes cubanos hay comparación con Honduras. En una ocasión vi a
unos chicos cubanos estudiantes de medicina llorar porque no habían obtenido el
100% en su calificación.
El abandono escolar
está determinado por la pobreza. Pobreza en el campo en donde los niños son
necesarios para las labores agrícolas, pobreza en la ciudad en donde los niños
deben ayudar a obtener recursos para la supervivencia. Y qué decir de los
universitarios pobres que se ven obligados a trabajar con salarios indignos y
sin ningún estímulo, por parte de sus patrones, para que puedan superarse,
aunque la mayoría no logra una ocupación que le permita obtener los mínimos
recursos necesarios para emprender los estudios universitarios. La UNAH es la universidad del pueblo y sus
puertas deben estar abiertas con más liberalidad, puesto es injusto que
penalice a quienes no tuvieron la posibilidad de obtener una adecuada base para
emprender una carrera universitaria. El CUEG fue creado con ese propósito pero
fracasó. Entonces la institución está obligada a buscar otras alternativas que
realmente brinden resultados alentadores. Esta conducta solo contribuye a
perpetuar la miseria, la pobreza, el sometimiento.
Nacer pobre es
evitable. Así es en Noruega, por ejemplo. En Honduras se nace pobre porque así
lo determina el sistema y no es que los pobres se crean pobres, es que lo son y
muchos extremadamente pobres. Tan pobres
que extienden la mano por cincuenta pesos, por una bolsa solidaria, por un bono
–del cual le roban la mitad- y se comprometen a votar por quienes los tienen en
la miseria y dan gracias a dios por tener un espacio en la calle en donde
dormir a la intemperie mientras sus parientes están ingresados en el Hospital Escuela,
también agobiado por la pobreza en todas sus dimensiones.
Habría que demostrarse
con cifras si es verdad que Honduras es el país que más invierte en educación
en Centro América. Yo lo pongo en duda. Ahí anda una fotografía de una aula
digna que realmente recuerda la época neolítica del desarrollo de la humanidad.
Hay que exigir. Lo comparto,
pero hay que dar. Exigencia a la primaria, a la secundaria a la Universidad que
no está a la altura de la circunstancias. Y exigir a los chicos de manera
pareja porque los hijos de los ricos están en las universidades privadas sin
someterse a examen de admisión alguno y sus títulos no son verificados pasa
saber que realmente respaldan adecuados conocimientos profesionales.
A estas alturas no es
ético justificar la pobreza e ignorar que de ella se deriva la actitud de
sometimiento de este pueblo que, por fin, gracias a las redes sociales, que no
a la escuela ni a la Universidad, comienza a despertar para posesionarse de su
propio destino.
Publicado en Red FIAN-Honduras
Publicado en Red FIAN-Honduras
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