Miami, (EEUU)Sábado, 20 Diciembre 2014 22:04.
El
periodista mexicano Jorge Ramos, el presentador de la televisión
hispana más prestigioso de Estados Unidos lo ha dicho muy tajante: “Los
periodistas debemos dejar de pretender que somos neutrales”, dijo el
presentador del noticiero nacional de la cadena Univisión al recoger en
Nueva York un premio por su defensa de la libertad de prensa.
La
opinión de Ramos, considerado uno de los 25 latinos más influyentes de
Estados Unidos, según la revista “Time”, ha despertado una gran
controversia, por poner en jaque a uno de los principios básicos del
periodismo.
En un artículo publicado en más de 40 diarios de Estados Unidos y América Latina, Ramos va más allá:
“Podemos
y debemos usar el periodismo como una arma para un mejor propósito: la
justicia social. Lo mejor del Periodismo se da cuando nos atrevemos a
tomar postura, cuando cuestionamos a los que están en el poder y
evitamos que abusen de su autoridad, cuando denunciamos una injusticia”.
Ramos es famoso por hacer preguntas difíciles en sus entrevistas a políticos.
Desde
su silla de presentador del noticiero más visto en los hogares hispanos
de Estados Unidos y en 13 países latinoamericanos, Ramos ha asumido su
compromiso con los inmigrantes indocumentados en una feroz defensa de
sus derechos para poder trabajar y vivir legalmente en este país.
Si
algún día esos once millones de indocumentados, en su mayoría mexicanos
y centroamericanos, puedan disfrutar de una amnistía en este país, se
lo deberán a Ramos, no a los políticos de Washington.
“No
soy menos periodista por tomar una posición. Al contrario. Hay veces en
que la única manera honesta de hacer periodismo es dejando de ser
neutral y confrontando a los poderosos”, agrega Ramos.
Lo
que Ramos pregona es una sacudida a la conciencia de los periodistas,
sobre hasta qué punto debemos dejar de ser objetivos y tomar partido.
En
su defensa, muchos pueden sacar a relucir si no hubiera sido por la
insistencia de dos jóvenes reporteros del “Washington Post”, Bob
Woodward y Carl Bernstein, no se hubiera sabido de las ilegalidades de
la Casa Blanca del presidente Richard Nixon en el escándalo “Watergate”.
Aristegui
reveló que la ex estrella de telenovelas mexicanas había comprado una
mansión de siete millones de dólares a una constructora que estaba
ligada a un consorcio chino que había ganado una licitación para
construir un tren de alta velocidad entre la capital y Querétaro.
La
comunicadora, quien también tiene un programa en CNN En Español, ha
sido despedida de muchas emisoras por su constante enfrentamiento con el
poder y por haber cedido estos medios a las presiones gubernamentales.
“Se
pueden imaginar lo que podría pasar si un contratista del gobierno de
EEUU hubiese financiado secretamente la casa de Michelle Obama?”, se
preguntó Ramos, al implicar que eso es corrupción y que, sin embargo, en
México, “ni siquiera hay una investigación independiente al respecto”.
Los
que son escépticos sobre lo que pregona Ramos (“Los periodistas debemos
dejar de pretender que somos neutrales”) ponen de manifiesto que es muy
fácil decirlo desde su posición de poder e influencia, sabiendo que su
empresa (Univisión) siempre lo respaldará y nunca lo despedirá.
En
varios países latinoamericanos, el periodista no sólo tiene que
enfrentarse al poder del gobierno de turno, sino también a la censura
del empresario del medio para el que trabaja, deseoso de no perder la
publicidad gubernamental.
Aunque
la objetividad y neutralidad debe ser un faro a seguir para todo
periodista, que duda cabe que la opinión, aunque encubierta, siempre se
cuela en cualquier nota periodística.
Pero
hay matices. Esta crónica, por ejemplo, desde el título hasta el
párrafo anterior, lleva la intención de llevar al lector de hacer una
reflexión subjetiva del tema que trata.
http://www.proceso.hn/component/k2/item/93144-%C2%BFdebemos-los-periodistas-dejar-de-pretender-ser-neutrales?.html
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