viernes, 5 de abril de 2013

HONDURAS: OFRANEH: Las rencillas entre la ultraderecha y la nueva Ley de Telecomunicaciones // Mucha buya, pero las nueces están por verse * Wilfredo Godoy Sandres


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voselsoberano.com | Jueves 04 de Abril de 2013 12:23
A inicios del mes de diciembre del año pasado, Porfirio (Pepe) Lobo denunció un complot para derrocarlo "como Zelaya", señalando a los diarios El Heraldo y La Prensa, pertenecientes a Jorge Canahuati Larach, entre los supuestos incitadores de su defenestración.
Es de conocimiento público, que en Honduras actualmente existe una pugna visceral entre grupos de la ultraderecha para controlar el país, especialmente después del golpe de Estado del año 2009. Los viejos socios se enfrentan a raíz del masivo fraude electoral cometido en las elecciones del pasado noviembre, donde el actual Presidente del Congreso Nacional, Juan Orlando Hernández, ha sido ungido heredero de la casa presidencial.
 
El despliegue de la denuncia de Lobo en relación al supuesto complot, fue la antelación del golpe perpetrado por el Poder Legislativo al Judicial, cuando fueron destituidos por el Congreso nacional cuatro magistrados de la Corte Suprema de Justicia que semanas antes habían emitido el fallo de inconstitucionalidad de la Ley de Regiones Especiales para el Desarrollo (RED) conocida como Ciudades Modelo, iniciativa que se perfila como un proyecto neocolonial, y no es más que un pingue negocio para la élite de poder nacional e inversionistas extranjeros.
 
Canahuati Larach, honorable miembro de la siniestra SIP (Sociedad interamericana de Prensa) jugó un enorme papel en el golpe del 2009 en contra de Manuel Zelaya. A los pocos meses de haber asumido Zeleya la presidencia, Canahuati perdió su lucrativo negocio de venta sin licitación de medicinas y armas al Estado. A partir de los seis primeros meses del mandato de Zelaya, los períodicos de Canahuati iniciaran una campaña de desestabilización, incrementada a medida del acercamiento de Honduras al AlBA y PETROCARIBE.
 
La SIP y sus miembros en el presente siglo se han destacado por sus campañas de desinformación e intimidación en contra de gobiernos populares, logrando desfigurar el derecho a la libre expresión, al utilizarlo como un arma de doble filo, más dirigida a proteger los intereses de las minorías que han venido saqueando a América Latina.
 
La administración Lobo, radios comunitarias y el derecho a libre expresión
 
A finales de enero del año 2001, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) efectuó una consulta electrónica que duró una semana con el propósito de emitir una resolución mediante la cual se pretendía suspender el otorgamiento de nuevas frecuencias para emisoras radiales de baja potencia, alegando la existencia de un alto grado de saturación en la ocupación del espectro radioeléctrico dentro de la banda 88–108 MHz.
 
Durante el período posterior al golpe denominado el "intinerato" y de la actual administración, las radios comunitarias en Honduras han sufrido de persecución estatal. A inicios del año 2010, la Radio Faluma Bimetu de Triunfo de la Cruz fue incendiada por desconocidos, ante su defensa acérrima del territorio ancestral de esa comunidad. Los miembros de la Radio Zacate Grande, han sido frecuentemente hostilizados por las autoridades, ademas de los integrantes de la Voz Lenca. Se suma a estas represiones la ejecución de comunicadores sociales, crímenes que nunca han sido investigados de forma fehaciente.
 
En los últimos tres años, el absurdo incremento de la violencia en Honduras y el estado fallido inducido en el cual sobrevivimos, ha dado lugar a una mordaza informativa, que en la mayoría de los  casos es impulsado por los propietarios de los latifundios mediáticos. Los pocos medios de comunicación independientes existentes, suelen acallarse ya sea por temor o  por el efecto de las dádivas estatales.
 
De los borradores de la nueva Ley de Telecomunicaciones y su presunta efectividad
 
En Honduras puede existir una ley perfecta, pero desafortunadamente ante las condiciones de indefensión jurídica que padecemos los hondureños, la aplicación de la misma se desvanecerá en medio de los intereses de la élite de poder. La falta de independencia entre los poderes del Estado, ratificada por el golpe del 12-12-12, sumió al país en una dictadura civil, con un plan de nación marcado por la entrega del territorio, yacimientos de hidrocarburos y los remanentes de los recursos forestales al capital extranjero.
 
