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Veamos este sueño social: suben el salario mínimo, se paralizan todos los procesos de privatización de las empresas estatales, se tratará de vender la electricidad estatal más barata, se derogan aquellas leyes que atentan contra los ciudadanos, leyes de contratación, de los despidos colectivos, y de los contratos colectivos; se invertirá sobre el rescate de 300 mil hogares en estado de extrema pobreza, se reanudan los permisos cancelados a medios de comunicación, se reincorporarán a sus centros de trabajo los funcionarios públicos despedidos, además se investigarán aquellos funcionarios que firmaron leyes y contratos que aumentaban las deudas internacionales que dañaban la economía local.
Este no es un sueño, son las medidas sociales que ha tomado de inmediato el gobierno de Grecia, presidido por Alexis Tsipras (*28 junio,1974), un joven político de 40 años de edad, marxista y militante de un partido de izquierda que lo ha llevado al poder.
En este momento se
encuentra renegociando el pago de la deuda multimillonaria que los gobiernos
griegos de derecha heredaron al pueblo
griego.
El triunfo de Alexis
Tsipras del partido Syriza, se debe a su promesa de rescatar la vida económica
equilibrada del griego común, que había sido destruida por los organismos
internacionales de crédito para producir un negocio asqueroso con la deuda, por
eso exclamó el presidente Tsipras en un momento indeterminado de su carrera
política: “Los mercados están haciendo su trabajo que es ganar dinero…nosotros
estamos haciendo nuestro trabajo que es proteger los intereses del pueblo
griego”.
Tsipras un líder
carismático, pleno de juventud, tiene dos frases importantes que marcan el
próximo destino de Grecia: “Lo importantes quien toca la flauta. Seremos
nosotros los que tocaremos la flauta y los mercados bailarán al compás”.
Estas frases provienen
de un líder informado sobre la
naturaleza del austericidio que proclaman el FMI, el BM y los bancos coaligados
que impulsan préstamos en los países de extrema pobreza financiera, cuyo
fin es el reajuste fiscal, con el propósito de estimular los mercados de las empresas
transnacionales y las empresas nacionales, como también consolidar sus ganancias, o sea ganar dinero
captando para ello los líderes nacionales políticos que al mismo tiempo son
empresarios y que son beneficiados de tales préstamos, ya que el garante es el estado y no sus
propiedades.
Los bancos
internacionales ponen dinero en las arcas de los gobiernos neoliberales con
aquellos objetivos, mientras su visión de desarrollo capitalista consiste en
realizar obras públicas con los dineros prestados, mientras sus empresas
transnacionales son las encargadas de realizar la obra social que ellos han
planificado.
Por eso remata Alexis
Tsipras: “nosotros estamos haciendo nuestro trabajo que es proteger los
intereses del pueblo griego”.
El otro eje muy
metafórico es la idea de quien toca la flauta, en este caso quien es el que
produce la música, el mensaje, la melodía,
y entonces expresa Tsipras: “Seremos nosotros los que tocaremos la
flauta y los mercados bailarán al compás”, rematando con otra expresión: “todos
pueden estar seguros de que este gobierno hará lo que dice, lo que impone la
historia de este país”.
En el fondo no se trata
de abandonar el modelo capitalista, pero si se trata de humanizarlo, a favor de
los consumidores, los usuarios y no de los mercados, de las empresas, de los
gobiernos neoliberales. Por ello ha dicho: Grecia tiene ya su voz propia, y su
propia capacidad de negociación”.
He allí entonces el
secreto de ese movimiento social Syriza, basado en la pragmática de la defensa de la nación, un país habitado
por seres humanos que necesitan las condiciones básicas para una vida de
dignidad social.
Syriza, es un acrónimo griego
de la Coalición de la Izquierda Radical, y su primer ministro Alexis Tsipras proviene
de la ideología política de la social democracia,
anticapitalista, eurocomunista y además del
altermundismo.
El pueblo griego fue sometido
durante décadas a un saqueo de su riqueza, de su soberanía, de sus derechos humanos,
de sus prerrogativas humanistas, mediante los gobiernos ultraderechistas impuestos
por el FMI, el BM y sobre todo, del neoliberalismo alemán que se opone de alguna
manera a renegociar la deuda griega con sus
bancos y empresas financieras.
El
triunfo de la izquierda
griega se convierte en una hendidura social e ideológica en la gran
esfera metálica con la cual el anticomunismo rancio y deshumanizado ha
gobernado
Europa desde que inventaron la Comunidad Europea que acabó con todas las
soberanías
de los países más pobres del eje neoliberal —Francia-Alemania—
que
son Grecia, España e Italia.
Indudablemente habrá un
efecto dominó en todo el mapa europeo, gobernado por los imperialistas neonazis,
belicistas y pro tercera guerra mundial, que según ellos habrá de salvar sus maltrechas
economías sociales.
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