Ante la creación de
la Policía Militar y su pronta salida a las calles, la Campaña “Ni encerradas, ni con miedos”, conformada por Radio Progreso, el Foro de Mujeres
por la Vida, y el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, ERIC,
manifiestan a la comunidad nacional e internacional:
1. Las instituciones vinculadas a la seguridad y justicia
en nuestro país, han dado muestras de su ineficiencia, evidenciando graves
fallas estructurales y una serie de actos de corrupción en repetidas ocasiones.
Prueba de ello es la vinculación de policías y militares en crímenes; el
fallido proceso de depuración policial; las engavetadas propuestas de la
Comisión para la Reforma de la Seguridad Pública; la elección inconstitucional
de un Fiscal General y adjunto; la falta de independencia del poder judicial y
la participación de estas instancias en violaciones a los Derechos Humanos a
nuestro pueblo como el golpe de Estado 2009.
2. Es de gran preocupación para las
organizaciones defensoras de Derechos Humanos, que las políticas y estrategias
de seguridad implementadas por el gobierno de Honduras, se encuentran
encaminadas a remilitarizar el país y a invertir recursos en el fortalecimiento
de las Fuerzas Armadas. Dejando desprotegido aéreas fundamentales para la
seguridad de la población, como las acciones encaminadas a prevenir, sancionar
y erradicar la violencia contra las mujeres.
3. Son precisamente las instancias arriba mencionadas que
por acción y omisión, cotidianamente atentan contra la seguridad y la justicia
en nuestro país. Todo esto genera altos índices de impunidad y violencias, que
impactan directamente en la población y específicamente en la seguridad de las
mujeres. Lejos de reconocer esto como un problema de seguridad de Estado, el
Gobierno de Honduras no sólo no ha logrado reducir la inseguridad de las
mujeres sino que ha contribuido a su empeoramiento. Para muestra desde el año 2005 hasta el
2012, la muerte violenta de mujeres mantiene una tendencia creciente pasando de
175 a 606 feminicidos en el 2012, lo que representa un aumento de
246.3%”[1].
4. Ahora se crea la Policía Militar del Orden Público,
aprobada por el Congreso Nacional el 22 de Agosto 2013, en primer debate y que
permite que 5 mil militares salgan a las calles a realizar funciones de
policías a partir del 3 de Octubre del año en curso. La Policía Militar no es
más que el retorno a la militarización de la policía y representa un retroceso
en materia de seguridad y Derechos Humanos, regresando a Honduras casi dos
décadas atrás, cuando la seguridad en manos de los militares causó asesinatos,
desapariciones, tortura, saqueo del país y represión del pueblo. Con esta
acción se intenta borrar un proceso de años que intentó devolver la seguridad a
manos del poder civil y se pone en riesgo la integridad de la
ciudadanía.
5. Las mujeres que mantenemos viva la memoria histórica de
nuestro pueblo, en vísperas de que los militares salgan a las calles asumiendo
funciones que no les corresponden. Recordamos hoy a nuestros hijos, hijas,
parejas, familiares y amistades desaparecidas en manos de militares. Sentimos
las huellas dolorosas en nuestros cuerpos producto de torturas, violencia sexual
y represión de militares. Recordamos la implicación de estos en el reciente
golpe de Estado de Honduras y en muchos otros golpes a las democracias de
pueblos hermanos. Revivimos el miedo que sentimos en las comunidades producto
del acoso y represión que la ideología militarista pretende imponer en nuestros
territorios y vidas
6. Las organizaciones que integramos la campaña “Ni
encerradas, ni con miedos”, nos manifestamos totalmente en contra la
creación de la Policía Militar del Orden Público, ya esta además de ser
inconstitucional, tampoco responde a las necesidades de seguridad en el país. La
seguridad es un derecho humano de las mujeres y hombres de esta nación. Honduras
requiere medidas serias en esta materia, pero estas deben estar vinculadas a los
estándares nacionales e internacionales de derechos humanos, deben ser garantes
de la libertad de la población, necesitan impulsar el funcionamiento de poderes
e instituciones independientes y comprometidas con el bien común. La seguridad
de Honduras no puede y no debe estar en manos de aquellos que han sido señalados
nacional e internacionalmente por graves violaciones a los derechos humanos de
nuestro pueblo.
7.
En el caso de las mujeres, esta
seguridad solo puede ser real si conecta a todas las esferas de nuestra vida, es
decir lo íntimo, privado, y público. Si reconoce la violencia contra las mujeres
como un problema grave de seguridad. Si propicia la autonomía en nuestras vidas
y protege todos nuestros derechos. Una seguridad basada en las mismas armas que
nos asesinan, en militares que nos causan miedo y violencia, no es seguridad, es
represión. Las mujeres no queremos permanecer ni encerradas ni con miedos.
Exigimos seguridad para todas, en todos los espacios, con todos nuestros
derechos.
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