Desde
hace unas semanas atrás, venimos escuchando hablar de una joven
bloguera llamada Paola Mejía, residente en el sector de Chamelecón en el
norte del país. La Chiki 504 se ha viralizado por sus reflexiones
sencillas de la cotidianidad que vivimos los hondureños y hondureñas.
Esta joven ha sabido llegar a la población que consume las redes
sociales haciendo uso del derecho a la libertad de expresión y el acceso
a las nuevas tecnologías.
Honduras
es un país con más de 3 millones de habitantes que están en la plenitud
de su juventud. Un país con los niveles de violencia más altos de todo
el mundo. Con la juventud ávida por encontrar un empleo estable y digno.
Esa misma juventud no tiene muchas posibilidades de acceder a una
vivienda; según el Instituto Nacional de Estadísticas el déficit de
vivienda llegó al 45 por ciento el año pasado.
En
esa realidad de carencias y necesidades no resueltas, por los
gobernantes de turno, se encuentra nuestra juventud. En Honduras las
chikis y los chikis han sido de los sectores más vulnerados en sus
derechos humanos; en el sondeo de opinión pública del 2014 son ubicados
en el primer lugar de esos grupos vulnerables. Toda esa exclusión a la
que es sometida la población juvenil de Honduras, debe expresarse de
alguna manera.
El
último año hemos tenido una fuerza contenida de ese sector de la
población: manifestaciones de estudiantes universitarios y de
secundaria, que han puesto en acción a las autoridades respectivas.
Quizá este sea el primer paso de la necesidad de diálogo que hay en la
sociedad hondureña. La juventud universitaria y el estudiantado de
secundaria han reiterado su disposición a tener un diálogo nacional
sobre la precariedad que existe en el sistema educativo del país y la
búsqueda consensuada de soluciones que beneficien a la juventud, padres y
madres de familia, a la sociedad en general. 9 de cada 10 chavos y
chavas están de acuerdo que se realice un convocatoria con todos los
sectores. Ese es un claro y directo mensaje de la juventud.
Es
urgente que las autoridades de educación, los diputados y diputadas,
los funcionarios públicos, el presidente mismo atiendan los clamores de
los jóvenes y tener los primeros pasos que nos encaminen a hablar de una
política integral para la juventud.
Parafraseando
a la joven bloguera hondureña, Paola Mejía, decimos a las autoridades
“sean humildes chikis”, dejen de ignorar a los chavos y las chavas y
llámenlos a dialogar.Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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