Miércoles 2 de abril 2014
La
oposición se ha convertido en un quebradero de cabeza de los dirigentes del
modelo bipartidista. Hasta ahora la oposición funcionó como relojito suizo en el
engranaje del co-gobierno azul y colorado. La oposición fue siempre uno de los
dos partidos que perdía la presidencia de la República, compartía el reparto de
puestos en la administración pública sabiendo que la iniciativa la tenía el
partido que presidía el poder Ejecutivo. Esa fue la única oposición que entendió
el modelo bipartidista.
Lo
demás, aquello que se expresaba fuera de los círculos de la administración
pública, que repudiaba las decisiones que tomaban los dos partidos en asuntos
políticos y económicos, eso no era oposición.
Eso era subversión, comunismo,
terrorismo, era asunto de desadaptados sociales, cabezas calientes, y en el
mejor de los desprecios, cosa de “ilusos”, como un día se le llamó a un grupito
de fiscales que realizaban una huelga de hambre en contra de la corrupción
entronizada en la administración pública.
El
molde de esa oposición se rompió tras los resultados electorales de noviembre de
2013. Uno de los dos partidos ganó con dificultad la presidencia de la
República, pero el otro partido ya no quedó en el lugar que siempre le debió
tocar dentro del engranaje del modelo bipartidista. Aquello que no era
oposición, sino subversión y desestabilización, pasó a ocupar el sagrado derecho
que le tocaba solo a uno de los dos partidos tradicionales, y hasta se ha
situado en la peligrosa posición de ganar la presidencia de la República. ¿Qué
hacer con ese sector intruso que a partir del año 2014 ha adquirido carta de
ciudadanía oficial?
Ante todo, los dos partidos se han olvidado de un tajo que tienen colores distintos, se han olvidado que son formalmente partidos distintos, y se hacen un solo racimo en todas las estructuras del Estado, con el propósito de aislar y mediatizar al intruso que ha venido a ocupar el sagrado lugar que solo a uno de los dos partidos le corresponde. Luego se ponen de acuerdo en concentrar todo el poder posible en el Ejecutivo que en este caso representa al bipartidismo en pleno.
Los
estrategas del bipartidismo han sentido pasos de animal grande, y han puesto a
andar los dispositivos para transformar el mapa político que pone en riesgo la
existencia misma del modelo de partidos liderado por los dos tradicionales. No
solo busca aislar a la oposición intrusa en este tiempo, sino de recuperar la
maquinaria que funcionó con precisión a lo largo de varias décadas. Para ello,
al menos tres medidas están en marcha: una, reestructurar la Constitución para
permitir la reelección y así asegurar los liderazgos de la más pura cepa; dos,
recuperar al actualmente enclenque partido Liberal; tres, quitar banderas de
lucha política y social a la izquierda, desprestigiarla, reprimirla y
debilitarla para que no solo se estanque sino que deje se significar un peligro
para el modelo bipartidista en el que descansa el modelo neoliberal.
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miércoles, 2 de abril de 2014
HONDURAS: NUESTRA PALABRA ¿Cómo busca resolver el bipartidismo oligárquico el asunto de la oposición?
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