El debate surgido alrededor de la denominada "Ley Mordaza", es una pugna entre los señores feudales "gobernantes" del país desde hace décadas. El fraude que se avisora en las próximas elecciones, obliga al partido nacional refrenar a los medios de comunicación que puedan criticar la imposición del candidato ungido como futuro presidente del país. La Expropiación Forzosa incluida en la ley, es una herramienta para acallar cualquier posible denuncia sobre el fraude que se cuece desde el Congreso Nacional para así lograr el continuismo y ejecutar mas libremente el plan de subasta del país, vendido por la actual administración como el plan de nación.
 
Para la OFRANEH conceder el beneficio de la duda a la administración Lobo sería un acto de traición a nuestro pueblo, ante el inminente peligro de perder gran parte de nuestro territorio a través de la inconstitucional Ley RED o Ciudades Modelo. Si hace dos años desde CONATEL trataron de restringir las radios comunitarias, con la apertura del dial pretendido por Lobo, simplemente se dedicará el actual gobierno a otorgar frecuencias para radios "comunitarias" manejadas desde patronatos nacionalistas, oneges de ultraderecha e incluso iglesias fundamentalistas.
 
Al final de cuentas, el problema con los borradores de la nueva Ley es más político que de fondo jurídico.
 
 
Sambo Creek, 4 de Abril del 2013
 
 
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH
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Mucha buya, pero las nueces están por 
verse
 
* Wilfredo Godoy Sandres
 
Se ha informado que ya está en el  Congreso Nacional, 
la propuesta de reformas a la Ley de Telecomunicacione. 
Una iniciativa que desde hace muchos años vienen 
impulsando distintos sectores que aspiran a una 
especie de"reforma agraria" del espectro radioeléctrico. 
 
Nos es poco lo que está en juego, es el poder mismo, 
puesto que quien controla los medios, controla la 
información y quien contrala la información controla 
el poder.  Si se pierde el control de la información 
se pierde poder. Si se democratiza la información, se
 democratiza el poder. 
He allí el asunto, porque la democracia consiste en 
la participación colectiva en la toma de deducciones 
y decidir por X o Y depende de la información de la 
que dispongamos, de allí el poder de los medios en 
inducirnos hacia X o Y.        Así es que para que 
Y tenga iguales oportunidades que X, ambas deben 
tener  las mismas posibilidades de mostrarse ante 
quienes toman las decisiones. Y si además de X y Y 
existe A y B, lo justo, lo democrático es que también
 A y B tengan medios con los cuales hablar a su favor. 
 
Por eso es que los cambios anunciados han hecho que 
los dueños de los grandes medios de comunicación y 
sus afines “pongan el grito en el cielo“. Para ello 
se han agarrado de un argumento rebuscado, según el 
cual esa ley tiene como propósito restringir la 
libertad de expresión. 
Hábil y convenientemente  procuran desviar la atención
 y distorsionar algo que no es la parte  toral del 
proyecto.
Lo que no dicen es que el espectro radioeléctrico es 
un recurso natural que como tal es un bien público 
que administra el Estado. Que además ese recurso es 
limitado y que tomando en cuenta que son muchas las 
personas, empresas y organizaciones  que desean poseer 
 un medio de comunicación, no es democrático ni justo 
que unos pocos controlen casi todas las frecuencias. 
 
El debate sobre el acaparamiento de las radiofrecuencas 
y el cuestionamiento a la forma en que se otorgan, no 
es nada nuevo. Lo nuevo es que el gobierno le haya dado 
apertura 
al tema, lo cual resulta un tanto extraño y hasta 
sospechoso.
En primer lugar porque es un gobierno de un partido 
elitista el que da apertura a la posibilidad de que 
las frecuencias se redistribuyan de una manera más 
equitativa. Es el mismo partido que ha gobernado con 
un enfoque neoliberal en el que no podría entrar esta 
reforma a la ley de telecomunicación. La propuesta 
será discutida en el mismo Congreso que ha privatizado 
hasta los ríos e incluso ha puesto pedazos del 
territorio nacional  a disposición del mejor postor, 
retirando de esos espacios potestades soberanas del 
Estado.  Es el mismo partido que siempre se hace 
problemas con los gremios de  trabajadores por las 
medidas que toma para arrebatarles sus conquistas. 
Y de pronto vienen a reivindicar la prevalencia del 
Estado sobre un recurso natural como el espectro 
radioeléctrico y argumentar que hay que democratizarlo,
aunque para ello tengan que confrontar a las élites 
que actualmente las monopolizan. Hasta al Comisionado 
Nacional de los Derechos Humanos tienen que enfrentar, 
puesto que éste paradógicamente  se opone a la 
propuesta de Ley, aun cuando si esta  se llegara a 
aprobar tal como ha sido presentada, impulsaría  el 
pluralismo y potenciaría la libertad de expresión de 
grupos históricamente excluidos. 
 
