Agencias / EL LIBERTADOR / 19 de junio 2015.
Washington. En
momentos en que la Casa Blanca y sus socios centroamericanos intentan
convencer a un reacio Congreso estadounidense de aprobar un plan de
desarrollo regional, escándalos de corrupción en Honduras y Guatemala complican las posibilidades de que la iniciativa vea la luz del día.
Luego
de que una avalancha de menores centroamericanos ingresara ilegalmente a
Estados Unidos el año pasado, los gobiernos de Guatemala, Honduras y El
Salvador concatenaron un proyecto junto con el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) para cortar el ciclo de violencia y falta de
oportunidades que impulsa las emigraciones.
La
llamada “Alianza para la Prosperidad” obtuvo la bendición del
presidente Barack Obama, quien pidió al Congreso aprobar 1.000 millones
de dólares de ayuda, subrayando que mejor educación y empleo en esos
países haría más por frenar las migraciones que los muros o la patrulla
fronteriza.
La región “puede ser la próxima gran historia exitosa en el continente”, dijo el vicepresidente Joe Biden, que se ha reunido con regularidad con los mandatarios regionales.
A
imagen del Plan Colombia, los tres países centroamericanos prometieron
que el monto de recursos propios será superior al que aporte Washington,
y que también incluiría seguridad y lucha contra la corrupción.
Pero esos
esfuerzos ahora se topan con dos investigaciones por corrupción que
tienen en el centro a los presidentes de Guatemala, Otto Pérez, y de
Honduras, Juan Orlando Hernández.
Para
Eugenio Sosa, profesor de Sociología de la Universidad Nacional de
Honduras, “hay una incapacidad para garantizar la transparencia en el
manejo de los recursos”.
Esa
situación “le da munición a las personas que no quieren gastar dinero
en esos países más que en lo militar”, dijo a la AFP Demetrios
Papademetriou, experto para Centroamérica del Migration Policy
Institute.
El
“gran desafío de los próximos meses” será si se aprueba todo el
proyecto o solo los recursos para seguridad, y al final se verá cómo se
materializan, señaló Papademetriou.
“Al
Congreso no le gusta gastar dinero en desarrollo” porque cree que los
efectos son muy limitados, de largo plazo y difíciles de identificar,
añadió.
Incluso
sin los escándalos recientes, la Casa Blanca ya enfrentaba resistencia
al plan en el Congreso estadounidense, tanto de los opositores
republicanos como de sus aliados demócratas.
“Hemos
gastado miles de millones de dólares allá durante décadas y hemos visto
las condiciones empeorar en Honduras, Guatemala y El Salvador”,
dijo en febrero pasado Patrick Leahy, líder de los demócratas en la
Comisión de Adjudicaciones del Senado en una audiencia con el secretario
de Estado, John Kerry.
Para
el exguerillero y profesor universitario salvadoreño Roberto Cañas, el
Congreso estadounidense “no termina de entender la corresponsabilidad en
la migración forzosa provocada por la violencia y la falta de
oportunidades”.
En
Honduras, Hernández admitió que su Partido Nacional (PN, derecha)
recibió unos 136.000 dólares de recursos desviados del Instituto de
Seguridad Social, pero descartó cualquier responsabilidad en el desfalco
y ordenó investigaciones.
Las
medidas, sin embargo, no han impedido las manifestaciones callejeras de
miles de hondureños que lo acusan de financiar su campaña electoral con
fondos malversados y piden su renuncia.
La
situación es más crítica en Guatemala, donde el Congreso analiza
levantar la inmunidad del presidente Pérez por un escándalo de fraudes
millonarios en el sistema de aduanas y el seguro social, que ya se cobró
la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti.
Hernández se reunió con Biden el miércoles en Washington y se mostró optimista del futuro del plan en el Congreso.
Según
el mandatario hondureño, senadores y congresistas estadounidenses han
viajado a Honduras y “tienen una radiografía muy clara” de cómo su gobierno ha respondido a los señalamientos por corrupción.
Pero
Sosa duda que esas acciones tengan “la fortaleza como para decir que
(el gobierno) va a tener credibilidad en el Congreso de Estados Unidos”.
El
diputado del opositor partido TODOS (derecha) en Guatemala, Paul
Briere, anticipa que los escándalos elevarán la barra para el desembolso
de los fondos porque generan la imagen “de que no podemos hacer buen
uso del gasto público”.
“Si
se empiezan a dar señales del buen uso del gasto público yo imagino que
(los congresistas) sí lo darían, aunque imagino que pondrán un poco más
de condiciones definitivamente”, dijo a la AFP Briere, quien preside la
comisión del Migrante.
Pero Cañas ve muy difícil que la desconfianza en el Congreso se pueda superar.
La
“opción más clara” es gestionar los recursos a través de préstamos del
BID, aunque sea “una opción lesiva para las precarias economías de los
tres países”, apuntó. (Nuevo Herald).
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/internacionales/184-escandalos-de-corrupcion-complican-ayuda-de-eeuu-a-centroamerica
No hay comentarios :
Publicar un comentario