La
manipulación de las masas, a través de la iglesia como un dogma ideológico, se
aleja de la esencia espiritual, para transformarse en un instrumento político
del nuevo orden mundial, cuyo contexto se infiltra más, tanto en la iglesia evangélica
como católica de Honduras y de otras naciones en la mira del ojo universal.
Escrito
por: Ronnie Huete
Periodista
y activista de derechos humanos
Cooperante
internacional
Washington D.C. 28 de
agosto, La estructura
física del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), atestiguó la
confirmación del desaparecimiento del Estado Laico en Honduras, y de cómo es
manipulado por siniestras cúpulas religiosas que se autoproclaman defensores de
la fe.
La
confraternidad Evangélica de Honduras vestida de blanco, actuó hoy, como una
legión de demonios que siguen ordenes de su amo, al aceptar las directrices de
un régimen corrupto, cómplice de violaciones de derechos humanos y
desinteresados en la aplicación de la justicia.
Estas
organizaciones religiosas, demostraron que su fe, es una mercancía puesta a la
venta, ante la elite financiera de las Honduras, quienes serán los delegados
ante la junta nominadora de magistrados de la Corte Suprema de Justicia
hondureño.
Sin
embargo, el acontecimiento de hoy, demostró que la impunidad en la nación centroamericana,
es parida por su máximo poder judicial.
El
parto de estas decisiones, se observa en la inoperancia del sistema judicial de
Honduras en investigar los casos de corrupción, asesinatos y otros delitos de índole
inhumana que sufre Honduras, con más fuerza después del golpe de Estado.
Corte
imperial
El
no tomar en cuenta, a otras instituciones de la sociedad civil, y organismos de
mujeres, es parte de la estructura dictatorial de Honduras, representada por su
gobierno, pero manipulada por la política exterior internacional de corte
imperial, quien construye más el camino del acaparamiento total del Triangulo
norte (Guatemala, El Salvador y Honduras).
Guatemala
en este momento, vive una desestabilización total de su gobierno, El Salvador
es ampliamente controlado por las pandillas, cuya organización nace en los
Estados Unidos, cuya nación no está contenta con la llegada del poder, por
segundo periodo consecutivo de un gobierno de corte de izquierda, y en Honduras
está la puesta en marcha de la “revolución naranja”, cuya síntesis es dirigida desde
amplios sectores conocidos en el imperio.
La
desarticulación de los gobiernos de derecha o de izquierda en el Triangulo
Norte, es un pequeño paso de apropiación imperial de estos territorios, bajo
una sola directriz, que fortalezca los intereses económicos de las
trasnacionales en estos territorios.
La
unificación de Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y México), en un solo país,
sin importar sus soberanías, es el primer punto de llegada imperial, para luego
engranar su última pieza en la región, el Triangulo Norte.
Organizaciones
desestabilizadoras
Por
tal motivo, los acontecimientos de hoy en Honduras, son encaminados a estas políticas
desestabilizadoras, sin importar el color ideológico o la democracia, sin
embargo en apariencia los organismos de inteligencia que intentan
desestabilizar, se perfilan como defensores de la democracia y la paz social,
pero su accionar contraria estos principios.
La
Asociación por una Sociedad más Justa (ASJ), es un claro ejemplo del papel coercitivo
que efectuó hoy, ante las demás organizaciones de la sociedad civil, y también
es muy claro el origen de su financiamiento, para operar en esa nación.
La
manipulación de las masas, a través de la iglesia como un dogma ideológico, se
aleja de la esencia espiritual, para transformarse en un instrumento político del
nuevo orden mundial, cuyo contexto se infiltra más, tanto en la iglesia evangélica
como católica de Honduras y de otras naciones en la mira del ojo universal.
Este
panorama, debe de motivar a los ciudadanos centroamericanos a no caer en la
trampa desestabilizadora del imperio, al contrario se debe hacer un estudio más
profundo de la raíz, hacía donde desean encaminar a estas naciones hermanas, y
la forma en revertir este ataque sigiloso.
Apresando
Las
marchas de los indignados en Guatemala y Honduras, deben tener una plena
independencia basada en la realidad represiva que viven ambas naciones, esto
con el objetivo de tomar las riendas de una verdadera lucha emancipadora, incluyente
hacia las comunidades campesinas, pueblos originarios, afro descendientes y garífunas,
quienes han sido históricamente excluidos.
El
Salvador, al igual que sus naciones hermanas está siendo atacada a través de la
manipulación de las pandillas contra sus ciudadanos, pero la mano imperial ante
ello, es evidente.
Estas
tres piezas en el tablero, se acercan más hacia Nicaragua, cuyo gobierno
progresista ha fortalecido su relación bilateral con China en la construcción de
un canal interoceánico.
Las
tres naciones del Triangulo Norte, coinciden en la utilización de siniestras cúpulas religiosas, y por ende
desnuda los pequeños enemigos que poseen como demonios que visten de blanco,
apresando a su víctima.
Cualquier atentado o amenaza para el autor de este artículo
es responsabilidad de quienes representan y gobiernan el Estado de Honduras o
sus invasores.
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