¿Cómo
plantarnos frente a la industria minera?
La minería es riqueza. Sin embargo, su explotación está estructurada para que esa riqueza se vaya fuera del país. Es fuente de corrupción y beneficios para funcionarios y políticos locales, al tiempo que es generadora de desastres ecológicos, ambientales y una amenaza creciente para la vida de las comunidades. La explotación minera y los proyectos hidroeléctricos van unidos por el mismo modelo extractivo, depredador, consumista y contaminador y concentrador de bienes y recursos. Es una explotación basada en la lógica del consumo infinito sobre un mundo con recursos limitados. La riqueza mineral deja miseria y desastre ambiental en contraposición a la creciente vida de lujo y derroche de los propietarios de las compañías mineras.
La
industria minera ha alcanzado tan alto nivel tecnológico que requiere
cada vez de muy poca mano de obra y de menos tiempo para la explotación
de una mina, dejando como secuelas un acelerado desastre ambiental y
destruidas las formas comunitarias tradicionales de vida. Una comunidad
tocada por la explotación minera nunca volverá a ser la misma, sus
tejidos culturales quedan rotos, y la explotación minera conlleva,
promueve e incentiva la división y la corrupción.
En
la industria minera existen sin duda dos cosmovisiones, es decir, dos
maneras de ver y de relacionarse con el mundo. Una primera manera es la
que mira la naturaleza y la tierra como una madre, como fuente vida y
don sagrado para pueblos y comunidades. Las comunidades indígenas dan
testimonio que “la tierra es nuestra madre y las mineras la tienen
destrozada, le han partido el corazón y eso es un atentado contra Dios”.
Una segunda manera de ver la naturaleza es la de los mineros y
empresarios extractivistas. Las montañas y las minas, el agua y los
bosques son negocios, dinero, crecimiento, desarrollo, bienestar
económico. Todo hay que convertirlo en capital.
La
industria minera extractiva, íntimamente unida a los proyectos
hidroeléctricos contaminantes, es tan criminal que está provocando un
fenómeno creciente de resistencia de comunidades muy articuladas con
organizaciones ambientalistas y populares. Como contrapartida, las
mineras en alianza con empresarios nacionales y autoridades públicas,
amenazan, persiguen, secuestran y asesinan a dirigencias y comunidades.
Las
compañías mineras se confabulan con los diputados para aprobar figuras
jurídicas con el propósito de criminalizar las luchas de resistencia
contra la explotación minera y las concesiones de agua. También han
articulado alianzas con comunicadores para controlar la información,
desfigurar las luchas y presentar la industria extractiva y contaminante
como “bondadosa” para las comunidades, el Estado y la sociedad.
Las
comunidades y organizaciones ambientales se apoyan en medios de
comunicación alternativos y en las redes sociales, sin alcanzar todavía
capacidad para contrarrestar el cerco mediático. Las compañías mineras
han construido un escenario de conflicto y de polarización. Ellas tienen
bien definido su objetivo: convertir toda la riqueza natural en dinero.
Las comunidades, organizaciones ambientales, ecologistas y populares y
las iglesias que buscan ser fieles al Evangelio, no tenemos ningún otro
camino que articularnos en una lucha común por la paz y la vida a partir
de la defensa y protección de nuestros bienes naturales.
La
tragedia de los mineros en el Corpus no es única, es la expresión de la
trágica realidad de la minería, y hemos de articularnos y movilizarnos
porque la Vida es un Don de Dios y lo hemos de defender en pie de
testimonio, desde la lucha organizada, popular, pacífica y no-violenta.
Hoy estamos a tiempo, mañana será demasiado tarde.
Derechos
compartidos, citando la fuente | Contáctenos | Misión | Historia | www.radioprogresohn.net
|
Si
no se ha suscrito Nuestra Palabra, envíe un correo electrónico a multimedia@radioprogreso.net con el mensaje de
suscripción.
No hay comentarios :
Publicar un comentario