Esta apertura a discutir la Ley de Telecomunicaciones,
tiene un olor raro como en el caso de  la Ley de 
Tarjetas de Crédito y la revisión a las exoneraciones. 
 
No resulta fácil confiar en que tras esa apertura sólo
hayan buenas intenciones. Las sospechas van desde que,
aprovechando una causa justa, se esté haciendo una 
escaramuza para mantener entretenida a la opinión 
publica, hasta que se trate de una confrontación entre
los viejos grupos de poder económicos y los emergentes.
Otra posibilidad es que sea una estrategia de 
mimetización en la cual el candidato del partido de 
gobierno habiendo caído en la cuenta que el electorado 
ha adquirido conciencia de que en el país realmente 
mandan los banqueros, los grandes comerciantes y 
dueños de medios de comunicación, quiere lucir como 
un hombre de centro, 
distanciado y hasta confrontado con esos grupos a 
raíz de haber atendido viejos reclamos de  sectores 
excluidos. Pareciera que la idea es agitar las 
confrontaciones sociales para luego repontenciar 
el discurso de la "reconciliación" he insistir en 
que el país necesita un presidente que no esté "ni 
a la Derecha"  ni a la Izquierda. Otra posibilidad 
es que se este utilizando una iniciativa originalmente
 bien intencionada, para introducir elementos de 
negociación y chantaje a los grupos con los que habrá 
que negociar.
 
No sería raro que sea esta la primera vez que el 
Legislativo le niega la aprobación de una iniciativa 
de ley al Ejecutivo, intentando así estratégicamente 
(e inútilmente) disolver la imagen del binomio 
Hernadez - Lobo, ya que el titular del ejecutivo 
sufre ya de muy baja aceptación.  
 
Hasta ahora de quienes no se puede dudar de sus 
buenas intenciones es de la agrupación C-LIBRE, quien 
encabezó la propuesta, porque su preocupación por el 
tema de la comunicación libre no es algo nuevo en su 
agenda. Lo mismo se puede decir de la representación 
de  radios comunitarias y organizaciones sociales que
participaron en su socialización. Por conducto de 
esas organizaciones es que la Ministra Ana Pineda, 
quien también se ha ganado el repudio de los grandes 
medios,conoce desde hace años las aspiraciones de 
quienes desean una democratización de las  
comunicaciones.
Pero tomando en cuenta que en el Congreso Nacional 
la mayoría de los diputados representan intereses 
de grupos de poder incluidos los grandes medios de 
comunicación y que incluso varios diputados son 
los dueños de medios a escala departamental, se ve 
cuesta arriba que este Congreso apruebe una reforma
 que implique quitarle frecuencias a los medios 
poderosos que las han acaparado, para ponerlas al 
alcance de sectores marginados que por años han 
demandado una. 
 
Al final, como el propósito no es hacer reformas 
reales sino crear la impresión de que lo están 
haciendo, todo quedará en tibios cambios, con los que 
harán una gran alaraca como si hubieran derrumbado los
 monopolios y destruido los privilegios. 
Pueden hacerle cualquier reforma a la Ley, pero si 
esta no propicia que los distintos sectores tengan 
acceso a una frecuencia con la cual potenciar sus 
asuntos desde un medio que amplifique la difusión, 
todo habrá sido pura buya.  Por ahora todo parece 
indicar que con el pretexto de socializar la propuesta
de Ley con todos los sectores, cosa que ya hicieron 
en Casa Presidencial, el Congreso se tomará el tiempo
necesario para hacer sus cálculos de conveniencia. 
 
Mientras tanto sólo queda estar atentos para ver si 
no es "mucha buya y pocas nueces".
 
* Periodista
               

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