6.000 entre Tegucigalpa y San Pedro Sula .
Carlos y Saúl (nombres ficticios) tienen 8 y 12 años respectivamente.
Ambos pasan la mayor parte del tiempo en la calle, por no decir todo el
tiempo.
El jueves a las 12 del mediodía estaban sentados en el Parque Las
Mercedes comiendo un cono y un pedazo de pizza que les había regalado
alguna buena persona.
Ellos viven en la colonia El Lolo. No se habían visto nunca en esa
colonia, no son parientes ni relativos, pero la necesidad de sobrevivir
los unió. Saúl hace mucho tiempo que dejó de ir a su hogar, duerme en
cualquier rincón que encuentra, y Carlos, la última vez que visitó su
casa fue la semana pasada, y por lo que contó no tenía planes de
regresar.
Ambos caminan por la capital pidiendo dinero o comida, o también
comiendo lo que encuentran. Sin zapatos y con sus ropas sucias van de
aquí hacia allá por todo Tegucigalpa y Comayagüela haciendo frente al
desprecio que les demuestra la gente, y al maltrato que a veces sufren
de las autoridades.
En más de una ocasión oficiales de policía los han despertado a patadas
y empujones de donde están durmiendo y los corren del lugar, según
relatan. Cuando se les preguntó cómo hacían cuando no encontraban qué
comer, Saúl metió su mano en el bolsillo del pantalón y sacó una bolsa
plástica con pegamento amarillo.
SEIS MIL NIÑOS EN LAS CALLES
Estos dos pobres infantes viven ante el peligro y desamparo de las calles al igual que otros más de 6 mil críos que andan en estas condiciones en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula. A nivel nacional hay todavía más niños en la calle, pero es difícil determinar la cantidad.
Estos dos pobres infantes viven ante el peligro y desamparo de las calles al igual que otros más de 6 mil críos que andan en estas condiciones en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula. A nivel nacional hay todavía más niños en la calle, pero es difícil determinar la cantidad.
Casa Alianza Honduras reveló los datos esta semana de una investigación
elaborada al entrevistar a 364 niñas, niños y jóvenes que viven fuera
de su hogar. En el estudio se muestran los datos de este grupo social
que está siendo afectado por la pobreza y la situación del país. El 46
por ciento de estos niños y jóvenes viven permanentemente en las calles,
al igual que Carlos y Saúl, y el restante 54 por ciento regresan a sus
casas a dormir, pero después de pasar por lo menos 12 horas en el
exterior.
Un punto importante que tocó el estudio es que más de la mitad de la
niñez de la calle, un 55 por ciento, vienen de hogares mono-paternales,
es decir, que la única figura autoridad y el único sustento del hogar es
la madre. Y también más de la mitad de estos críos han sufrido
maltratos de diferentes tipos en sus hogares, lo que les ha provocado
abandonarlos y salir a las calles.
La educación de estos niños también es mala. Apenas un 2 por ciento ha
terminado la educación secundaria y un 19 por ciento la educación
primaria. Un 13 por ciento de los jóvenes dijo nunca haber estado en un
aula de clases.
Como no cuentan con conocimientos y herramientas intelectuales para
generarse un futuro se dedican a actividades como reciclar basura,
limpiar los vidrios de los carros, ser vendedores ambulantes, mendigar,
entre otras diligencias que les generan riesgo. Como Carlos y Saúl,
muchos jóvenes de la calle se ven en la necesidad de consumir drogas
para oprimir sus demás exigencias básicas. En San Pedro Sula el 94 por
ciento de ellos consumen algún tipo de drogas y en Tegucigalpa un 60 por
ciento.
Fotos: hijosdelacalle.blogspot.com
DROGAS
Los estupefacientes más utilizados por la niñez y juventud de la calle son la marihuana, el pegamento, thinner, el alcohol y los cigarrillos.
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Los estupefacientes más utilizados por la niñez y juventud de la calle son la marihuana, el pegamento, thinner, el alcohol y los cigarrillos.
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